un punto al fondo de la habitacion, como si alli hubiera alguien. Grace tiro a proposito la funda del Blackberry al suelo y, al agacharse a recogerla, volvio la cabeza hacia donde Mark no dejaba de mirar, pero no vio nada significativo. Solo el elegante equipo de musica, obras interesantes de arte moderno y algunos armarios.
– He leido lo de ese joven…, el del deposito. He visto el articulo en el periodico de hoy. Muy triste -dijo Mark.
– Es posible incluso que sucediera en su terreno -dijo Grace, por probar.
– No se exactamente donde sucedio.
Mirandolo fijamente otra vez, y recordando las palabras en la hoja de papel de carta que habia encontrado en el cuarto de Davey, Grace dijo:
– Si coge la A 26 en Crowborough justo despues de una cabana blanca, luego cruza un guardaganado doble, ?es ahi donde esta el terreno?
No hizo falta que Mark respondiera. Grace vio todo lo que necesitaba saber en el movimiento rapido de sus ojos, el ceno fruncido, el encorvamiento de todo su cuerpo y el cambio de tonalidad de su rostro.
– Podria ser, es posible, si.
Ahora Grace comenzaba a verlo todo claro.
– Si su grupo iba a enterrar vivo a su amigo en un ataud, tendria sentido hacerlo en un terreno que es de su propiedad, ?verdad? ?Un lugar que conociera?
– Supongo…
– ?Sigue insistiendo en que no tenia ni idea de ningun plan para enterrar a Michael Harrison en un ataud?
Sus ojos recorrieron todo el lugar en unos segundos.
– Por supuesto. Ni idea.
– Bien, gracias. -Grace examino su Blackberry un momento-. Tambien tengo un numero y me preguntaba si podria ayudarme con el, Mark.
– Lo intentare.
Grace le leyo el numero que figuraba escrito en el mismo diagrama.
– 0771 52136 -repitio Mark. Al instante, sus ojos se movieron deprisa hacia la izquierda. Modo «recuerdo»-. Parece el movil de Ashley, pero le faltan un par de numeros. ?Por que lo pregunta?
Grace apuro el agua y se levanto.
– Lo encontramos en casa de Davey Wheeler, el chico asesinado. Junto con las indicaciones que le he dado.
– ?Que?
Grace se acerco a la ventana, abrio la puerta del patio y salio a la terraza de tablones de teca. Agarrandose a la barandilla de seguridad de metal, miro abajo a la calle bulliciosa desde el cuarto piso. No era una gran distancia, pero basto. Siempre habia sufrido de vertigo, nunca le habian gustado las alturas.
– ?Como consiguio este chico el numero de telefono de Ashley y las indicaciones para llegar a nuestro terreno? -pregunto Mark.
– A mi tambien me encantaria saberlo.
Una vez mas, los ojos de Mark cruzaron la habitacion. Grace se pregunto si era el armario. ?Habia algo ahi dentro? ?Que?
A Grace, aquel hombre y Ashley Harper le daban tanta mala espina que queria solicitar ordenes de registro para inspeccionar de arriba a abajo sus casas y las oficinas; pero conseguirlas no era facil. Habia que convencer a los jueces para que firmaran las ordenes y, para convencerles, habia que aportar pruebas. Ahora mismo, respecto a Mark Warren y Ashley Harper lo unico que tenia en realidad era una intuicion. Ninguna prueba.
– Mark, este terreno suyo, ?es facil de encontrar? Las indicaciones, la cabana blanca, el guardaganado.
– Hay que conocer el desvio. No esta senalado, solo hay un par de estacas. No queriamos que llamara la atencion.
– Me parece que es ahi donde hay que buscar a su socio, y hay que actuar deprisa, ?no le parece?
– Por supuesto.
– Me pondre en contacto con la policia de Crowborough, que ya esta rastreando la zona, pero creo que seria esencial que usted estuviera alli. Al menos para senalarles la zona exacta. ?Puedo arreglarlo para que pasen a recogerle en la proxima media hora?
– Bien. Gracias. Eh… ?Cuanto tiempo cree que me necesitaran?
Grace fruncio el ceno.
– Bueno… Lo unico que necesito de usted es que nos muestre la entrada, el desvio, y nos lleve a donde comienza su terreno. Quizas una hora en total. A menos que quiera unirse a la busqueda personalmente.
– Claro, quiero decir… Hare lo que pueda.
Capitulo 71
Mark cerro la puerta despues de que Grace saliera, corrio al bano y vomito en la taza del vater. Luego vomito un poco mas.
Se levanto, le dio a la cisterna y luego, se limpio la boca con agua fria. Tenia la ropa empapada en sudor y el pelo aplastado contra la cabeza. Con el grifo abierto, casi no oyo que sonaba el telefono fijo.
Descolgo el auricular justo antes de que sonara por ultima vez y la llamada fuera desviada al contestador.
– ?Diga?
– ?Eres Mark Warren? -dijo una voz de hombre con acento australiano.
Algo en la voz hizo que Mark recelara al instante.
– Este numero no figura en la guia. ?Con quien hablo?
– Me llamo Vic. Estoy con su amigo Michael. El me ha dado su numero. En realidad, le gustaria hablar un segundito con usted. ?Se lo paso?
– Si.
Mark agarro con fuerza el auricular y se lo pego a la oreja, temblando. Luego oyo la voz de Michael, era claramente la voz de Michael, pero emitio un sonido que Mark no habia oido nunca. Era un grito de dolor que parecia comenzar en el fondo del su alma y luego estallar, como un tren saliendo de un tunel, en un crescendo de absoluta e insoportable agonia.
Mark tuvo que apartarse el telefono de la oreja. El rugido murio, luego oyo que Michael gimoteaba. Entonces volvio a chillar.
– No, por favor, no, no. ?No, no, no, no!
Luego oyo de nuevo la voz de Vic.
– Apuesto a que te preguntas que le estoy haciendo a tu colega, ?verdad, Mark? No te preocupes, lo descubriras cuando llegue en el correo de manana.
– ?Que quieres? -pregunto Mark, aguzando el oido, pero ya no oia a Michael.
– Necesito que transfieras un dinero de vuestro banco en las islas Caiman a un numero de cuenta que voy a darte en breve.
– No es posible, aunque quisiera hacerlo. Hacen falta dos firmas para realizar cualquier transaccion, la de Michael y la mia.
– En la caja fuerte que teneis en el despacho de vuestra empresa hay documentos firmados por los dos en los que le dais poderes a un abogado de las islas Caiman. Los guardasteis alli el ano pasado cuando os fuisteis a navegar una semana y esperabais cerrar un trato inmobiliario en las Granadinas que no prospero. Olvidasteis destruir los documentos. Menos mal, ?no?
Como cono sabia ese hombre eso, se pregunto Mark.
– Quiero hablar con Michael. No quiero oirle gritar de dolor, solo quiero hablar con el, por favor.
– Por hoy ya has hablado suficiente con el. Voy a dejar que pienses en esto, Mark, y ya nos pondremos al dia mas tarde, tendremos una charla intima. Ah, y Mark, ni una palabra de esto a la policia. Entonces si que me enfadaria de verdad.