– Lo quiero ahora. Todo.

– Dale el dinero, Bill. Y ya que estas en ello, dame de paso el mio.

Estaba todo en billetes de cien. Bill lo conto debajo de la mesa. Ronnie recibio lo suyo primero, y luego Curt. Lo contaron. Correcto.

– ?Donde hay que ir? -pregunto Ronnie.

– Aqui -dijo Bill, entregandole un sobre-. La direccion y la llave estan dentro.

– ?Esta muy lejos?

– A unos treinta minutos. Coge la autopista de Ventura.

– ?Puedo preguntarle una cosa?

– Claro.

– ?Por que?

– ?Por que?

– Si ?por que?

– ?Te importa?

– No.

– ?Entonces por que preguntas?

– Demasiada cerveza, supongo.

– Puede que es mejor que te vayas ahora -dijo Curt.

– Solo un jarro mas de cerveza -dijo Ronnie.

– No -dijo Curt- vete ahora.

– Bueno, mierda, esta bien.

Ronnie se levanto y salio de la mesa, camino hacia la salida. Curt y Bill se quedaron sentados contemplandole. El salio afuera. La noche. La luna. El trafico. Su coche. Lo abrio, subio y arranco.

Ronnie busco la calle con cuidado y la casa con mas cuidado aun. Aparco una manzana y media mas lejos y volvio. La llave entro en la cerradura. Abrio la puerta y entro. Habia un aparato de television funcionando en la salita vacia. Camino sobre la alfombra.

– ?Bill? -pregunto alguien. El escucho con atencion. La voz venia del bano.

– ?Bill? -pregunto ella de nuevo. El abrio la puerta de un empujon y alli estaba, sentada en la banera, muy rubia, muy blanca, muy joven. Ella grito al verle. El puso sus manos alrededor de su garganta y la sumergio bajo el agua. Sus mangas se empaparon. Ella daba manotazos, agitandose y revolviendose violentamente. Se puso tan mal la cosa que tuvo que meterse en la banera con ella, con ropas y todo, tuvo que subirse encima y sujetarla bajo el agua. Finalmente ella se quedo inmovil y Ronnie dejo de apretar. Salio de la banera.

La ropa de Bill no le venia muy bien, pero al fin y al cabo estaba seca. La toalla estaba mojada, pero se quedo con ella. Luego salio de alli, camino una manzana y media hasta su coche, subio, arranco y se fue.

Esto es lo que mato a Dylan Thomas

Esto es lo que mato a Dylan Thomas.

Subo al avion con mi novia, el tecnico de sonido, el camara y el productor. La camara esta funcionando. El tecnico de sonido nos ha colocado unos pequenos microfonos a mi novia y a mi. Voy camino a San Francisco para dar una lectura poetica. Soy Henry Chinaski, poeta. Soy profundo, soy magnifico. Cojones. Bueno, si, tengo unos magnificos cojones.

El canal 15 quiere hacer un documental sobre mi. Llevo puesta una camisa nueva y limpia, y mi novia es vibrante, maravillosa, con sus treinta y pocos anos. Ella esculpe, escribe y hace maravillosamente el amor. La camara esta encima mio, pegada a mi cara. Yo hago como si no estuviese. Los pasajeros miran. Las azafatas deslumbran, la tierra les ha sido robada a los indios, Tom Mix esta muerto, y yo me he tomado un buen desayuno.

Pero no puedo dejar de pensar en los anos en habitaciones solitarias, cuando las unicas personas que llamaban a mi puerta eran las caseras pidiendo el alquiler atrasado, o el F.B.I. Yo vivia con ratas y ratones y vino, y mi sangre se derramaba por las paredes en un mundo que no podia entender ni todavia puedo. Mas que vivir, me moria de hambre; corria enloquecido entre mis propios pensamientos y me escondia. Cerraba todas las persianas y miraba fijamente al techo. Cuando salia, era para irme a algun bar, donde mendigaba algun trago, hacia recados y era golpeado en callejones por hombres seguros y bien alimentados. Bueno, gane algunas peleas, pero solo porque estaba frenetico. Pase anos sin mujeres, vivia de mantequilla de cacahuete y robaba pan y patatas cocidas. Era el imbecil, el bobo, el idiota. Queria escribir, pero la maquina estaba siempre jodida. Me rendia y bebia…

El avion despego y la camara seguia filmando. Mi novia y yo hablabamos. Llegaron las bebidas. Yo tenia la poesia, y una magnifica mujer. La vida estaba recuperandose. Pero las trampas, Chinaski, ten cuidado con las trampas. Luchaste por largo tiempo para poder tumbar al mundo del modo que deseabas. No dejes que una pequena adulacion o una camara de cine te saquen de tu posicion. Recuerda lo que dijo Jeffers: incluso los hombres mas fuertes pueden caer atrapados, como Dios cuando paso por la tierra.

Bueno, tu no eres Dios, Chinaski, relajate y toma otro trago. ?Deberias quiza decir algo profundo para el tecnico de sonido? No, dejale sudar. Dejales sudar a todos. Es su jodida pelicula. Trata de adivinar el tamano de las nubes. Estas volando con ejecutivos de I.B.M., de Texaco, de…

Estas volando con el enemigo.

Al bajar del avion, en la escalerilla, un hombre me pregunta:

– ?Que ocurre con todas esas camaras? ?Que es lo que pasa?

– Soy un poeta -le digo.

– ?Un poeta? -pregunta el-. ?Como se llama usted?

– Garcia Lorca -digo…

Bien, North Beach es diferente. Son jovenes y llevan pantalones vaqueros y andan dando vueltas por ahi. Estoy viejo. ?Donde estan los jovenes de hace 20 anos? ?Donde esta Joe el tarambana? Todo eso. Bueno, estuve en San Francisco hace 30 anos y evite pasar por North Beach. Ahora estoy paseando por ella. Veo mi cara en carteles por todas partes. Ten cuidado, viejo, la chupada ha comenzado. Quieren sacarte la sangre.

Mi novia y yo paseamos con Marionetti. Muy bien, aqui estamos, paseando con Marionetti. Es agradable estar con Marionetti, tiene unos ojos amables y las jovencitas le paran por la calle y hablan con el. Ahora, pienso, me podria quedar en San Francisco… pero no. Lo mejor es volver a L. A. con la ametralladora montada en la ventana delantera. Puede que atraparan a Dios, pero Chinaski va prevenido por el diablo. No les sera facil…

Marionetti se va y ahi hay un cafe beatnik. Nunca he estado en un cafe beatnik. Ahora estoy en un cafe beatnik. Mi chica y yo pedimos del mejor -60 centavos la taza-. Gran rato. No vale los sesenta centavos. Los chicos se sientan a las mesas, mirando fijamente sus cafes y esperando a que ocurra. No va a ocurrir.

Cruzamos la calle hacia un cafe italiano. Marionetti esta de vuelta con el tio del S.F. Chronicle que dijo en su columna que yo era el mejor escritor de relatos que habia aparecido desde Hemingway. Le dije que estaba equivocado; no se cual sera el mejor desde que la palmo el Hemingway, pero no es Henry Chinaski. Soy demasiado descuidado. No pongo suficiente esfuerzo. Estoy cansado.

Llega el vino. Mal vino. La senora trae sopa, ensalada y una fuente de raviolis. Otra botella de vino malo. Estamos demasiado llenos para comernos la monstruosa fuente. La conversacion es floja. No tratamos de ser brillantes. Tal vez no podamos. Salimos fuera.

Camino detras de ellos, subiendo la colina. Camino con mi hermosa novia. Empiezo a vomitar. Vino tinto malo. Ensalada. Sopa. Raviolis. Siempre vomito antes de dar una lectura. Es una buena senal. El borde esta afilado. El cuchillo esta en mi estomago mientras subo la colina.

Nos meten en una habitacion, nos dejan algunas botellas de cerveza. Ojeo por encima mis poemas. Estoy aterrado. Vomito en el lavabo, vomito en el retrete, vomito sobre el suelo. Ya estoy listo.

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