— Aguantad, heroes El trabajo no termino aun. Tenemos que modificar una helada en el Oeste Medio y yo quiero arrojar todo cuanto poseemos en el Omega, debilitandolo lo mas posible. ?Ahora. . .a la tarea!.

Era casi media noche cuando Ted nos dijo que podiamos dejarlo. El personal de nuestro Proyecto, ahora verdaderos fabricantes del tiempo, habia debilitado al Omega hasta el punto en que solo era ya una tormenta tropical, perdiendo rapidamente su fuerza por encima de las aguas frias del Atlantico Norte. Una ligera nieve rociaba zonas de la parte superior del Oeste Medio, pero nuestras predicciones de aviso llegaron a tiempo y los fabricantes del tiempo podiamos quitar mordiente, en su mayoria, al frente frio. Las estaciones meteorologicas locales informaban solo de problemas insignificantes producidos por la helada. La nieve no llegaba a alcanzar dos centimetros y medio.

La mayor parte del personal del Proyecto se habia ido a dormir. Solo quedaba una dotacion reducida en el centro del control. Barney, Tuli y yo gravitamos hacia el escritorio de Ted. Habia pedido una maquina de escribir y estaba tecleando.

— 'Dimision' lleva acento, ?verdad? — pregunto.

Antes de que ninguno pudiese responder, sono el telefono. Ted establecio la comunicacion. Era el doctor Weis.

— No era preciso que llamase — dijo Ted -. Se acabo el juego. Lo se.

El doctor Weis parecia profundamente agotado, como si personalmente hubiese estado luchando contra la tormenta.

— Esta noche tuve una larga charla con el Presidente, Marrett. Usted le ha colocado en una posicion dificil y a mi en otra imposible. Para el publico en general, es usted un heroe. Pero no me fiaria de usted como tampoco me fiare nunca de un ciclotron.

— No se lo censuro, me imagino — respondio Ted tranquilo -. Pero no se preocupe, no tendra que despedirme. Estoy dimitiendo. Quedara usted libre de toda culpa.

— No puede marcharse — dijo con amargura el doctor Weis -. Es usted un recurso nacional, en cuanto respecta al Presidente. Paso la noche comparandolo con la energia nuclear le quiere domesticado y bien atado.

— ?Atado? ?Para el control del tiempo?

Weis asintio sin decir palabra.

— ?El Presidente quiere un trabajo verdadero en el control del tiempo? — Ted mostro una enorme sonrisa -. Esas ataduras son las que he tratado de conseguir desde hace cuatro anos.

— Escucheme, Marrett. El Presidente quiere que trabaje usted en el control del tiempo, pero yo soy quien quedara responsable de controlarle. Y yo nunca… ?me oye? ?Nunca!… permitire que dirija un Proyecto o que se acerque en lo mas minimo a la direccion de ese proyecto. Voy a encontrar jefes para usted, que le puedan tener bien embotellado. Haremos trabajo de control del tiempo y utilizaremos sus ideas Pero usted nunca se encargara de nada mientras yo este en Washington…

La sonrisa de Ted se apago.

— Esta bien — dijo, cenudo -, mientras haga el trabajo… y se .haga bien. De cualquier forma, no esperaba conseguir por esto la Medalla Nacional.

Aun echando llamas por los ojos, el doctor Weis dijo:

— Tiene usted suerte, Marrett. Mucha suerte. Si los sistemas del tiempo hubiesen sido ligeramente diferentes, si las cosas no hubiesen resultado tan bien…

— No fue suerte repuso Ted -. Fue trabajo, el trabajo de muchas personas, y cerebros y valor. Eso es lo que le gana a usted el control del tiempo… el verdadero control del tiempo. No importa cuales sean los sistemas del tiempo si uno tiene que cambiarlos todos para que convengan a sus necesidades. No se necesita suerte, solo tiempo y sudores. Uno hace el tiempo que desea. Eso realizamos nosotros. Por eso tenia que resultar; era preciso que lo abordasemos a la suficiente escala.

— Suerte o pericia — dijo cansino el doctor Weis -, no importa. Ahora tendra control, del tiempo. Pero bajo mi direccion y en mis condiciones.

— Hemos ganado — exclamo Ted cuando corto el telefono -. Hemos ganado en verdad.

Barney se dejo caer en la silla mas proxima.

— Esto es demasiado para que ocurra a la vez. Me parece que no podre creerlo.

— Es cierto respondio tranquilo Ted -. Ahora el control del tiempo es un hecho. Vamos a realizarlo.

— Tendras que trabajar bajo las ordenes del doctor Weis y de quien el senale para dirigir el programa — dije.

Ted se encogio de hombros.

— Ya trabaje para Rossman. Puedo trabajar para cualquiera. El trabajo es importante, no los titulos que te dan.

Tuli se froto la cintura y murmuro:

— Yo no se que os pasara a vosotros, inescrutables occidentales, pero este mongol de sangre roja se esta muriendo de hambre.

— Yo tambien, ahora que lo pienso — corroboro Ted -. ?Vamos, muchachos, celebremos el triunfo con un desayuno!

— Muchachos repitio Barney, cenuda.

— Ah, es cierto, eres una chica. Vamos, muchacha. Parece ser que ya no tendras que hacer de segundo violin en el concierto de los huracanes — la cogio del brazo y se dirigio hacia la puerta -. ?Crees que podrias continuar siendo el centro de mi atencion?

Barney se volvio a mirarme. Me levante y la tome del otro brazo.

— Si no te importa, sera tambien el centro de mi atencion.

Tuli sacudio la cabeza al unirsenos.

— Sois barbaros. No me extranan vuestros ataques nerviosos. Uno nunca sabe quien se casara con quien Y yo ya tengo a mi futura esposa elegida; nuestras familias concertaron la union cuando ambos teniamos cuatro anitos.

— Por eso te encuentras aqui en los Estados Unidos — bromeo Ted.

Barney dijo:

— Tuli, no hagas nada para que cambien de idea. Desde que yo tenia cuatro anos no me dedicaron tantas atenciones los hombres como en este momento.

Bajamos por la escalera principal y salimos a la calle. Las aceras tenian charcos de lluvia, un efecto colateral de Omega, pero en el cielo las estrellas brillaban por entre los retazos deshilachados de las nubes.

— Hoy el mundo va a despertar y descubrir que el hombre puede controlar el tiempo dijo Ted.

— No, en realidad — le previno Tuli -. Solo estamos en el principio. Aun nos quedan por delante anos de aprendizaje. Decadas, quiza siglos.

Ted asintio, una sonrisa de satisfaccion en su cara.

— Puede. Pero ya hemos empezado. Eso es lo importante.

— ?Y los problemas politicos que esto originara? — pregunte -. ?Los cambios oficiales y economicos que comportara el control del tiempo? ?Que hay de eso?

Solto una carcajada.

— Eso es para que os preocupeis los administradores como tu y el Presidente. Yo tengo bastante trabajo para seguir atareado: seis cuatrillones de toneladas de aire… y una chica matematica.

EPILOGO

Algo mas de dos anos despues, en una dorada tarde de octubre, las Naciones Unidas celebraron una sesion especial al aire libre en Washington, para oir las palabras del Presidente, que se dirigia a todos los miembros de la Organizacion.

Fue la primera vez que vi a Barney y a Ted desde su boda, seis meses antes. Ella me comunico su decision con la maxima gentileza y yo aprendi que es posible vivir completo con dolor aun cuando no haya esperanza de curarse por Habia seguido gobernando Eolo; ahora en el Laboratorio existia trabajo en abundancia. Ted y Barney

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