La llamada se corto.

Al instante, Mark pulso el boton de rellamada al ultimo numero entrante, pero no le sorprendio oir que la voz automatizada decia: «Lo sentimos, este numero no esta disponible».Volvio a marcar el numero de Ashley. Para su alivio, contesto.

– Gracias a Dios -dijo-. ?Donde estabas?

– ?Que quieres decir, donde estaba?

– He estado intentando localizarte.

– Bueno, he ido a que me dieran un masaje. Uno de los dos tiene que mantener la calma, ?vale? Luego he pasado a ver a la madre de Michael y ahora estoy yendo a casa.

– ?Puedes pasarte por aqui, ahora, ya?

– Hablas como si arrastraras las palabras, ?has estado bebiendo?

– Ha pasado algo, tengo que hablar contigo.

– Ya hablaremos por la manana.

– No puedo esperar.

El tono imperativo de su voz hizo efecto.

– De acuerdo -dijo Ashley a reganadientes-. Solo que no se si es buena idea ir a verte. Podriamos quedar en un sitio neutral. ?Que tal un bar o un restaurante?

– Genial, ?un sitio donde todo el mundo pueda oirnos?

– Pues tendremos que hablar bajito, ?vale? Es mejor a que me vean entrando en tu piso.

– ?Dios santo! Estas paranoica.

– ?Yo? Tu no eres el mas indicado para hablar de paranoia. Di un restaurante.

Mark penso un momento. Un coche de policia lo recogeria dentro de media hora. El terreno estaba a una media hora en coche. Quiza solo estaria diez minutos alli, luego media hora mas para volver. Eran las ocho de la tarde de un lunes; los sitios estarian tranquilos. Le sugirio quedar a las diez en un restaurante italiano cerca del Teatro Real, uno que tenia un salon grande en la parte de arriba que casi seguro que estaria vacio aquella noche.

No lo estaba. Para su sorpresa, el restaurante era un hervidero; habia olvidado que tras el festival de Brighton la ciudad aun estaba muy animada, con los bares y restaurantes abarrotados todas las noches. La mayoria de las mesas de arriba tambien estaban ocupadas y lo encajonaron en una mesa estrecha detras de un grupo escandaloso de doce personas. Ashley aun no habia llegado. El lugar era tipicamente italiano: paredes blancas, mesas pequenas con velas metidas en el cuello de botellas de chianti y camareros gritones y energicos.

El viaje de ida y vuelta a Crowborough habia transcurrido sin incidentes: lo llevaron dos jovenes detectives en un coche camuflado; se pasaron la mayor parte del trayecto de ida discutiendo sobre jugadores de futbol y la mayor parte del de vuelta hablando de criquet. No mostraron ningun interes por el, aparte de comentarle que hacia una hora que tendrian que haber acabado su turno y tenian prisa por volver. Mark lo considero una buena noticia.

Les indico el camino al comienzo del sendero, con el guardaganado doble y luego se quedo sentado esperando a que pidieran por radio al equipo de busqueda que se reuniera con ellos. Al cabo de poco tiempo, varios minibuses, encabezados por un Range Rover de la policia, llegaron en caravana.

Mark se bajo del coche y les explico hasta donde tenian que subir, pero no se ofrecio a acompanarles. No queria estar presente cuando encontraran la tumba -y estaba claro que la encontrarian.

Se moria por una copa, pero no estaba seguro de lo que queria. Tenia sed, asi que pidio una cerveza Peroni para salir del apuro y, luego, miro la carta para distraerse de sus pensamientos. Al cabo de unos momentos, llego Ashley.

– ?Sigues bebiendo? -le reprendio a modo de saludo.

Sin darle un beso, se sento encajonandose frente a el y lanzo una mirada de desaprobacion al grupo escandaloso de al lado, que se reia a carcajadas de un chiste. Luego, dejo su caro bolso rosa de Prada sobre la mesa.

Estaba mas guapa que nunca, penso Mark: vestida con una moderna blusa color crema con jirones, que insinuaba sus pechos de un modo muy erotico, y una pequena gargantilla. Llevaba el pelo recogido. Parecia descansada y relajada y olia a un perfume maravilloso que reconocio, pero que no pudo identificar.

– Estas preciosa -le dijo sonriendo.

Ashley recorria impaciente la sala con la mirada, como si buscara a un camarero.

– Gracias, estas horrible.

– Enseguida entenderas por que.

Medio pasando de el, Ashley levanto una mano y cuando por fin se acerco el camarero, le pidio imperiosamente una San Pellegrino.

– ?Quieres vino? -dijo Mark-. Yo voy a tomar.

– Creo que tambien tendrias que beber agua. Ultimamente bebes demasiado. Tienes que parar, controlarte. ?De acuerdo?

– De acuerdo. Quiza.

Ella se encogio de hombros.

– Vale. Haz lo que quieras.

Mark deslizo la mano por la mesa hacia la suya, pero Ashley la retiro y se sento muy erguida, con los brazos cruzados firmemente.

– Antes de que se me olvide. Manana es el entierro de Pete. A las dos, en la iglesia del Buen Pastor, en Dyke Road. El de Luke es el miercoles, aun no se la hora. Y sobre los de Josh y Robbo aun no se nada. Bueno, ahora dime, ?que es eso tan importante que tienes que contarme?

El camarero vino con el agua y pidieron la comida. Luego, cuando se alejo, Mark comenzo contandole lo del dedo.

Ashley nego con la cabeza con incredulidad, parecia escandalizada.

– No puede ser verdad, Mark.

Mark habia guardado el dedo en el sobre acolchado dentro de la nevera de su piso, pero habia cogido la nota y se la dio.

Ashley la leyo con atencion, varias veces, articulando en silencio las palabras como si no diera credito. Luego, de repente, la ira asomo a sus ojos y le lanzo una mirada acusadora.

– ?Esto no sera cosa tuya, Mark?

Ahora le toco a el escandalizarse. Articulo la palabra en silencio antes de pronunciarla.

– ?Que? ?Crees que tengo a Michael escondido en algun sitio y que le he cortado un dedo? Puede que no me caiga muy bien, pero…

– No te importa dejar que muera asfixiado en un ataud, pero ?jamas le harias algo horrible como cortarle un dedo? Vamos, Mark, ?que clase de gilipollez es esta?

Mark miro a su alrededor, alarmado por lo mucho que Ashley habia levantado la voz, pero nadie les prestaba atencion.

Mark no podia creerse que estuviera emprendiendola con el de esa forma.

– Ashley, vamos, soy yo. Dios mio, ?que te ha dado? Somos un equipo, tu y yo. ?No es ese el trato? Nos queremos, somos un equipo, ?verdad?

Ashley se ablando, miro a su alrededor, luego se inclino hacia delante, le cogio la mano, se la llevo a los labios y la beso.

– Carino -dijo, en voz baja-. Te quiero muchisimo, pero estoy horrorizada.

– Yo tambien.

– Supongo que todos sobrellevamos el horror, el estres, ya sabes, de formas distintas.

Mark asintio, acerco la mano de Ashley a su boca y la beso con ternura.

– Tenemos que hacer algo por Michael.

Ella nego con la cabeza.

– Es perfecto, ?no lo ves? ?No hacemos nada! Este hombre, Vic, va a pensar que Michael te importa porque es tu socio. -Sonrio-. ?Es una situacion increible!

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