hoja de papel.
No parecia tener mucho sentido. «Primeros auxilios» sonaba bien, pero la linea siguiente era un verdadero acertijo. Comenzaba por el nombre de alguien, un tal Manuel, y luego hablaba de heridas. Despues aparecian varias mayusculas con puntos. ?Que eran una ginebra, una imprenta y una suiza? Igualmente desconcertantes resultaban las letras rojas inclinadas sobre la pagina como si las hubieran escrito encima de las demas: donado por la cruz roja mundial para uso de la colonia penal de victoria.
Volvio la hoja de papel y la admiro. Era mas suave al tacto que el pano mas fino, crujiente pero flexible como la hoja fresca del arbol de la paja y de un blanco purisimo.
Luz se debatio con cada palabra hasta llegar al final de la primera pagina y luego volvio varias a la vez, ya que mas de la mitad de las palabras no tenian el menor significado. Aparecieron imagenes horribles: la sorpresa reavivo su curiosidad. Gente que sostenia la cabeza de un ser humano y respiraba en su boca; fotos de los huesos del interior de una pierna y de las venas del interior de un brazo; fotos en colores, en un maravilloso papel brillante parecido al cristal, de gente con manchitas rojas en los hombros, con pustulas en las mejillas, gente cubierta de la cabeza a los pies por horrorosos forunculos, y palabras misteriosas bajo las imagenes:
Luz suspiro una vez mas mientras observaba las nubes irregulares y la lluvia que caia incesantemente. Habia visto todas las fotos del libro y las palabras no le decian nada.
Se levanto y estaba a punto de dejar el libro sobre la mesa, tal como lo habia encontrado, cuando su padre entro en la estancia.
Su paso era energico, recta la espalda y los ojos claros y severos. Sonrio al ver a su hija. Algo sobresaltada y sintiendose culpable, Luz le dedico una elegante reverencia y oculto la mesa y el libro tras sus faldas.
—?Se te saluda,
—Aqui esta mi bella pequena. ?Michael, trae agua caliente y una toalla! Me siento sucio de la cabeza a los pies.
Tomo asiento en uno de los sillones de madera tallada y estiro las piernas, aunque su espalda permanecio tan recta como de costumbre.
—Papa, ?donde te has ensuciado?
—En medio de la chusma.
—?En el Arrabal?
—Tres tipos de seres se trasladaron de la Tierra a Victoria: humanos, piojos y arrabaleros. Si solo pudiera librarme de una especie, escogeria la ultima. —Volvio a sonreir, celebrando su propia gracia. Miro a su hija y anadio—: Uno de ellos tuvo la osadia de responderme. Creo que lo conoces.
—?Lo conozco?
—Si, de la escuela. Deberia estar prohibido que la gentuza asista a la escuela. No recuerdo su nombre. Sus nombres carecen de sentido: Resistente, Grapa, Comoestas, lo que se te ocurra… Me refiero a un chico de pelo negro, flaco como un palo.
—?Lev?
—Exactamente, ese alborotador.
—?Que te dijo?
—Me dijo que no.
El hombre al que Falco habia llamado se acerco deprisa con una palangana de ceramica y una jarra de agua humeante; lo seguia una criada cargada de toallas. Falco se froto la cara y las manos, bufo y resoplo y siguio hablando mientras se aseaba.
—Ese chico y otros acaban de regresar de una expedicion al norte, a la inmensidad. Asegura que han encontrado un emplazamiento perfecto y pretenden que se traslade todo el grupo.
—?Quieren abandonar el Arrabal? ?Todos?
Falco bufo a modo de asentimiento y estiro los pies para que Michael le quitara las botas.
—?Serian incapaces de sobrevivir un invierno sin la ayuda de la Ciudad! Tierra los envio hace cincuenta anos por imbeciles incapaces de aprender y asi son. Ha llegado la hora de recordarles como son las cosas.
—No pueden irse a la inmensidad —opino Luz que, ademas de oir las palabras de su padre, habia hecho caso de sus propios pensamientos—. ?Quien cultivara nuestros campos?
Su padre ignoro la pregunta repitiendola, convirtiendo una expresion de emociones femenina en una masculina evaluacion de los hechos.
—Es obvio que no podemos permitir que se dispersen. Proporcionan la mano de obra necesaria.
—?Por que los arrabaleros se ocupan de casi todas las tareas del campo?
—Porque no sirven para otra cosa. Michael, aparta esa agua sucia.
—Casi ninguno de los nuestros sabe cultivar un campo —observo Luz.
La muchacha estaba concentrada. Tenia cejas oscuras y muy arqueadas, como las de su padre, y cuando se ponia pensativa formaban una recta por encima de sus ojos. Esa linea recta contrariaba a su progenitor. No quedaba bien en el rostro de una linda joven de veinte anos. Le conferia un aspecto rigido, impropio de una mujer. Aunque Falco se lo habia recriminado a menudo, Luz nunca habia superado esa mala costumbre.
—Querida mia, no somos campesinos, sino gente de la Ciudad.
—?Quien estaba a cargo de los cultivos antes de la llegada de los arrabaleros? La colonia ya tenia sesenta anos cuando los enviaron.
—Como es logico, los obreros se ocupaban del trabajo manual. Pero nuestros obreros jamas fueron campesinos. Somos gente de la Ciudad.
—Y nos morimos de hambre, ?no? Se desencadenaron las Hambrunas. —Luz hablo como en suenos, como si recordara un antiguo relato historico, pero sus cejas seguian formando una recta negra—. En la primera decada de la colonia y en otros momentos…, mucha gente murio de hambre. No sabian cultivar el arroz de los pantanos ni raiz de azucar hasta la llegada de los arrabaleros.
Las cejas negras de su padre ahora tambien formaban una recta. Con un solo ademan despidio a Michael, a la criada y el tema de conversacion.
—Es un error permitir que los campesinos y las mujeres vayan a la escuela —declaro con su voz seca—. Los campesinos se vuelven insolentes y las mujeres, aburridas.
Dos o tres anos atras, ese comentario habria arrancado lagrimas a Luz. Se habria desanimado, habria ido a llorar a su habitacion y continuado triste hasta que su padre le dijera una lindeza. Pero actualmente el no podia provocarle el llanto. Luz ignoraba los motivos por los que las cosas eran como eran y le parecia muy extrano. A decir verdad, temia y admiraba a su padre, como toda la vida, pero siempre sabia que estaba a punto de decir. Nunca decia nada nuevo. Nunca habia ninguna novedad.
Se volvio y, una vez mas, miro Bahia Songe a traves del cristal grueso y verticilado; la curva mas distante quedaba oculta por la lluvia incesante. Se irguio y se convirtio en una figura destacada bajo la palida luz, con su