Antes incluso de que pudiera gritar, lo lanzaron como una jabalina por la barandilla y se precipito contra la acera.
Aterrizo de espaldas, y el impacto le rompio la columna vertebral por siete lugares y le destrozo el craneo como si fuera un coco golpeado con un mazo.
Una de las chicas borrachas grito.
Capitulo 78
Grace y Branson oyeron la llamada en la radio de la policia del coche del primero, minutos antes de llegar a Sussex House. Al parecer, un suicida habia saltado del edificio Van Alen, en el paseo maritimo de Kemp Town.
Se miraron. Grace saco de la guantera la luz prioritaria azul, la engancho al techo y piso el acelerador. Pasaron a toda velocidad por delante de un radar que les saco una foto, pero no le importo; podria justificarla.
Siete minutos despues, se vio obligado a avanzar muy lentamente al entrar en Marine Parade. Delante, vio un circo de luces azules que parpadeaban, una aglomeracion de gente y dos ambulancias.
Despues de aparcar en doble fila, los dos saltaron del coche, se abrieron paso entre la multitud y llegaron hasta dos agentes uniformados que estaban ocupados colocando una cinta con las palabras «Policia. No Cruzar».
Tras mostrar sus placas, pasaron por debajo de la cinta y vieron a dos medicos en pie y sin poder hacer nada junto al cuerpo destrozado de un hombre que yacia en el suelo. Le salia de la cabeza un charco oscuro de sangre salpicado de amarillo, y otro, mayor, mas oscuro, del torso.
Bajo el resplandor ambar del alumbrado, Grace le vio la cara al hombre. Era Mark Warren, no habia ninguna duda. Combatiendo las arcadas que le subian por la garganta, se volvio hacia uno de los agentes y le mostro su placa.
– ?Que ha pasado?
– No…, no lo se, senor. Acabo de hablar con una testigo. Iba caminando con sus amigas cuando cayo, casi a sus pies. La atienden en la segunda ambulancia, esta en un estado de choque terrible.
Grace miro a Branson, que parecia mareado; luego, al cuerpo claramente sin vida. Mark Warren tenia los ojos muy abiertos, como sorprendido.
Dios santo. Hacia solo unas horas habia estado hablando con aquel hombre. Apestaba a alcohol y parecia un manojo de nervios. De repente, Grace penso en Cleo. En lo ocupada que estaria en el deposito dentro de una hora, trabajando para dejarlo presentable al familiar que fuera a identificarle. No le envidiaba la tarea.
– ?Alguien sabe quien es este hombre? -dijo una voz.
– Si, yo lo conozco -dijo otra voz-. Vive en mi planta. ?Es vecino mio!
Grace oyo una sirena que se acercaba.
– Yo tambien lo conozco -dijo. Luego corrigio-: Lo conocia.
Robert Allison, un inspector duro -y ex campeon de snooker de la policia de Sussex- a quien Grace conocia bien, salio por la puerta del edificio. Grace, seguido de Branson, se acerco a el.
– ?Roy! ?Glenn! -los saludo Robert Allison-. ?Que haceis vosotros dos por aqui a estas horas?
– Se nos ha ocurrido pasarnos a respirar un poco de aire de mar -dijo Grace.
– Una actividad peligrosa por aqui -dijo el inspector senalando con la cabeza el cadaver-. A el tambien se le ha ocurrido salir a la terraza a respirar un poco de aire de mar.
Habian llegado un cirujano y un fotografo de la policia. Allison hablo con ellos un momento y regreso con Grace y Branson.
– ?Alguna informacion sobre que ha pasado?
– Aun no.
– Lo conozco -dijo Grace-. Le he interrogado esta tarde. Sobre las ocho. Es el socio del joven que esta desaparecido. La broma de la boda, los cuatro chicos que murieron la semana pasada.
Allison asintio.
– Si.
– ?Podemos entrar en su piso?
– Acabo de estar, el portero tiene una llave. ?Quereis que os acompane?
– Si, claro, ?por que no?
Unos minutos despues, Grace, Branson y el inspector Allison entraron en el piso. El portero, un hombre musculoso de unos cincuenta anos, que llevaba pantalones cortos y una camiseta, espero fuera.
Grace entro dando grandes zancadas en el salon, que ya empezaba a conocer bien, y se dirigio a la terraza, a la que habia salido hacia unas horas. Volvio a salir y miro abajo, a la escena. Vio la pequena multitud, las dos ambulancias, los coches de policia, los flashes de la camara del fotografo de la policia, la cinta que acordonaba el cuerpo destrozado de Mark Warren, las manchas oscuras como sombras escapando del tronco y la cabeza.
Penso en la boda, cuando Mark se habia acercado a el de un modo tan agresivo. Luego, en esta noche, cuando lo habia visto borracho. Grace sabia por experiencia que a menudo el sentimiento de culpa por haber sobrevivido podia acabar con los supervivientes de accidentes en los que habia habido victimas mortales; a algunas personas podia llegar a destrozarlas; pero ?ese era el motivo de que Mark Warren se hubiera tirado por la terraza?
Aquella noche en la que habia regresado tarde a su piso con el coche lleno de barro, ?habia emprendido un viaje de culpa al lugar del accidente en el que deberia haber muerto con sus amigos? Era posible, pero ?a que venia tanta agresividad en la boda? Esa parte no encajaba. Mark Warren no le habia dado buenas sensaciones. El padrino que no conocia los planes para la despedida de soltero.
?Que probabilidades habia?
Volvio a entrar pensativo.
– Echemos un buen vistazo al piso unos minutos -dijo.
Echo a caminar hacia la puerta del armario que antes Mark no habia dejado de mirar, pero lo unico que habia dentro eran dos jarrones cubiertos de polvo y una caja vacia de puros Cohiba Robusto.
Con paso seguro, reviso todos los armarios, abriendo todas las puertas y todos los cajones. Glenn Branson se puso a hacer lo mismo, mientras Allison observaba. Luego Grace llego a la nevera de la cocina y abrio la puerta. Recorrio con la mirada los cartones de leche desnatada, los yogures, las bolsas de ensalada moderna y varias botellas de borgona blanco y de champan y casi paso por alto el sobre acolchado de la tercera repisa.
Lo saco y miro dentro, con el ceno fruncido. Luego, tiro la bolsita de plastico que contenia sobre el marmol negro de la encimera.
– Santo cielo -dijo Branson, mirando el trozo de dedo.
– Vale -dijo Robert Allison-. Ahora esto empieza a tener sentido. Lo he encontrado en la victima cuando buscaba algun tipo de identificacion.
Se saco del bolsillo una hoja doblada A4 y se la dio a Grace.
Grace y Branson la leyeron.
– «Comprueba las huellas dactilares y veras que es tu amigo y socio. Cada veinticuatro horas le cortare un trozo cada vez mayor. Hasta que hagas exactamente lo que yo te diga.»
Grace volvio a leerla, luego la leyo por tercera vez.
– Creo que esto nos dice dos cosas -afirmo.
Los dos detectives lo miraron, pero tuvieron que esperar un rato a que por fin hablara.
– Primero, que no creo que esto de aqui sea un suicidio. Y, segundo, si esa suposicion es cierta, tendremos suerte si encontramos vivo a Michael Harrison.
Capitulo 79