Balkis se cruzo de brazos.

Ennius levanto la mirada y le contemplo con expresion preocupada.

—No me parece que este hombre sea culpable… —empezo a decir.

Arvardan se sintio incapaz de soportar aquello por mas tiempo. Se puso de pie y fue rapidamente hacia el Procurador moviendose con paso decidido y claramente amenazador. Nunca se llego a saber que habia planeado hacer, y mas tarde ni tan siquiera el mismo Arvardan consiguio recordarlo; pero daba igual. Ennius tenia un latigo neuronico y lo utilizo.

Y por tercera vez desde su llegada a la Tierra, todo lo que rodeaba a Arvardan estallo en una hoguera de dolor, giro locamente en torno a el y acabo desvaneciendose.

Y durante las horas que Arvardan permanecio inconsciente se cumplio el plazo fatidico de las seis…

21. EL PLAZO HA VENCIDO

?Y el plazo vencio!

Luz…

Una luz borrosa y sombras difusas que se confundian y arremolinaban a su alrededor, y que iban cobrando nitidez poco a poco…

Un rostro… Dos ojos que le contemplaban…

—?Pola! —exclamo Arvardan, y todo se hizo claro en un instante—. ?Que hora es?

Sus dedos apretaron con fuerza la muneca de la muchacha, y Pola hizo una mueca involuntaria de dolor.

—Son las siete pasadas —susurro ella—. Ya ha vencido el plazo que teniamos.

Arvardan miro freneticamente a su alrededor y salto del catre en el que habia estado acostado, sin hacer caso al dolor que aquel movimiento tan repentino produjo en sus articulaciones. Shekt, que estaba sentado en un sillon, levanto la cabeza para hacer un gesto de asentimiento impregnado de amargura.

—Todo ha terminado, Arvardan.

—Entonces Ennius…

—Ennius no ha querido arriesgarse —dijo Shekt—. Que extrano, ?verdad? —El anciano fisico dejo escapar una risita enronquecida—. Sin ayuda de nadie, nosotros tres descubrimos un siniestro complot contra la humanidad, capturamos al cabecilla de la conspiracion y hacemos que comparezca ante la justicia… Parece uno de esos holodramas en que los heroes acaban triunfando gloriosamente justo cuando todo parecia perdido, ?no? Los holodramas suelen terminar en ese momento, pero en nuestro caso la accion continuo y descubrimos que nadie nos creia. Eso no ocurre en los holodramas, ?verdad? Los holodramas siempre acaban bien… Si, resulta muy extrano…

Las palabras se convirtieron en sollozos desgarradores.

Arvardan se sintio incapaz de soportar el espectaculo de su dolor, y aparto la mirada. Los ojos de Pola eran universos oscuros, humedos e inundados de llanto; y Arvardan se perdio en ellos durante un momento. Si, sus ojos eran dos cosmos llenos de estrellas, y pequenos bolidos de metal brillante volaban hacia ellas devorando anos luz a medida que penetraban en el hiperespacio siguiendo siniestras trayectorias meticulosamente calculadas; y muy pronto, tal vez en ese mismo instante, se acercarian, atravesarian atmosferas, descargarian lluvias invisibles de virus mortales…

Bien, todo habia acabado. Ya era imposible impedirlo.

—?Donde esta Schwartz? —pregunto con un hilo de voz.

—No hemos vuelto a verle desde que se lo llevaron —respondio Pola meneando la cabeza.

La puerta se abrio. Arvardan aun no estaba tan resignado a la idea de la muerte como para no alzar la cabeza con una debil luz de esperanza en los ojos.

Pero era Ennius, y el semblante de Arvardan se endurecio y giro la cabeza.

Ennius se acerco y contemplo en silencio durante unos momentos al padre y a la hija, pero incluso en aquellos instantes Shekt y Pola eran antes que nada dos terrestres y no podian decir nada al Procurador, a pesar de que sabian que aunque sus vidas terminarian pronto y de manera violenta la del Procurador terminaria todavia mas pronto y de forma todavia mas violenta.

—?Doctor Arvardan? —murmuro Ennius poniendo una mano sobre el hombro del arqueologo.

—?Si, Su Excelencia? —replico Arvardan imitando con sarcastica amargura la entonacion de su interlocutor.

—Son mas de las seis —le informo Ennius.

El Procurador no habia dormido en toda la noche. La decision de absolver oficialmente a Balkis no le habia convencido de que los acusadores estuvieran locos…, o sometidos a un inexplicable control mental. Ennius habia pasado las horas contemplando como el cronometro sin alma marcaba la aproximacion del fin de la Galaxia.

—Si —asintio Arvardan—. Son mas de las seis y las estrellas continuan brillando.

—Pero usted sigue creyendo que estaban en lo cierto, ?no?

—Las primeras victimas moriran dentro de pocas horas, Su Excelencia —dijo Arvardan—. Nadie prestara una atencion especial a ello, porque todos los dias mueren seres humanos. Dentro de una semana habra centenares de miles de muertos, y el porcentaje de mejorias se aproximara al cero. Ningun medicamento conocido sera capaz de curar la enfermedad, y muchos planetas enviaran mensajes de emergencia solicitando ayuda contra la epidemia. Dentro de dos semanas infinidad de planetas se habran sumado a la peticion de ayuda, y se declarara el estado de emergencia en los sectores mas proximos. Dentro de un mes la Galaxia se retorcera en las garras implacables de la infeccion, y dentro de dos meses habra muerto… ?Que hara usted cuando empiecen a llegarle los primeros informes?

»Permitame que extienda mi prediccion a ese punto. Enviara comunicados diciendo que el origen de la epidemia quiza haya que buscarlo en la Tierra, pero eso no ayudara a salvar ninguna vida. Despues declarara la guerra a la Sociedad de Ancianos, y borrara de la faz del planeta a todos los terrestres…, lo cual tampoco salvara ninguna vida. Si no hace eso, quiza decida actuar como intermediario entre su amigo Balkis y el Consejo Galactico o los supervivientes del mismo. Quiza incluso acabe teniendo el honor de entregar a Balkis los restos miserables de lo que habia sido un Imperio colosal a cambio de la antitoxina, que podra o no llegar a un numero de mundos suficiente en cantidades suficientes y en el tiempo suficiente como para salvar la vida de un solo ser humano.

Ennius sonrio, pero su sonrisa carecia de conviccion.

—?No cree que esta exagerando un poco?

—Oh, si. Yo soy un muerto y usted es un cadaver; pero sera mejor que nos lo tomemos con la frialdad y la calma que exigen las condenadas tradiciones del Imperio, ?no le parece?

—Si me guarda rencor porque utilice el latigo neuronico contra usted…

—Oh, le aseguro que no siento ni el mas minimo rencor hacia Su Excelencia —respondio el arqueologo ironicamente—. De hecho, estoy tan acostumbrado al latigo neuronico que ya apenas noto sus efectos.

—Bien, entonces intentare explicarselo de la forma mas logica posible. Este asunto se ha convertido en un embrollo de lo mas desagradable… Seria dificil presentar un informe que tuviera alguna apariencia de logica, y ocultar lo ocurrido resultara igualmente dificil a menos que se tenga alguna razon solida para ello. Los otros acusadores son terrestres, doctor Arvardan, por lo que su voz es la unica que tiene cierto peso. ?Que me diria de firmar un documento en el que se dijera que hizo esa acusacion cuando no se hallaba en pleno uso de sus…? Bueno, ya buscaremos alguna frase que pueda resultar convincente sin que sea necesario hablar del control mental.

—No hay ningun problema. Diga que estaba loco, borracho, hipnotizado o bajo los efectos de alguna droga… Cualquier excusa servira.

—Oiga, ?le importaria tratar de ser razonable? Le repito que ha sido enganado. —La voz de Ennius se habia convertido en un susurro cargado de tension—. Usted nacio en Sirio. ?Por que se ha enamorado de una terrestre?

—?Que?

—No grite. Quiero decir que… Bueno, ?cree que de haberse hallado en su estado normal podria haber

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