—?Sabes usar un punzon? Vamos, tomalo.
Tom simplemente lo miro.
—No lo quiero. Si alguien pretende lastimarme, ese es su problema, no el mio. El pobre Tom no lastima a la gente. El pobre Tom no quiere ningun punzon. Pero gracias. Gracias de todas formas.
Charley le estudio largamente.
—?Estas seguro?
—Estoy seguro.
—Vale. —Charley meneo la cabeza—. Vale. Lo que tu digas.
—No se puede estar mas loco, ?eh? —intervino el pequeno latino—. Le damos un punzon, sonrie y dice «No, gracias». Loco de remate. De remate.
—Hay locos y locos —dijo Charley—. Tal vez sabe lo que hace. Si llevas un punzon, lo mas probable es que incomodes a quien tenga un arma mas grande. Si no llevas ninguno, a lo mejor te deja pasar. —Charley sonrio. Palmeo el hombro de Tom con fuerza—. Eres mi amigo, Tom. Tu y yo vamos a aprender mucho el uno del otro, te lo aseguro. Si alguno de estos te toca, me lo dices y hare que lo lamente.
—?Quieres que terminemos con la furgoneta, Charley? —pregunto Buffalo.
—Al infierno con la furgoneta. En un par de horas estara demasiado oscuro para trabajar. Comamos algo y ya nos dedicaremos a la furgoneta por la manana. ?Sabes encender un fuego, Tom?
—Claro.
—Muy bien, enciendelo. Pero no te pases. No queremos llamar la atencion.
Charley empezo a dar ordenes, enviando a los otros en direcciones diferentes. Eran, claramente, sus hombres. Stidge fue el ultimo en marchar, algo reticente, y al hacerlo miro a Tom como indicando que lo unico que lo mantenia vivo era la proteccion de Charley, pero que el jefe no estaria siempre delante para protegerle. Tom no le hizo caso. El mundo estaba lleno de gente como Stidge, y hasta ahora se las habia arreglado bastante bien al tratar con ellos.
Encontro un hueco entre la hierba seca que parecia bueno para encender una hoguera y empezo a recoger ramas y rastrojos. Trabajo unos diez minutos, y el fuego crecia bastante bien cuando se dio cuenta de que Charley habia regresado y estaba de pie detras de el, observandolo.
—Tom.
—?Si, Charley?
El hombre de la barba negra se sento junto a el y atizo el fuego.
—Buen trabajo. Me gusta una buena hoguera, bien dispuesta, como esta. —Se acerco mas a Tom y miro en derredor como para asegurarse de que no habia nadie cerca—. Escuche lo que decias cuando tuviste aquel ataque… —su voz era poco mas que un susurro—. Lo del mundo verde y la gente de cristal. Las pieles brillantes. Los ojos como diamantes. ?Como dijiste que estaban colocados sus ojos?
—En grupos de tres, a cada lado de la cabeza.
—?Cuatro lados por cabeza?
—Cuatro, si.
Charley guardo silencio un momento, atizando el fuego. Entonces, con voz todavia mas baja, continuo:
—Sone con un sitio como ese hace unas seis noches. Y otra vez anteanoche. Cielo verde, gente de cristal, ojos como diamantes, en cuatro grupos de tres alrededor de la cabeza. Lo vi como si contemplara una pelicula. Y ahora vienes tu hablando sobre lo mismo, gritandolo como un poseso, y es exactamente el mismo sitio que yo vi.
»?Como es posible que los dos hayamos tenido el mismo sueno? Dime, Tom, ?como es posible?
2
Elszabet se desperto y salio desnuda, como habia dormido, al porche de su cabana. Hacia menos de una hora que el sol se alzaba por encima de Sierra Nevada; un suave manto de neblina envolvia aun las copas de los pinos y flotaba ligeramente sobre el suelo.
Una manana verdaderamente esplendida. No las habia de otra forma en este lugar, en invierno o en verano. En el Centro Nepente habia que madrugar, porque todo el trabajo util del tratamiento de barrido de memorias se hacia antes del desayuno. Pero no habia ninguna pega; Elszabet no podia imaginar que hubiera alguien a quien no le gustara despertarse con el amanecer, si el amanecer era como este. Y no habia razones para no irse a la cama temprano. ?Que se podia hacer por la noche a cientos de millas al norte de San Francisco?
Pulso su reloj y el programa de la manana aparecio en la pantalla escrito en claros signos brillantes.
0600 Padre Christie, Cabina A.
Ed Ferguson, Cabina B.
Aleluya, Cabina C.
0630 Nick Doble Arcoiris, Cabina B.
Tomas Menendez, Cabina C.
0700…
Primero, tomo una ducha rapida, utilizando el deposito situado en la parte trasera de su cabana. Luego, se vistio con unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes y desayuno sidra y queso. No merecia la pena molestarse en subir hasta el comedor tan temprano.
A las seis y cinco, Elszabet subia de dos en dos los escalones de la Cabina A. El padre Christie se encontraba ya alli, repantigado en el sillon, mientras Teddy Lansford deambulaba a su alrededor preparandolo todo para la aplicacion del tratamiento.
El padre Christie no tenia buen aspecto. Rara vez lo tenia a esta hora de la manana. Hoy parecia todavia mas alelado que de costumbre: palido, acalorado, ojeroso, casi un poco atontado. Era un hombre bajo, de unos cuarenta y cinco anos, con una gran pelambrera ya canosa y rostro suave y suplicante. Hoy llevaba puesto su
Se ilumino cuando ella entro en la sala. Un brillo falso, una sonrisa teatral.
—Buenos dias, Elszabet. Que encantadora vision es usted.
—?De veras?
Ella sonrio. El sacerdote siempre tenia a punto un cumplido. Igualmente, procuraba siempre echarle una ojeada a sus pechos y muslos, cuando pensaba que ella no se daba cuenta.
—?Ha dormido bien, padre?
—He tenido noches mejores.
—?Y peores tambien?
—Tambien peores, supongo.
Sus manos temblaban. Si no le hubiera conocido tan bien, Elszabet habria pensado que habia estado bebiendo…, pero eso, por supuesto, era imposible. No se puede beber, ni siquiera a escondidas, cuando se tiene un chip de control implantado en el esofago.
Lansford llamo desde la consola de mando.
—Nivel de azucar en sangre, bien; respiracion, toma de iodina, todo bien. Ondas delta presentes y firmes. Todo parece en orden. ?Introduzco el modulo de barrido en la hendidura, Elszabet?
—Espera un segundo. ?Que lecturas captas?
—La depresion de costumbre y… Eh, no, no es depresion. ?Es agitacion! Que demonios, padre, se supone que debe estar deprimido a esta hora de la manana.
—Lo siento —dijo el padre Christie mansamente. Las comisuras de sus labios temblequeaban—. ?Estropea eso su programa para mi?