– ?A quien diablos nos estamos enfrentando? ?A Houdini?

– No tiene demasiado sentido -anadio Nicholl.

– Ese tipo, Michael Harrison, tiene fama de ser un bromista. Tiene muchisimo sentido -contesto Grace, irritado.

Comenzaba a estar muy cansado y malhumorado y deseo no estar alli, sino en el pub, charlando con la carinosa y encantadora Cleo Morey.

Al darse cuenta de que debia de tener bajo el azucar -no habia comido nada desde el sandwich del almuerzo y se moria de hambre-, salio, recorrio el pasillo hasta una maquina expendedora y se compro un expreso doble, una botella de agua y un Mars.

Cuando regreso al centro de investigaciones, masticando ya su aperitivo, Emma-Jane le tendio el auricular del telefono para que lo cogiera.

– Es Ashley Harper. Insiste en hablar con usted y dice que es muy urgente.

Grace se trago el trozo de chocolatina que habia masticado y cogio el auricular.

– Comisario Grace -dijo.

– Soy Ashley Harper -dijo ella, parecia desesperada-. Acabo de recibir un mensaje de Michael en el movil. ?Esta vivo!

– ?Que dice?

– «Vivo. Llama policia.» Creo que dice eso.

– ?Cree?

– Esta escrito un poco raro. Los mensajes de movil a veces son extranos, ?verdad?

– ?No dice nada mas?

– No.

– ?Es de su propio movil? -pregunto Grace pensando deprisa.

– Si, su numero de siempre.

Podria haber mandado a Nick o a Bella, pero decidio que queria ver a Ashley personalmente.

– No se mueva. Voy para alla ahora mismo.

Capitulo 75

Mark miro su reflejo sombrio en el espejo ahumado del ascensor que lo subia a toda velocidad al cuarto piso del edificio Van Alen. Parecia que todo se desintegraba a su alrededor.

Hacia menos de una semana, estaba sentado en el avion regresando de Leeds, leyendo las pruebas de carretera del Ferrari 360 e intentando decidir si se lo compraba en rojo o metalizado, y si lo queria con marchas en el volante como un Formula 1 o con una caja de cambios convencional en el suelo.

Ahora, ese coche se alejaba veloz hacia el horizonte, sin el. Y parecia que todo lo demas tambien.

?Que le pasaba a Ashley? Durante meses habian estado increiblemente unidos, tan unidos como imaginaba que podian estar dos seres humanos. Compartian el mismo sentido del humor, los mismos gustos en comida y bebida, los mismos intereses; se gustaban con locura, hacian el amor a cada precioso momento que encontraban -y en un par de ocasiones Michael habia estado a punto de sorprenderlos. Era una chica increible, lista, inteligentisima y, sin embargo, muy carinosa y comprensiva. No habia conocido a nadie parecido a ella ni remotamente y no podia imaginarse la vida sin su compania.

Asi pues, ?por que ahora estaba tan seca con el? De acuerdo, habia sido una estupidez emborracharse en la boda y ser desagradable con ese policia sabelotodo, pero toda esa conversacion sobre matar a Michael le preocupaba. Nunca habian planeado asesinarlo. Nunca. Ahora Ashley hablaba como si lo hubieran planeado desde el principio. Las palabras que le habia dicho hacia media hora en la trattoria resonaban en su cabeza.

«No nos hemos planteado ni una sola vez que saliera vivo de esta, ?verdad?»

Y si, habia seguido adelante con el plan de Ashley. No para asesinar a Michael en realidad. Solo para…, para…, para…

No para asesinarlo. Sin duda, no para asesinarlo.

Asesinar era cuando uno planeaba las cosas, ?verdad? ?Premeditadamente? Toda esta situacion era circunstancial. Enterrar vivo a Michael, luego el accidente. No sentia ningun aprecio por el. Michael siempre era el primero en todo, joder. En el colegio, Michael ganaba los 100 metros lisos y casi todo lo demas. Era el quien marcaba los goles cuando jugaban a futbol. Fue el primero de su grupo en perder la virginidad -las mujeres siempre pululaban a su alrededor, siempre, siempre, siempre. Mark podia estar al lado de Michael en un bar abarrotado, entonces un par de chicas guapas se acercaban a el y el decia: «?Os presento a mi amigo Mark!», y las chicas sonreian y decian: «?Hola, Mark!», y luego le daban la espalda durante toda la noche. No fue algo que sucediera una vez. Sucedio una vez y otra y otra.

Habia pasado lo mismo con Ashley, al principio. Durante esa primera entrevista, seis meses atras, fue Michael, como siempre, quien hablo y Ashley parecio cautivada por el y apenas miro a Mark. Despues, ella le dijo a Mark que habia hecho teatro, porque deseaba desesperadamente el trabajo y la habian avisado de que quien, en realidad, controlaba la empresa era Michael.

Durante el primer mes mas o menos, Mark habia visto el interes que mostraba Michael por Ashley. Conocia suficientemente bien a su amigo como para leer las senales: coqueteaba con ella con sus chistes, preguntas, halagos e historias sobre si mismo, exactamente igual que flirteaba con todas las mujeres que le gustaban. Mark habia observado el coqueteo continuado de Michael con gran regocijo y satisfaccion. Era la primera vez que se ligaba a una chica que le gustaba a Michael, y la sensacion era increible, liberadora, como si, por fin, tras quince anos de amistad, no sintiera que Michael lo dominaba.

El plan habia sido idea de Ashley. Mark no habia puesto reparos, excepto a que se fueran de luna de miel. Le habia costado mucho soportar eso. En el fondo sabia que era la razon por la que habia conducido hasta el bosque el jueves pasado por la noche y sacado el tubo para respirar; pero ?dejar que aquel chiflado torturara y mutilara a su amigo? ?Hasta matarlo? No estaba seguro de tener mucho estomago para eso.

Abrio la puerta de su casa y, al entrar, sono el telefono fijo. Cerro la puerta de golpe, cruzo la habitacion corriendo y miro la pantalla, pero no aparecia ningun numero.

– ?Diga? -contesto.

– Hola, colega, soy Vic -dijo la misma voz australiana que habia oido antes-. Siento curiosidad por el poli que se ha pasado antes a verte. Creia que te habia dicho que no hablaras con la poli.

– No lo he hecho -dijo Mark-. Es un comisario que investiga la desaparicion de Michael. No tenia ni idea de que iba a venir.

– No se si creerte o no, colega. ?Quieres que hable otra vez con Mike o te ha quedado claro?

– Creo que me ha quedado claro -contesto Mark intentando deducir que queria decir.

– Entonces, ?vas a hacer lo que te diga?

– Te escucho.

– Ve a tu despacho ahora mismo, abre la caja fuerte, coge los documentos que firmasteis tu y Mike para dar poder notarial a un abogado en las islas Caiman llamado Julius Grobbe y mandaselos por fax. Despues, llamas a Julius Grobbe y le dices que transfiera un millon doscientas cincuenta y tres mil setecientas doce libras de la cuenta que teneis alli a la cuenta numerada de Panama que ya le he mandado yo por fax. Volvere a llamarte aqui dentro de una hora exactamente y podras contarme como te ha ido. Si no descuelgas el auricular, tu amigo perdera otro trocito de su cuerpo y esta vez va a dolerle de verdad. ?Recibido?

– Recibido.

Un millon doscientas cincuenta y tres mil setecientas doce libras era la cantidad exacta que Mark y Michael tenian en su cuenta conjunta.

Capitulo 76

Вы читаете Una Muerte Sencilla
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату