Barbatus asintio: —Pienso que si. Ya sabes que cuando una nave viaja raudamente entre las estrellas, lo que a bordo son minutos y dias en Urth pueden ser anos o siglos.
—Asi sera —admiti— si uno piensa que el tiempo empezo a medirse por la llegada y la partida de la luz. — Por lo tanto tu estrella, la Fuente Blanca, nacio hace cierto tiempo, y sin duda mucho antes del reinado de Tifon. Se me ocurre que esa epoca no esta ahora muy lejos.
Me parecio que Famulimus sonreia, y quiza lo hizo.
—En verdad asi ha de ser, Barbatus, cuando el llego aqui por el propio poder de la estrella. Volando en el tiempo, corre hasta que tiene que parar; luego se para aqui porque no puede correr.
Si la interrupcion perturbo a Barbatus, no hubo nada que lo indicara.
—Es posible que recuperes el poder cuando desde Urth se empiece a ver la luz de tu estrella. Si es asi, tal vez en ese momento Apu-Punchau se despierte, siempre y cuando decida abandonar el sitio donde el mismo se ha encontrado.
—?Despertar a la muerte en vida? —le pregunte yo—. ?Que horrible!
Famulimus disintio. —Maravilloso, di mejor, Severian. De la muerte a la vida para ayudar a las gentes que lo amaron.
Lo considere durante un rato mientras los tres esperaban pacientemente. Por fin dije: —Quizas la muerte nos parece horrible solo porque es una linea divisoria entre el terror y el asombro de la vida. Vemos unicamente el terror, que queda atras.
Ossipago rezongo: —Eso esperamos todos, Severian, tanto como tu.
—Pero si Apu-Punchau soy yo, ?que era el cuerpo que encontre en la nave de Tzadkiel?
Casi en un susurro, Famulimus canto: —El hombre a quien viste muerto lo dio a luz tu madre. Asi me parece al menos por lo que se ha dicho. Lloraria por ella si tuviera lagrimas, aunque quiza no porque tu estes vivo aun. Lo que nosotros hicimos por ti aqui, Severian, el poderoso Tzadkiel lo llevo a cabo alli, tomando la memoria de tu mente muerta para construir de nuevo tu mente y construirte a ti.
—?Quieres decir que cuando estuve ante el Sillon de justicia no era mas un eidolon construido por Tzadkiel?
Ossipago murmuro: —Construido es un termino demasiado fuerte, si entiendo tu lengua tanto como pienso. Digamos quizas manifestado.
Buscando una explicacion, movi la mirada de el a Famulimus.
—Eras pensamiento reflejado en tu mente muerta. El fijo la imagen, la integro, curo la herida fatal que tenias.
—Me transformo en una imagen andante y parlante de mi mismo. —Aunque habia pronunciado las palabras, no conseguia ponerme a pensar que significaban.— La caida me mato, igual que me mato aqui mi gente.
Me incline a mirar el cadaver de Apu-Punchau. —Estrangulado, creo —murmuro Barbatus.
—?No habria podido Tzadkiel hacerme volver, asi como yo hice volver a Zama? ?Curarme como yo cure a Herena? ?Por que tenia que morirme?
Nada me ha asombrado nunca mas que lo que ocurrio entonces: Famulimus se arrodillo ante mi y beso el suelo.
Barbatus dijo: —?Que te hace pensar que Tzadkiel es dueno de semejante poder? Famulimus, Ossipago y yo no somos nada delante de el, pero tampoco somos sus esclavos; por grande que parezca, no es el jefe de su raza ni su salvador.
Sin duda habria tenido que sentirme entonces muy honrado. El caso es que estaba meramente perplejo y angustiosamente incomodo. Me apresure a indicarle a Famulimus que se levantara y balbucee: —?Pero vosotros andais por los Corredores del Tiempo!
Mientras Famulimus se ponia de pie, Barbatus se arrodillo delante de mi. Ella canto: — Solo cortos trechos, Severian: para hablar contigo y hacer cosas comunes. Nuestros relojes corren al reves en torno a vuestros dos soles.
De rodillas, Barbatus dijo: —Si hubieramos permitido que Ossipago nos llevara a un lugar mejor, como deseaba, habria sido un lugar anterior. No habria sido mejor para ti, pienso.
—Una cuestion mas, ilustres hierodulos, antes de que me devolvais a mi periodo. Despues de hablar conmigo junto al mar, el maestro Malrubius se disolvio en un polvo reluciente. Y con todo… —No pude decirlo, pero mis ojos buscaron el cadaver. Barbatus asintio. —Ese eidolon, como tu lo llamas, existia desde hacia muy poco. No se de que energias se valio Tzadkiel para sostenerte en la nave; puede incluso que tu mismo extrajeras el poder necesario de cualquier fuente que hubiera a mano, asi como para cargar a tu sirviente te apoderaste de la nave. Pero aun si al venir aqui dejaste esa fuente atras, antes habias vivido mucho tiempo, en la nave, en Yesod, en la nave otra vez, en la gabarra, en la epoca de Tifon… Todo ese tiempo respiraste, comiste y bebiste materia no inestable, transformandola en provecho de tu cuerpo. Asi se convirtio en un cuerpo sustancial.
—Pero estoy muerto, y ni siquiera aqui… Estoy muerto alla, en la nave de Tzadkiel.
—El que esta muerto alli es un gemelo tuyo —me dijo Barbatus—. Y aqui esta muerto otro. Diria de paso que si no estuvieran muertos no habriamos podido hacer lo que hicimos, porque todo ser viviente es mas que mera materia. —Se detuvo y miro a Famulimus pidiendo ayuda, pero no la recibio.?Que sabes del anima?
Entonces pense en Ava y en lo que me habia dicho: Como todos los ignorantes, es materialista. Pero no por eso el materialismo es verdad. La pequena Ava habia muerto con Foila y los otros.
—Nada —murmure—. No se nada del anima.
—En cierta manera es como los versos de un poema. ?Como eran, Famulimus, aquellos que me citaste?
La mujer canto: —?Despertad!, pues al cuenco de la noche la Manana ya lanzo la Piedra que ahuyenta las estrellas.
—Si —dije—. Entiendo. Barbatus alzo la mano. —Imagina que yo escribiera esos versos en un muro, y luego los escribiera de nuevo en otro. ?Cuales serian los versos verdaderos?
—Ambos —dije yo—. Y ninguno. Los versos verdaderos no son escritura; tampoco habla. No se decir que son.
—Asi ocurre con el anima tal como yo la entiendo. Estaba escrita alli. —Senalo al hombre muerto. Ahora esta escrita en ti. Cuando la luz de la Fuente Blanca toque a Urth, estara escrita alli una vez mas. Pero esa escritura no borrara el anima en ti. A menos que…
Espere a que continuara.
Ossipago dijo: —A menos que te acerques demasiado. Si escribes un nombre en el polvo y lo repasas con el dedo, no hay dos nombres sino uno. Si por un conductor fluyen dos corrientes, hay una sola.
Mientras yo lo observaba, incredulo, Famulimus canto: —Una vez te acercaste demasiado a tu doble, ?sabes?; fue aqui, en este pobre pueblo de piedras. Luego el se marcho y solo quedaste tu. Nuestros eidolones son siempre de los muertos. ?No te has preguntado porque? ?Ten cuidado!
Barbatus asintio. —Pero en cuanto a devolverte a tu tiempo, no podemos ayudarte. Tal vez tu hombre verde sabia mas que nosotros; o al menos disponia de mas energia. Te dejaremos comida, agua y una luz; pero tendras que esperar a la Fuente Blanca. Como dijo Famulimus, no puede tardar mucho.
Ella ya se estaba desvaneciendo en el pasado, y fue como si su canto llegara desde muy lejos.
—No destruyas el cadaver, Severian. No caigas en la tentacion… ?ten cuidado!
Mientras yo miraba a Famulimus, Barbatus y Ossipago se habian desvanecido. Cuando se apago la voz de ella, no hubo otro sonido en la casa que el de una debil respiracion.
LI — La Urth del Sol Nuevo
Todo el resto de aquel dia estuve sentado a oscuras, maldiciendome por idiota. La Fuente Blanca iba a brillar en el cielo negro, como habian insinuado los hierodulos, pero yo solo lo habia entendido despues de que ellos se fueran.
Cien veces revivi la noche de diluvio en que habia bajado del techo de esa misma estructura para ayudar a