– ?No lo sabes? ?No lo sabes? ?No he follado con ninguna otra persona! ?Me las has pegado TU! ?Eres una cochina perra infecia!

– ?Que?

– ?Las ladillas, las ladillas, me has pegado las LADILLAS!

– No, yo no tengo ladillas. Geraldine las debe tener.

– ?Que?

– Estuve con Geraldine, las he debido coger al sentarme en el water de Geraldine.

Me tire de espaldas a la cama.

– ?Oh, no intentes que me trague toda esa mierda! ?Sal y consigue algo de beber! ?No hay una puta gota de bebida en toda la casa!

– No tengo dinero.

– Cogelo de mi cartera. No necesitas que te explique como hacerlo. ?Y date prisa! ?Trae algo de beber! ?Me estoy muriendo!

Jan se fue. La pude oir bajando a todo correr las escaleras. En la radio ahora sonaba Mahler.

63

A la manana siguiente me levante hecho una mierda. Me habia sido practicamente imposible dormir con la sabana encima. Las quemaduras, sin embargo, parecian haber mejorado un poco. Me levante, vomite y me mire la cara en el espejo. Estaba atrapado. No tenia la menor posibilidad.

Volvi a tumbarme en la cama. Jan estaba roncando. Unos ronquidos no muy fuertes, pero persistentes. Imagino que un cerdito roncaria asi. Como pequenos grunidos. La contemple extranandome de que hubiese podido vivir con ella tanto tiempo. Tenia una naricita de garbanzo y su pelo rubio se estaba volviendo ratonero, segun ella misma decia, a medida que se iba poniendo gris. Su cara se estaba reblandeciendo, estaba poniendo papada, era diez anos mayor que yo. Solo cuando estaba arreglada y vestida con una falda apretada y llevando tacones altos tenia un aspecto digno de verse. Su culo todavia mantenia una buena linea, igual que sus piernas, y cuando andaba tenia un contoneo de lo mas seductor. Ahora, mientras la miraba, no parecia tan maravillosa. Estaba durmiendo de lado y se le veia la vulva arrugada y abierta. De cualquier manera, tenia un polvo magnifico. Yo nunca habia gozado de polvos tan cojonudos. Era el modo en que lo tomaba. Realmente lo digeria. Sus manos me aprisionaban y su cono me atenazaba casi de igual modo. La mayoria de los polvos no son nada, casi un trabajo, como tratar de escalar una escabrosa y resbaladiza colina. Pero no con Jan.

Sono el telefono. Sono varias veces antes de que pudiera levantarme de la cama con un esfuerzo sobrehumano y cogerlo.

– ?Senor Chinaski?

– ?Si?

– Aqui las oficinas del Times.

– ?Si?

– Hemos examinado su solicitud y quisieramos contratarle.

– ?De reportero?

– No, de hombre de limpieza.

– De acuerdo.

– Presentese al superintendente Barnes en la puerta sur a las 9 de la noche.

– Vale.

Colgue. El telefono habia despertado a Jan.

– ?Quien era?

– He conseguido un trabajo y ni siquiera puedo caminar. Tengo que presentarme esta noche. No se que cono voy a hacer.

Nos tumbamos de espaldas, observando el techo. Jan se levanto y fue al bano. Cuando volvio me dijo:

– ?Ya lo tengo!

– Ya.

– Te vendare con gasas y esparadrapo.

– ?Crees que funcionara?

– Claro.

Jan se vistio y fue a la farmacia. Volvio con gasas, esparadrapo y una botella de moscatel. Saco unos cubitos de hielo, preparo bebidas para ambos y busco unas tijeras.

– Bueno, levantate.

– Aguarda un momento, no tengo que estar alli hasta las 9, es un trabajo nocturno.

– Es que quiero practicar. Venga.

– Esta bien. Mierda.

– Levanta una rodilla.

– Bueno, ya esta.

– Ahi, ahora le damos vueltas y mas vueltas. Como el viejo tiovivo.

– ?Te han dicho alguna vez lo divertida que eres?

– No.

– Es comprensible.

– Ea, ahora pegamos con un poco de esparadrapo. Un poquito mas de esparadrapo. Aqui. Ahora levanta la otra rodilla, amor.

– Olvidate del romance.

– Le damos vueltas y vueltas y mas vueltas a tus grandes piernas gordotas.

– Tu gran culo gordote.

– Ahora, ahora, ahora, se bueno, amor. Un poquito mas de esparadrapo. Y un poquito mas aqui. ?Te has quedado como nuevo!

– Como la mierda en bote.

– Ahora las pelotas, tus grandes pelotas coloradas. ?Se podian colgar en un arbol de Navidad!

– ?Espera! ?Que les vas a hacer a mis pelotas?

– Las voy a vendar.

– ?No sera peligroso? Puede afectar a mi baile de claque.

– No te dolera nada.

– Se saldran fuera.

– Las envolvere en un bonito capullo seguro y confortable.

– Antes de que lo hagas, sirveme otro trago.

Me sente con la bebida y ella empezo a vendarme los huevos.

– Vueltas y vueltas y mas vueltas. Las pobres peloti-tas. Las pobres pelotazas. ?Que os han hecho, preciosas? Les damos una vuelta y otra y otra vuelta. Ahora un poco de esparadrapo. Y un poco mas aqui. Y otro poco mas aqui.

– No me pegues los huevos al culo.

– ?Tonto! ?Yo no haria eso! ?Yo te quiero!

– Ya.

– Ahora levantate y camina un poco. Trata de dar algunos pasos.

Me levante y anduve lentamente por la habitacion.

– ?Eh, esto parece que funciona! Me siento como un eunuco, pero me siento bien.

– A lo mejor los eunucos lo llevan igual.

– Eso creo.

– ?Que te parecen un par de huevos pasados por agua?

– Marchando. Creo que vivire.

Jan puso una cazuela con agua en el fogon, metio cuatro huevos y aguardamos.

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