practicamente total. Le aseguro que dispone de una base muy poco firme sobre la que sostener cualquier acusacion.

—Soy arqueologo, y durante los ultimos tiempos me he especializado en el estudio de la Tierra y en sus costumbres —dijo Arvardan en un tono bastante encolerizado—. Mis conocimientos sobre su politica interior son bastante profundos y, de todas maneras, no soy el unico que hace esa acusacion.

El secretario no miro al arqueologo ni entonces ni despues. Cada vez que hablaba se dirigia exclusivamente al coronel.

—Uno de nuestros cientificos tambien esta complicado en este asunto —dijo—. Es un anciano muy proximo a cumplir los sesenta anos, por lo que sufre delirios de persecucion. Tambien se halla involucrado otro hombre de antecedentes desconocidos, y que parece sufrir un cierto retraso mental. No me parece que sea un trio de acusadores muy digno de confianza, coronel.

—?Exijo ser escuchado! —exclamo Arvardan poniendose en pie.

—Sientese —ordeno secamente el coronel—. Se ha negado a hablar del asunto conmigo, ?no? Bien, pues ahora mantenga su negativa… Que entre el hombre que ha venido con la bandera de parlamentario.

Era otro miembro de la Sociedad de Ancianos, y cuando vio al secretario la unica senal de emocion que dio fue un fugaz parpadeo. El coronel se puso en pie.

—?Habla en nombre de la gente que esta fuera? —pregunto.

—Si, senor.

—Bien, entonces he de suponer que esta reunion tumultuosa e ilegal tiene como objetivo exigir que les devolvamos a este compatriota suyo, ?no?

—Si, senor. Debe ser puesto en libertad inmediatamente.

—?Ya! Pero los intereses de la ley y el orden y el respeto debido a los representantes de Su Majestad Imperial en este mundo requieren que el asunto no sea discutido mientras haya hombres reunidos en rebelion armada contra nosotros. Tendra que ordenar a sus companeros que se dispersen.

—El coronel tiene toda la razon, hermano Cori —intervino afablemente el secretario—. Le ruego que calme a la gente. Estoy totalmente a salvo, y no hay ningun peligro…, para nadie. ?Me ha entendido, hermano? Para nadie… Le doy mi palabra de Anciano al respecto.

—De acuerdo, hermano, y me alegra ver que se encuentra bien.

El emisario fue acompanado hasta la puerta.

—Haremos que salga de aqui sano y salvo en cuanto la ciudad haya vuelto a la normalidad —dijo secamente el coronel—, y le agradezco su actitud de cooperacion en este conflicto que acaba de resolverse felizmente.

—?Lo prohibo! —exclamo Arvardan volviendo a ponerse en pie—. .Piensa dejar en libertad a este hombre que planea asesinar a toda !a raza humana, mientras que me impide ejercer mis derechos como ciudadano galactico obteniendo una entrevista con el Procurador Ennius? ?Es que piensa tratar con mas consideracion a un asqueroso terrestre que a mi? —acabo gritando en un paroxismo de frustracion.

El secretario empezo a hablar apenas hubo terminado el estallido de furia casi incoherente de Arvardan.

—Coronel, si es lo que desea este hombre, yo no tengo ningun inconveniente en permanecer aqui hasta que mi caso sea sometido a la consideracion del Procurador Ennius. Una acusacion de traicion es algo muy grave, y por muy absurda que pueda parecer, la mera sospecha podria llegar a ser suficiente para anular los servicios futuros que puedo prestar a mi pueblo. Asi pues, le agradeceria sinceramente que me brindase una oportunidad de demostrar al Procurador Ennius que el Imperio no tiene un servidor mas leal que yo.

—Admiro sus sentimientos, senor secretario —replico el coronel en un tono muy serio—, y le confieso que si me encontrara en su situacion mi actitud seria muy distinta. Su pueblo puede sentirse orgulloso de usted… Intentare comunicarme con el Procurador Ennius.

Arvardan no volvio a abrir la boca hasta que le condujeron a su alojamiento.

El arqueologo esquivo las miradas de sus companeros. Permanecio sentado e inmovil durante largo rato mordisqueandose un nudillo con los dientes.

—?Y bien? —acabo preguntando Shekt.

—Falto poco para que lo estropease todo —respondio Arvardan meneando la cabeza.

—?Que hizo?

—Perdi los estribos, ofendi al coronel, no consegui nada… Me temo que no he nacido para diplomatico, Shekt. —Arvardan experimento una subita necesidad de disculparse—. ?Que podia hacer? —grito—. Balkis ya habia hablado con el coronel, de modo que no podia confiar en el. ?Y si le habian ofrecido perdonarle la vida? ?Y si habia tomado parte en la conspiracion desde el primer momento? Se que son sospechas absurdas, pero no podia correr ese riesgo… Desconfiaba demasiado de el, asi que queria ver a Ennius en persona.

El fisico se incorporo con las manos sarmentosas entrelazadas a la espalda.

—?Entonces Ennius vendra?

—Supongo que si, pero unicamente porque Balkis solicito que viniera…, y eso es algo que no entiendo.

—?Balkis pidio que viniera? Entonces Schwartz debe estar en lo cierto…

—?Que dijo Schwartz?

El terrestre bajito y regordete estaba sentado en su catre. Cuando todas las miradas se volvieron hacia el se encogio de hombros y movio las manos en un gesto de impotencia.

—Capte el contacto mental del secretario cuando paso delante de nuestro cuarto hace unos momentos. Estaba claro que habia mantenido una larga conversacion con el mismo oficial con el que hablo usted.

—Lo se.

—Pero no habia ni rastro de traicion presente en la mente del oficial.

—Bien, entonces me equivoque —comento Arvardan tristemente—. Cuando venga Ennius tendre que tragar mi racion de bilis… ?Y que me dice de Balkis?

—En su mente no hay preocupacion ni miedo, solamente odio; y ahora a quienes mas odia es a nosotros por haberle secuestrado y traido a la fuerza hasta aqui. Hemos herido terriblemente su vanidad y planea vengarse de nosotros. Vi las imagenes que se iban formando en su mente: Balkis en solitario, impidiendo que toda la Galaxia pudiese hacer algo para detenerle a pesar de que nosotros estamos enterados de lo que planea y trabajamos contra el… Nos otorgaba ventaja y nos daba todos los ases, pero despues nos aniquilaba y acababa triunfando sobre nosotros.

—?Pretende decirme que Balkis esta dispuesto a poner en peligro sus planes y todas sus ilusiones de poder para satisfacer el rencor que siente contra nosotros? ?Es una locura!

—Lo se —afirmo Schwartz—, pero Balkis esta loco.

—?Y cree que tendra exito?

—Si.

—Entonces necesitamos que nos ayude, Schwartz. Vamos a necesitar sus poderes mentales. Escucheme…

—No, Arvardan —dijo Shekt meneando la cabeza—. Eso no daria resultado. Desperte a Schwartz cuando se fue y discutimos el asunto. Resulta evidente que Schwartz aun no controla del todo sus poderes mentales, y que de momento no puede ser muy preciso en cuanto a su utilizacion. Puede aturdir a un hombre, paralizar sus musculos o incluso causar su muerte…, y lo que es mas, puede controlar los musculos mayores contra la voluntad del sujeto, pero eso es todo. En el caso del secretario, no consiguio hacer que hablara. Los pequenos musculos de sus cuerdas vocales se negaron a obedecer al control mental de Schwartz, y tampoco fue capaz de coordinar los movimientos musculares con la precision necesaria para que Balkis condujera el vehiculo. Incluso le resulto bastante dificil conseguir que conservara el equilibrio mientras caminaba… Asi pues, es evidente que no podria dominar a Ennius hasta el extremo de, por ejemplo, obligarle a emitir una orden o a redactarla. Yo tambien pense en esa posibilidad, pero…

Shekt meneo la cabeza, y su voz se fue apagando poco a poco.

Arvardan experimento la terrible desolacion de la impotencia.

—?Donde esta Pola? —pregunto de repente sintiendo una punzada de angustia.

—Esta durmiendo en su cuarto.

Arvardan hubiese querido despertarla, hubiese querido… ?Oh, hubiese querido hacer tantas cosas!

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