– ?De verdad?

– Si.

– Ahora, estate atento. Si sale esta manana con la gorra de marino puesta, la gorra de capitan, eso quiere decir que vamos a salir en el yate. El medico le dijo que se comprara un yate, por su salud.

– ?Es grande?

– Ya lo creo. ?Oye, cogiste todas esas monedas del suelo la pasada noche?

– Si -conteste.

– Es mejor coger solo unas pocas y dejar unas cuantas.

– Supongo que tienes razon. ?Vuelvo a echar algunas?

– Si ves la oportunidad.

Me levante y empece a vestirme cuando Jerry entro corriendo en el dormitorio.

– Esta parado enfrente del espejo ajustandose la gorra en el angulo correcto. ?Vamos a salir en el yate!

– Esta bien, Jerry -dijo Laura.

Empezamos los dos a vestirnos. Salimos justo a tiempo. Wilbur no dijo nada. Estaba de resaca. Le seguimos escaleras abajo hasta el garaje y nos metimos en un coche increiblemente viejo. Era tan viejo que tenia detras un asiento de esos «ahitepudras» que se abren como un maletero. Grace y Jerry subieron al asiento delantero con Wilbur y yo me subi al ahitepudras con Laura. Wilbur salio por el sendero, cogio la calle Alvarado en direccion sur y pusimos rumbo a San Pedro.

– Esta con resaca y no quiere beber, y cuando el no bebe, no quiere que nadie lo haga, el cabron. Asi que ten cuidado -me dijo Laura.

– Carajo, necesito un trago.

– Todos necesitamos un trago -dijo ella. Saco una botella de tercio de su bolso y desenrosco el tapon. Luego me la paso.

– Ahora espera a que nos mire por el retrovisor. En el momento en que sus ojos vuelvan a la carretera, tomate un trago.

Al poco rato vi los ojos de Wilbur examinandonos por el retrovisor. Entonces volvio a mirar a la carretera. Me pegue un lingotazo y me senti mucho mejor. Le volvi a pasar la botella a Laura. Ella aguardo a que Wilbur nos mirara por el retrovisor y luego apartase la vista. Era su turno. Fue un viaje placentero. Cuando llegamos a San Pedro la botella ya estaba vacia. Laura saco un poco de chicle, yo encendi un puro y saltamos fuera del coche. Mientras ayudaba a Laura a salir del asiento, su falda se levanto y pude ver aquellas largas piernas de nylon, las rodillas, los delicados tobillos. Empece a ponerme cachondo y volvi mi mirada hacia el mar. Ahi estaba el yate: The Oxwill. Era el yate mas grande del muelle. Llegamos hasta el en una pequena motora. Subimos a bordo. Wil-bur saludo a algunos marinos y a algunas ratas de muelle y luego me miro.

– ?Como te encuentras?

– Magnificamente, Wilbur, magnificamente… Como un emperador.

– Ven aqui, quiero ensenarte una cosa. Fuimos hasta el final del barco y Wilbur se inclino y tiro de una anilla. Abrio una escotilla. Alli abajo estaban los motores.

– Quiero ensenarte como arrancar este motor auxiliar en caso de que algo malo pasase. No es dificil, yo puedo hacerlo con un solo brazo.

Me quede alli aburriendome mientras Wilbur tiraba de un cordon. Yo asentia y le decia que entendia. Pero no era suficiente, tuvo que ensenarme como levar el ancla y soltar amarras del muelle cuando todo lo que yo queria era tomarme otro trago.

Despues de todo aquello, soltamos amarras y el se metio en la cabina, al timon del yate con su gorra de marino. Todas las chicas se apelotonaron a su alrededor.

– ?Oh, Willie, dejame coger el timon!

– ?Willie, dejame cogerlo a mi!

Yo no le pedi que me dejara el timon. Yo no queria coger el timon. Segui a Laura a los camarotes de abajo. Era como una suite de hotel de lujo, solo que habia literas en la pared en lugar de camas. Nos acercamos a la nevera. Estaba llena de comida y bebidas. Encontramos una botella abierta de whisky y la sacamos. Nos servimos sendos vasos acompanados de agua. Parecia una vida de lo mas decente. Laura puso el tocadiscos y oimos algo titulado El retrato de Bonaparte. Laura tenia buen aspecto. Estaba feliz y sonreia. Me acerque hasta ella y la bese, subi mi mano por sus muslos. Entonces oi como se paraba el motor y a Wilbur bajar las escaleras.

– Vamos a volver -dijo. Parecia muy envarado con su gorra de capitan.

– ?Por que? -pregunto Laura.

– Grace esta con una de sus depresiones. Tengo miedo de que salte por la borda. No quiere hablarme. Solo se queda ahi sentada, mirando al agua. No sabe nadar. Tengo miedo de que se tire al mar.

– Mira, Wilbur -dijo Laura-, solo tienes que darle diez pavos. Tiene carreras en las medias.

– No, vamos a volver. Ademas ?habeis estado be-biendol

Wilbur volvio a subir las escaleras. Puso en marcha el motor, dimos media vuelta y pusimos rumbo a San Pedro.

– Esto pasa cada vez que intentamos ir a Catalina. A Grace le entra una de sus depresiones y se sienta mirando fijamente el oceano con ese panuelo atado a la cabeza. Asi es como le saca cosas al viejo. Jamas va a saltar por la borda. Le tiene odio al agua.

– Bueno -dije-, por lo menos podemos tomarnos unos cuantos whiskys mas. Cada vez que pienso en escribir la letra para la opera de Wilbur, me doy cuenta de lo miserable que se ha vuelto mi vida.

– Si, podemos beber todo lo que queramos -dijo Laura-, el ya esta cabreado de todas formas.

Jerry bajo y se junto con nosotros.

– Grace esta resentida por esos cincuenta pavos mensuales que le saco al viejo. Cono, no es tan sencillo. En el momento en que ella se va, ese viejo hijo de puta se echa encima mio y empieza a follarme. Nunca tiene bastante. Tiene miedo de morirse y quiere hacerlo todas las veces que pueda.

Se bebio su copa y se sirvio otra mas.

– Tenia que haberme quedado de dependienta en Sears. Alli me iban bien las cosas.

Todos bebimos en recuerdo de aquello.

34

Para cuando llegamos al puerto, Grace se habia unido tambien a nosotros. Llevaba todavia el panuelo atado alrededor de la cabeza y no hablaba, pero bebia. Todos estabamos bebiendo. Estabamos dandole a la priva cuando Wilbur bajo por las escaleras. Se quedo alli parado mirandonos.

– Ahora vuelvo -dijo.

Eso fue a primeras horas de la tarde. Nosotros esperamos y seguimos bebiendo. Las chicas comenzaron a discutir sobre como tenian que manejar a Wilbur.

Yo me subi a una de las literas y me puse a dormir. Cuando me desperte ya estaba anocheciendo. Hacia frio.

– ?Donde esta Wilbur? -pregunte.

– No va a volver -dijo Jerry-, esta loco.

– Volvera -dijo Laura-, Grace esta aqui.

– Me importa un pijo si no vuelve -dijo Grace-. Aqui tenemos bebida y comida suficientes para mantener a todo el ejercito egipcio durante un mes.

Asi que alli estaba yo, en el yate mas grande del puerto con tres mujeres. Pero hacia mucho frio. Era el relente que salia del agua. Baje de la litera, me tome un trago y volvi a subirme.

– Cono, hace frio -dijo Jerry-, dejame subir ahi a calentarme.

Se quito los zapatos y subio a la litera conmigo. Laura y Grace estaban borrachas y discutiendo acerca de algo. Jerry era pequena y redondita, muy redondita, un cuerpo confortable. Se arrimo junto a mi.

– Caray, que frio hace. Abrazame.

– Pero Laura… -dije yo.

– Que se joda Laura.

– Quiero decir que puede agarrar un cabreo de cuidado.

– No tiene por que cabrearse. Somos amigas. Mira -Jerry se incorporo en la litera.

– Laura, Laura…

– ?Si?

– Oye, estoy tratando de calentarme, ?vale?

– Vale.

Jerry volvio a acurrucarse bajo las mantas.

– ?Lo ves? Ha dicho que vale.

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