ocurrido, parecia inevitable.

—Tambien hay dos diosas mujeres. Pega es la diosa del dia. Bajo el sol todo es suyo. Pega ama la limpieza. Ella enseno a las mujeres a encender fuego, hornear y tejer. Se duele de ellas en el parto y acompana a todas en la muerte. Es la consoladora. Pan moreno es la ofrenda que la mujer le lleva. Asenti, aprobando.

—Thais es la diosa de la noche. Todo es suyo bajo la luna. Ama las palabras de los amantes y a los amantes abrazados. Todos los que se acoplan han de pedirle permiso, pronunciando juntos las palabras en la oscuridad. Si no lo hacen, Thais enciende una llama en un tercer corazon y encuentra un cuchillo para la mano. Enardecida, va hacia los ninos anunciando que dejaran la infancia. Es la seductora. Miel dorada es la ofrenda que la mujer le lleva.

—Parece que teneis dos dioses buenos y dos dioses malos —dije—, y que los dioses malos son Thais y el Durmiente.

—?Oh, no! ?Todos los dioses son buenos, sobre todo el Durmiente! ?Cuantos se moririan de hambre sin el! ?El Durmiente es muy muy grande! Y cuando Thais no viene, la reemplaza un demonio.

—O sea que tambien teneis demonios. —Todo el mundo tiene demonios. —Supongo que si —dije.

El plato estaba casi vacio y yo habia comido hasta hartarme. El sacerdote —mi sacerdote, deberia escribir— habia tomado solamente una pizca. Me levante, recogi lo que quedaba, y no sabiendo que otra cosa hacer, lo tire al mar.

—Para juturna —dije—. ?Conoce a juturna tu gente? Al ver que me levantaba, el se habia puesto en pie de un salto.

—No… —Vacilo, y adverti que habia estado a punto de pronunciar el nombre que me habia atribuido, pero tenia miedo.

—Entonces para vosotros tal vez sea un demonio. La mayor parte de mi vida la crei un demonio yo tambien; puede que ni vosotros ni yo nos equivocaramos mucho.

Se inclino, y aunque era algo mas alto y en modo alguno rollizo, en esa inclinacion vi a Odilo claro como al hombre que tenia enfrente.

—Ahora debes llevarme ante Odilo —le dije—. Ante el otro dios-hombre.

Recorrimos juntos la playa en la direccion de donde el habia venido. Las colinas, que a mi partida habian sido barro yermo, estaban cubiertas de blanda hierba verde y salpicadas de flores silvestres y arboles jovenes.

Intente calcular cuanto tiempo habia estado ausente y contar los anos que habia pasado en el pueblo de piedra de los autoctonos; y aunque no podia estar seguro de ninguna de las dos cifras, barrunte que debian ser muy semejantes. Entonces me maravillo pensar en el hombre verde, que me habia ido a buscar a la jungla del norte en el momento exacto en que yo lo requeria. Ambos habiamos transitado los Corredores del Tiempo, pero el habia sido maestro mientras yo era apenas aprendiz.

Le pregunte a mi sacerdote cuando habia devorado las tierras el Durmiente.

Tenia el rostro enrojecido por el sol; aun asi note que palidecia.

—Hace mucho —dijo—. Antes de que los hombres llegaran a Ushas.

—?Entonces como lo supieron?

—Nos lo enseno el dios Odilo. ?Esta enfadado? De modo que Odilo habia oido mi conversacion con Eata. Yo habia pensado que estaba durmiendo. —No —dije—. Solo deseo oir lo que sepas. ?Fue tu padre quien vino a Ushas?

Sacudio la cabeza. —El padre de mi padre y la madre de mi madre. Cayeron del cielo, arrojados como semillas por la mano del Dios de todos los dioses.

—Sin conocer ni el fuego ni nada —dije, y recorde entonces lo que habia transmitido el joven oficial: que los hierodulos habian depositado un hombre y una mujer en los terrenos de la Casa Absoluta. Una vez recordado esto, fue harto sencillo imaginar quienes eran los ancestros de mi sacerdote: los marineros vencidos en mis recuerdos habian pagado la derrota con el peso del pasado, asi como yo habria perdido el futuro de mis descendientes si mi propio pasado hubiera sido vencido.

La aldea no estaba muy lejos. Habia alli en la playa unos pocos botes de mal aspecto, sin pintar y armados en gran parte, al menos asi me parecio, con madera blanca de resaca. En la costa, a una ana o mas de la marca de la marea, se alzaba una manzana de chozas perfectamente cuadrada. Tuve la certeza de que esa manzana era obra de Odilo: mostraba el amor al orden por el orden tan caracteristico de los criados de alto rango. Luego reflexione que probablemente los desvencijados botes tambien habian sido inspirados por Odilo; al fin y al cabo el habia construido nuestra balsa.

Dos mujeres y un grupo de ninos salieron de las casas para vernos pasar, y un hombre con una maza dejo de calafatear un bote y se les unio; mi sacerdote, que me seguia a un paso, me miro e hizo un gesto tan rapido que no pude entenderlo. Los aldeanos se hincaron de rodillas.

Inspirado por el sentido teatral que a menudo me he visto obligado a cultivar, alce los brazos, abri las manos y les di mi bendicion; les dije que fueran bondadosos unos con otros y lo mas felices posible. En realidad no hay mas bendicion que podamos dar nosotras, las deidades, aunque sin duda el Increado es capaz de mucho mas.

Con diez zancadas dejamos atras la aldea, aunque no tanto como para no oir que el botero empezaba a martillar de nuevo y los ninos reanudaban juegos y llantos. Pregunte cuanto mas lejos estaba el lugar donde vivia Odilo.

—No mucho —dijo mi sacerdote, y senalo.

Ahora caminabamos tierra adentro, subiendo por la hierba de una colina. Desde la cresta divisamos la cresta de la siguiente, y sobre ella tres cenadores uno junto a otro, cubiertos como el mio de altramuz trepador, arroyuela purpura y ruda blanca de prado. — Alli —dijo mi sacerdote—. Alli duermen los otros dioses.

Apendice — El milagro de Apu-Punchau

No hay para la mente primitiva ningun genero de prodigio mas convincente que el que afecta a las obras supuestamente inmutables de los cielos. Puede que la prolongacion de la noche por parte de Severian, sin embargo, deje a mentes menos credulas preguntandose de que manera es posible lograr tal maravilla sin un cataclismo mayor que el que acompano la llegada del Sol Nuevo.

Cabe adelantar al menos dos explicaciones. Los historiadores invocan la hipnosis colectiva para explicar todo prodigio multiplemente atestiguado que no se pueda menoscabar de otra forma; pero no hay ningun hipnotizador verdadero que se preste a producir algo semejante.

Si se descarta la hipnosis colectiva, la unica opcion parece ser un eclipse en el sentido mas amplio: es decir, el paso de cierto cuerpo opaco entre el Sol Viejo y Urth.

En este contexto, ha de senalarse que las estrellas vistas en invierno en la Comunidad aparecen sobre el pueblo de piedra en primavera (presumiblemente debido a la precesion de los equinoccios); pero durante la prolongacion de la noche Severian ve las habituales estrellas de primavera. Esto redundaria en favor de la segunda explicacion, lo mismo que la manifestacion inmediata del Sol Viejo, ya por encima de los tejados, despues de la capitulacion de los autoctonos. Nada de lo escrito por Severian llega a explicar la verdadera naturaleza del cuerpo opaco; pero el lector atento encontrara poca dificultad en adelantar al menos una especulacion plausible.

Gene Wolfe

FIN

Titulo original: The Urth of the New Sun

Volume Five of the Book of the New Sun

Traduccion: Marcelo Cohen

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