Despues de una investigacion profunda, Andy eligio ese momento para comenzar a emitir sus protestas por la falta de leche en los senos de su madre.

Claire intento calmarlo, con unas palmaditas en la espalda. Tambien ella tenia ganas de llorar ante su desilusion.

—Supongo que a usted —dijo el doctor Minchenko— no le gustaria demasiado venir con nosotros, Liz. No habria regreso, por supuesto.

—?Nosotros? —La mirada de Mama Nilla fue incisiva—. ?Usted esta de acuerdo con esta tonteria? —Me temo que si. —Muy bien, entonces. —Ella asintio. —Pero usted no puede… —comenzo a decir Leo. —Graf — interrumpio el doctor Minchenko—, ?su drama de la falta de presion le da a estas senoras alguna razon para pensar que iban a seguir teniendo aire si se quedaban con sus chicos? — Teoricamente, no —dijo Leo. —A mi ni siquiera se me ocurrio —dijo una de las cuidadoras. De pronto parecia preocupada…

—A mi, si —dijo la otra, mientras fruncia el ceno a Leo.

—Yo sabia que habia salidas de aire de emergencia en el modulo del gimnasio —dijo Mama Nilla—. Despues de todo, asi esta establecido. Todo el departamento tendria que haber venido aqui. —Yo los envie a otro lado —dijo Leo. —Todo el departamento tendria que haberlo mandado a la mierda —agrego Mama Nilla—. Permitame hablar por los ausentes. —Su sonrisa era gelida. Una de las cuidadoras se dirigio a Mama Nilla, con desesperacion.

—Pero yo no puedo ir con ustedes. Mi marido trabaja abajo.

—?Nadie le esta pidiendo que lo haga! —exclamo Leo.

La otra cuidadora, haciendo caso omiso de Leo, se dirigio a Mama Nula.

—Lo siento. Lo siento, Liz. No puedo. Es demasiado.

—Si, exacto —Leo toco con una mano el bulto que tenia en el uniforme, lo abandono y comenzo a hacerlas salir, agitando los brazos en el aire.

—Esta bien, chicas, entiendo —Mama Nula intento calmar su evidente ansiedad—. Yo me quedare y resistire en el fuerte, supongo. Despues de todo, nadie esta esperando este cuerpo viejo en ninguna parte —se rio. Pero era una risa forzada.

—?Usted se hara cargo del departamento, entonces? —confirmo el doctor Minchenko con Mama Nilla—. Dirijalo de la manera que mas le guste. Cuando no sepa que hacer, pregunteme.

Ella asintio. Parecia reservada, como si justo en ese momento comenzara a esbozarse la infinita complejidad de la tarea que tenia ante si.

El doctor Minchenko se ocupo del nino que tenia el corte sangrante en la frente. Leo, finalmente, logro llevarse a las otras dos mujeres terrestres.

—Vamos. Ahora tengo que ir a vaciar la camara frigorifica de vegetales.

—Con todo lo que esta pasando, ?por que pierde tiempo limpiando una camara frigorifica? —murmuro Mama Nula entre dientes—. ?Que locura!

—Mama Nula, tengo que irme ahora —la pequena cuadrumana la abrazo con todos sus brazos, efusivamente. Mama Nula se separo.

Andy seguia manifestando su desilusion con ataques intermitentes.

—Vamos, amigo —el doctor Minchenko se detuvo para dirigirse a el—, esa no es manera de hablarle a tu mama…

—No tengo leche —le explico Claire. Se sintio r te e incapaz cuando le ofrecio el biberon. El bebe lo arrojo. Cuando intento separarlo momentaneamente para recogerlo, Andy se aferro a su brazo y grito desesperadamente. Uno de los ninos de cinco anos se dio la vuelta y se tapo los oidos con las cuatro manos.

—Venga con nosotros a la enfermeria —dijo el doctor Minchenko, con un sonrisa comprensiva—.; Creo que tengo algo que solucionara tu problema. A menos que quieras destetarlo ahora, lo cual no te recomiendo.

—?Oh, por favor! —dijo Claire, esperanzada, —Nos llevara un par de dias hacer que tus sistemas vuelvan a funcionar otra vez —previno—, dado el periodo de retraso en la reaccion biologica. Pero no? he tenido oportunidad de revisarte desde que llegue.

Claire floto detras de el con gratitud. Hasta Andy dejo de llorar.

Pramod no habia bromeado respecto a las pieza de ajuste, penso Leo con un suspiro, mientras estudiaba la protuberancia de metal que tenia ante sus? ojos. Golpeo los mandos del ordenador que junto a el, con cierta lentitud y torpeza, puesto llevaba guantes. Este conducto aislado llevaba aguas residuales. Nada encantador, pero un error aqui p dria ser tan desastroso como cualquier otro.

Y bastante mas repugnante, penso Leo con una sonrisa. Miro a Bobbi y a Pramod, que estaban junto a el, con sus uniformes plateados. Se podian ver otros cincos grupos de trabajo de cuadrumanos en la superficie del Habitat, mientras que un remolcador se colocaba en posicion un poco mas alla. Al fondo divisaba la luna creciente de Rodeo. Bueno, siguiente eran los fontaneros mas caros de toda la galaxia.

El embrollo de tuberias codificadas que tenia ante si formaban las conexiones umbilicales entre un nodulo y el proximo, protegidas del polvo y otros agentes por una cubierta externa. La tarea que tenia |en manos era la de realinear los modulos en grupos longitudinales uniformes que soportaran la aceleracion. Cada grupo, unido entre si por compartimentos le carga, formaria una masa compacta, equilibrada, autosuficiente, por lo menos en terminos de las fuerzas propulsoras relativamente bajas que Leo podia prever. Algo asi como controlar una yunta de hipopotamos. Sin embargo, la realineacion de los modulos traia aparejada una realineacion de todas sus conexiones y habia muchas, muchas, muchas conexiones.

Con el rabillo del ojo, percibio un movimiento. El de Pramod siguio la direccion del de Leo.

—Alli van —dijo Pramod. En su voz habia un reflejo de triunfo y de remordimiento.

La capsula de rescate con los ultimos terrestres rezagados que quedaban a bordo caia silenciosamente el vacio. Una luz brillo en un puesto de observacion a medida que la capsula se perdia de vista, detras de las curvaturas de Rodeo. Eso era todo para los hombres y mujeres con piernas, excepto el mismo, el doctor Minchenko, Mama Nilla y un supervisor de mantenimiento que sacaron de un conducto y que declaro su ardiente amor por una muchacha cuadrumana de mantenimiento de Sistemas Aereos, negandose a partir. Leo penso que si volvia a sus cabales para cuando jugaran a Orient IV, podrian dejarlo alli. Mientras tanto, habia que optar entre matarlo o ponerlo a trabajar. Leo habia visto las herramientas que llevaba en la mano y le asigno un trabajo.

Tiempo. Los segundos parecian deslizarse por la piel de Leo como gusanos, debajo de su traje. El grupo de terrestres rezagados pronto alcanzaria al primer grupo de sorprendidos y comenzarian a comparar experiencias. Considero que no pasaria mucho tiempo hasta que Galac-Tech comenzara su contraataque. No era necesario ser ingeniero para ver los cientos de aspectos en los que el Habitat era vulnerable. La unica opcion que les quedaba a los cuadrumanos era una huida a toda velocidad.

Leo intento recordar que la flema era la clave para salir de esa situacion con vida. Era necesario recordarlo. Volvio a concentrarse en el trabajo que tenia entre manos.

—Muy bien, Bobbi, Pramod, hagamoslo. Preparad los cierres de emergencia en ambos extremos y haremos que este monstruo se desplace… 136

13

Los refugiados que se encontraban con el se hicieron a un lado cuando Bruce van Atta salio de la manga de abordaje y paso a la zona de llegada de pasajeros en la Estacion de Lanzaderas numero Tres de Rodeo. Tuvo que detenerse un instante, con las manos abrazadas a las rodillas, para superar el mareo que le habia producido el regreso abrupto a la gravedad planetaria. El mareo y la furia.

Durante algunas horas en el viaje en el espacio orbital de Rodeo, en el interior del modulo de conferencias aislado, Van Atta habia estado completamente seguro de que Graf tenia la intencion de matarlos a todos, a pesar de la presencia contradictoria de las mascaras de oxigeno. Si esto era una guerra, Graf nunca seria un buen soldado. Inclusive a mi se me ocurriria algo mejor que humillar a un hombre de esta manera y luego dejarlo vivo. Lamentaras haberme traicionado, Graf. Y lamentaras aun mucho mas no haberme matado cuando tuviste la oportunidad. Intento con gran esfuerzo calmar su furia.

Van Atta se habia colocado entre los pasajeros para embarcar en la primera nave disponible que vino de

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