larga falda roja tejida en casa y su blusa con guarnicion de encaje. Se la veia indiferente y solitaria en medio de la estancia alta y larga, tal como se sentia. Tambien percibio fija en ella la mirada de su padre. Y supo lo que iba a decir.
—Luz Marina, ya es hora que contraigas matrimonio. —La joven aguardo la siguiente frase—. Desde la muerte de tu madre… —y el suspiro.
?Ya esta bien! ?Basta, basta!
Luz giro para mirarlo y dijo:
—He leido el libro.
—?Que libro?
—Debio olvidarlo el doctor Martin. ?Que significa «colonia penal»?
—?No tenias por que tocarlo!
Falco estaba azorado. Esa actitud prestaba interes a la charla.
—Crei que era una caja de frutos secos —prosiguio Luz y rio—. De todos modos, ?que significa «colonia penal»? ?Una colonia formada por delincuentes, una carcel?
—No tienes por que saberlo.
—Enviaron a nuestros antepasados aqui como prisioneros, ?no es verdad? Eso es lo que decian los arrabaleros de la escuela. —Falco palidecio, pero el peligro levanto el animo de Luz; su mente funcionaba a toda velocidad y expreso lo que pensaba—. Decian que la primera generacion estaba formada por delincuentes. El gobierno de la Tierra utilizo Victoria como carcel. Los arrabaleros decian que
Su voz detuvo al hombre colerico, que tambien permanecio inmovil y la miro. Durante unos instantes Falco la vio. Luz vio en sus ojos que la estaba viendo y que sentia temor. Durante unos instantes, solo durante unos instantes.
Falco se aparto. Camino hasta la mesa y tomo el libro que el doctor Martin habia olvidado.
—Luz Marina, ?que importancia tiene? —pregunto.
—Me gustaria saberlo.
—Ocurrio hace un siglo. Hemos perdido la Tierra. Somos lo que somos. —La muchacha asintio. Cuando su padre adoptaba ese tono seco y mortecino, Luz veia la fuerza que tanto admiraba y amaba en el—. Lo que me enfurece es que hicieras caso de las tonterias que decia esa gentuza —anadio sin ira—. Lo han puesto todo del reves. ?Que es lo que saben? Permitiste que te dijeran que Luis Firmin Falco, mi bisabuelo, el fundador de nuestra Casa, era un ladron, un convicto. ?No saben nada! Yo si se y puedo decirte quienes fueron nuestros antepasados. Eran hombres, hombres demasiado fuertes para la Tierra. El gobierno de Tierra los envio aqui porque les temia. Los mejores, los mas valientes, los mas fuertes…, los miles de personas debiles de Tierra les temian, les tendieron una trampa y los enviaron aqui en naves de direccion unica para poder hacer lo que se les antojara con la Tierra. Veras, cuando lo lograron, cuando ya no quedaron hombres de verdad, los terraqueos que quedaban eran tan debiles y afeminados que hasta sentian miedo de la chusma como los arrabaleros. Asi que nos los endilgaron para que los mantuvieramos a raya. Y es lo que hemos hecho. ?Lo has comprendido? Asi fue.
Luz asintio. Acepto los notorios esfuerzos de su padre por aplacarla aunque no entendio por que, por primera vez, le habia hablado apaciguadoramente, dandole una explicacion como si fuera su igual. Cualesquiera que fueran los motivos, su exposicion parecia convincente; Luz estaba acostumbrada a oir exposiciones convincentes y a desentranar mas tarde cual era su significado real. Por cierto, hasta que trato a Lev en la escuela, no se le habia ocurrido pensar que alguien podia preferir una verdad sencilla a decir una mentira que sonara convincente. Si era seria, la gente expresaba lo que se ajustaba a sus propositos; si no lo era, tampoco decia nada significativo. Las chicas rara vez hablaban en serio. Habia que proteger a las ninas de las verdades desagradables para que sus almas impolutas no se volvieran rusticas y mancilladas. Ademas, habia preguntado a su padre por la colonia penal para eludir el tema de su matrimonio…, y el truco habia funcionado.
En cuanto estuvo a solas en su habitacion, penso que el problema de esas estratagemas consistia en que el truco tambien se volvia contra ella. Habia caido en la trampa de discutir con su padre y de ganar la discusion. El no se lo perdonaria.
Todas las chicas de la Ciudad de su clase y de su edad ya llevaban dos o tres anos de matrimonio. Luz lo habia evitado solo porque Falco, lo supiera o no, era reacio a que dejara su casa. Estaba acostumbrado a su presencia. Eran parecidos, demasiado parecidos; probablemente disfrutaban de la mutua compania mas que de la de cualquier otra persona. Pero esta noche la habia mirado como si viera a otra persona, a alguien a quien no estaba acostumbrado. Si Falco empezaba a considerarla una persona distinta de si mismo, si ella empezaba a ganar las discusiones, si dejaba de ser su chiquilla favorita, quiza se pusiera a pensar en que mas era ella…, y para que servia.
?Para que servia, para que era apta? Para la perpetuacion de Casa Falco, desde luego. Y despues, ?que? Podia elegir entre Herman Marquez y Herman Macmilan. No podia hacer nada mas. Se convertiria en una esposa. Se convertiria en una nuera. Se recogeria el pelo en un mono, reganaria a los criados, oiria a los hombres divirtiendose en el salon despues de la cena y tendria hijos. Uno por ano. Pequenos Marquez Falco. Pequenos Macmilan Falco. Su vieja amiga Eva, casada a los dieciseis, tenia tres hijos y esperaba el cuarto. Aldo Di Giulio Hertz, marido de Eva e hijo del concejal, le pegaba y ella estaba orgullosa. Eva mostraba los moretones y decia: «Aldito tiene tanto temperamento, es tan salvaje, parece un chiquillo que hace un berrinche».
Luz arrugo el ceno y escupio. Escupio en el suelo embaldosado de su habitacion y dejo estar el salivazo. Clavo la mirada en la pequena mancha grisacea y deseo poder ahogar en ella a Herman Marquez y, acto seguido, a Herman Macmilan. Se sintio sucia. Su habitacion le resultaba asfixiante, sucia: la celda de una carcel. Abandono la idea y huyo de la habitacion. Salio al pasillo, se recogio las faldas y subio por la escala hasta el espacio que se extendia bajo el tejado, en el que nunca aparecia nadie. Se sento en el suelo cubierto de polvo —el techo, cargado de lluvia, era demasiado bajo para permanecer de pie— y dejo volar la imaginacion.
Su imaginacion escapo en linea recta, alejandose de la casa y del tiempo, rumbo a una epoca mas prodiga.
Una tarde de primavera, en el campo de deportes contiguo a la escuela, dos chicos jugaban a la pelota, los arrabaleros Lev y su amigo Timmo. Luz estaba en el porche de la escuela y se asombraba de lo que veia: el estiramiento y la extension de la espalda y el brazo, el agil balanceo del cuerpo, el salto de la pelota en medio de la luz. Era como si jugaran al son de una musica muda, la musica del movimiento. Uniforme y dorada, la luz asomaba por debajo de las nubes tormentosas, desde el oeste, por encima de Bahia Songe; la tierra aparecia mas brillante que el cielo. El terraplen de tierra de detras del campo de deportes era dorado y los hierbajos que lo cubrian ardian. La tierra ardia. Lev se detuvo expectante para atrapar un tiro largo, con la cabeza echada hacia atras y las manos prestas, y Luz se quedo mirando, asombrada ante tanta belleza.
Un grupo de chicos de la Ciudad rodeo la escuela y se dirigio al campo para jugar al futbol. Gritaron a Lev que les pasara la pelota en el preciso instante en que el arrabalero saltaba, con el brazo totalmente extendido, para atrapar el tiro de Timmo. Lo consiguio, rio y lanzo la pelota a los chicos.
Cuando la pareja paso junto al porche, Luz bajo corriendo los escalones y grito:
—Lev. —El oeste se incendio a espaldas del chico, que se torno negro entre ella y el sol—. ?Por que les has dado la pelota y te has quedado tan tranquilo?
Luz no podia ver su rostro a causa del contraluz. Timmo, un chico alto y apuesto, quedo ligeramente rezagado y no la miro a los ojos.
—?Por que dejas que te presionen?
Finalmente Lev respondio:
—Si no los dejo.
A medida que se acercaba a Lev, Luz noto que el la miraba a la cara.