cubierto por una especie de puerta. Y, de repente, estaba alerta, la mente despierta y concentrada. Intento mover la mano, liberarla de las ataduras y llevarse el telefono a la cara, pero nada de lo que hizo funciono. La cuerda estaba demasiado apretada, demasiado bien envuelta alrededor de sus brazos.
Todavia.
Tenia que pensar bien. Mensaje.
Podia intentar enviar un mensaje.
?Piensa! Enciendes el movil y ?que pasa? Primero, hay que introducir el codigo PIN. Como la mayoria de las personas, utilizaba un codigo sencillo: 4-4-4-4, su numero de la suerte.
Paso el dedo por el teclado, el cuatro estaba a la izquierda, en la segunda fila. Lo pulso y oyo un pitido; luego otro pitido cada vez que pulsaba los siguientes tres numeros. ?Increible! El aparato habia estado sumergido en el ataud, pero funcionaba. ?Lo suficiente como para mandar un mensaje?
La siguiente parte iba a ser mas complicada. Tenia que acordarse de las letras de las teclas. En la tecla del numero 1 recordaba que no habia letras. La tecla del numero 2 tenia la A, la B y la C. Hizo algunos calculos mentales -todo el alfabeto estaba en grupos de tres letras excepto dos numeros, que tenian cuatro. ?Cuales? Mierda, habia mandado muchisimos mensajes, seguro que lo tenia grabado en el cerebro, si pudiera acceder a el.
Tenian que ser las letras menos populares del alfabeto, la Q y…? la X o la Z?
Se lo tomo con calma y, contando con mucho cuidado, intento recordar como estaba organizado su movil. El boton del «Menu» estaba arriba a la izquierda. Una pulsacion llevaba a «Mensajes». Una segunda, a «Escribir mensaje». Y una tercera llevaba a la pantalla en blanco. Luego tecleo las que esperaba que fueran las letras correctas: «Vivo. Llama policia».
La siguiente pulsacion, espero recordarlo bien, llevaba a «Enviar».
La siguiente, a «Numero de telefono».
Introdujo el numero de Ashley.
El siguiente paso deberia ser «Enviar».
Pulso la tecla y, con una sensacion de alivio increible, oyo el pitido de confirmacion. ?El mensaje habia salido!
Luego, sintio una punzada de panico. Aunque el mensaje se hubiera enviado satisfactoriamente, ?de que iba a servirle a Ashley o a la policia? ?Como diablos iban a encontrarle a partir de un mensaje? A los pocos momentos, se sumio en una desesperacion mas negra que la oscuridad que lo rodeaba; no obstante, se nego a abandonar. Tenia que haber una forma. «?Piensa! ?Piensa!»
Movio los dedos por las teclas, contando: 1-2-3-4-5-6-7-8-9.
Pulso 1-1-2. Luego pulso el boton de «Enviar». Unos momentos despues, oyo un tono debil de llamada. Y, luego, una voz de mujer, tambien muy debil.
– Emergencias, ?que servicio?
Intento desesperadamente hablar, pero lo unico que pudo emitir fue un grunido apenas perceptible. Oyo que la voz decia:
– ?Diga? ?Hola? ?Va todo bien? Hola, hola, ?puede identificarse? ?Hola? ?Le pasa algo? ?Me oye?
Hubo un silencio. Luego, su voz otra vez.
– ?Hola, sigue ahi?
Michael colgo y volvio a marcar. Oyo otra voz de mujer pronunciando casi identicas palabras. Volvio a colgar. Acabarian entendiendolo si seguia haciendo eso. Lo entenderian, ?no?
Capitulo 73
En el salon del pub, Grace pidio para Cleo Morey su segundo vodka de arandanos y para el una coca-cola light. Un Glenfiddich doble habia sido suficiente: iba a regresar al centro de investigaciones mas tarde y necesitaba estar en plena forma mental.
Se sentaron en un rincon a una mesa que tenia sillas con cojines. El pub no estaba muy lleno, habia en total menos de una docena de personas. Una maquina tragaperras al fondo de la sala intentaba llamar la atencion con tristeza, como una puta vieja en un callejon azotado por el viento.
Cleo estaba despampanante. El pelo, recien lavado y brillante, le rozaba los hombros. Llevaba una elegante chaqueta de ante ligera encima de una camiseta sin mangas beis, unos modernos vaqueros piratas blancos, que dejaban al descubierto sus delgados tobillos, y unas chinelas lisas blancas.
Grace habia conducido a mil por hora del piso de Mark Warren al centro de investigaciones para mandar por fax copias del diagrama de Davey al equipo y de alli fue directamente al pub y, aun asi, llego una hora y veinte minutos tarde. Por supuesto, no tuvo tiempo para cambiarse ni arreglarse siquiera. Llevaba el traje azul marino liso que se habia puesto por la manana por si tenia que comparecer en el juicio, con camisa blanca y corbata lisa azul marino -ahora aflojada y colgando a media asta-, con el primer boton de la camisa desabrochado. Comparado con Cleo se sentia muy poco elegante.
– Nunca te habia visto vestida de calle.
– ?Te habrias sentido mas comodo si hubiera aparecido con la bata verde y las botas de agua?
– Supongo que habria tenido su cosa.
Ella le sonrio y levanto su copa.
– ?Salud!
Tenia una figura estupenda. A Grace le encantaban sus ojos azules, su nariz pequena y bonita, su boquita de pinon, su barbilla con hoyuelo, su cuerpo delgado. Y tambien olia de maravilla, como si se hubiera banado en un perfume muy estiloso. Una ligera diferencia respecto al hedor a desinfectante que normalmente asociaba con ella. Esa noche, Cleo irradiaba feminidad, le brillaba la mirada de alegria, y todos los hombres del pub se la comian con los ojos. Grace se pregunto si seguirian con esa actitud si supieran a que se dedicaba.
Echo mas coca-cola sobre los cubitos de hielo y el limon y tambien levanto su vaso.
– Me alegro de verte.
– Y yo a ti. Bueno, cuentame que tal el dia.
– ?No quieras saberlo!
Ella se inclino hacia delante, todo su lenguaje corporal receptivo a Grace. Si se acercaba mas, estaria acurrucada junto a el. Se sentia muy bien, muy comodo sentado alli con ella y, por un momento, todas sus preocupaciones quedaron aparcadas en otro lugar.
– Si, quiero -dijo-. ?Quiero que me cuentes cada minuto con pelos y senales!
– ?Que tal si te cuento la version acortada? Me he levantado, me he duchado, he salido, he quedado con Cleo para tomar una copa. ?Te basta?
Ella se rio.
– Vale, es un comienzo. Ahora hablame de las secuencias que has recortado.
Grace le hizo un breve resumen, consciente de la hora. Eran las nueve y cuarto: dentro de una hora tenia que volver al centro de investigaciones. No tendria que haber ido a la cita; con todo lo que debia hacer, tendria que haberla cancelado, pero que diablos, ?acaso no tenia derecho a divertirse de vez en cuando?
– Debe de ser duro, interrogar a los familiares de los difuntos -dijo ella-. En siete anos, tendria que haberme acostumbrado a ver, a menudo, a gente a las pocas horas de recibir la noticia de que su ser querido ha muerto; pero sigo temiendo todos y cada uno de esos momentos.
– Puede que suene cruel -dijo Grace-, pero visitar a los familiares a las pocas horas es la mejor oportunidad que tenemos de conseguir que hablen. Cuando una persona acaba de perder a alguien, la reaccion automatica primera es entrar en estado de choque. Mientras se encuentra en ese estado, hablara; pero al cabo de doce horas o asi, con la familia y los amigos a su alrededor, comienza a cerrar filas y a mostrarse poco comunicativa. Si queremos obtener algo util de ella, por experiencia se que hay que hacerlo en esas primeras horas.
– ?Te gusta tu trabajo? -le pregunto Cleo.
Grace bebio un sorbo de coca-cola.
– Si. Menos… cuando tropiezo con personas en mi organizacion de mentes limitadas.
Cleo dio unas vueltas a su bebida con un palillo, como si buscara algo, y, por un momento, la intensidad de su