que se convirtio en un silbido y luego en silencio cuando las compuertas se cerraron.
El caos y el panico reinaban en el modulo de conferencias.
—?Que sucede?
—Preguntale a Wyzak.
—Seguramente esta alli fuera, buscando una solucion.
—Si no, es mejor que este bien lejos…
—?Estan todos aqui?
—?Donde estan los cuadrumanos? ?Que pasa con los cuadrumanos?
—Tienen su propia area de seguridad. Esta no es demasiado grande.
—Probablemente, su gimnasio.
—Yo no capte ninguna instruccion dirigida a ellos por la pantalla, ni para que fueran al gimnasio ni a ninguna otra parte…
—Pruebe por el intercomunicador.
—La mitad de los canales estan muertos.
—?Ni siquiera puede comunicarse con Sistemas Centrales?
—Senora, yo soy Sistemas Centrales…
—?No tendriamos que haber hecho un recuento de personas? ?Alguien sabe cuantos estan cumpliendo su turno aqui arriba en este momento?
—Doscientos setenta y dos. Pero, ?como se puede saber quienes faltan porque estan atrapados y quienes faltan porque estan alli fuera intentando solucionar el problema?
—Dejeme a mi manejar ese maldito intercomunicador…
—?CIERREN LAS PUERTAS! —El mismo Van Atta se unio al coro, casi sin querer. La diferencia de presion era cada vez mas marcada. Estaba contento de no haber sido uno de los ultimos en llegar. Si esto seguia asi, en poco tiempo se veria en la obligacion de hacer que las puertas quedaran cerradas a toda costa, sin importarle quien golpeara al otro lado para que lo dejaran entrar. Tenia una pequena lista… Bueno, cualquiera sin el sentido comun de responder de inmediato a las instrucciones de emergencia no deberia estar en una estacion espacial. Aqui se trataba de la supervivencia del mas adaptado.
Si no habian reunido a todas las doscientas setenta y dos personas a esta altura, seguramente faltaban pocas. Van Atta se abrio camino entre la multitud que atestaba el modulo hacia el centro, quitandole el lugar a tal o cual persona. Algunos se daban la vuelta para protestar, veian quien los habia empujado y no hacian ningun comentario. Alguien habia sacado la cubierta del intercomunicador y estaba revisando su interior con frustracion, ya que no tenia las delicadas herramientas de diagnostico, que debian de haber quedado en algun lugar del Habitat.
—?No puede, por lo menos, comunicarse con el gimnasio de los cuadrumanos? —pregunto una mujer joven—. Tengo que saber si mi clase ha llegado hasta alli.
—Bueno, ?por que no fue con ellos, entonces? —contesto el supuesto reparador.
—Uno de los cuadrumanos adolescentes los llevo. El me dijo que viniera aqui. Ni se me ocurrio discutirlo, con esa alarma que me estaba perforando los oidos…
—No funciona. —Despues de hacer una mueca, el hombre volvio a poner la cubierta en su lugar.
—Bien, voy a averiguarlo —dijo la mujer joven, con tono decidido.
—Usted no va a ninguna parte —la interrumpio Van Atta—. Hay demasiada gente respirando aqui dentro para que abra la puerta y perdamos aire innecesariamente. Por lo menos, hasta que averiguemos lo que sucede, que alcance tiene y cuanto tiempo durara.
El hombre golpeo la cubierta del holovideo.
—Si no funciona, la unica manera de averiguar algo es enviar a alguien con una mascara de oxigeno para que vaya a verificar.
—Esperaremos unos minutos mas. —Maldito sea ese tonto de Graf. ?Que habia hecho? ?Y donde estaba? En alguna parte con una mascara, seguro. O aun mejor, con un traje de presion. Aunque si habia sido verdaderamente el causante de todo ese desorden, Van Atta no estaba seguro de desear que tuviera un traje. Bastaria con una mascara de oxigeno, y con que recibiera su merecido castigo. Idiota de Graf.
Malditas las famosas inspecciones de seguridad de Graf. Por lo menos, el ingeniero nunca mas podria hacer alarde de ellas. Un poco de humildad le haria bien.
Y sin embargo, la situacion era tan anomala. No era posible que todo el Habitat comenzara a perder presion de repente. Habia refuerzos y mas refuerzos, compartimentos separados… Cualquier accidente de esta envergadura tendria que haber sido previsto y planeado.
Un leve silbido escapo de su boca. De inmediato, Van Atta se concentro con fuerza. Tenia los ojos bien abiertos. ?Podria tratarse de un accidente planeado? ?Seria posible?
Graf no era ningun idiota. Era un genio. Un accidente, un accidente, un accidente perfecto, el mismo accidente que el siempre habia deseado y que nunca se habia atrevido a mencionar. ?Era eso? ?Tenia que serlo! ?Un desastre fatal para los cuadrumanos, ahora, en el ultimo momento, cuando estaban todos juntos y podia producirse de una sola vez?
Una docena de pistas encajaban en su lugar. La insistencia de Graf en manejar todos los detalles de la planificacion del rescate, sus secretos, su ansiedad por estar informado constantemente sobre el programa de evacuacion, todo ese aspecto general de un hombre con cronograma secreto… Todo culminaba en esto.
Por supuesto que era secreto. Ahora que habia penetrado en el plan, a Van Atta solo le restaba colaborar. La gratitud de los altos jefes de Galac-Tech hacia Graf por liberarlos del problema de los cuadrumanos se traduciria en mejores asignaciones, promociones mas rapidas… Tendria que pensar en alguna manera solapada de comunicarlo.
Por otra parte, ?por que compartirlo? Van Atta esbozo una sonrisa astuta. No era una situacion en la que Graf pudiera exigir ningun reconocimiento, despues de todo. Graf habia sido sutil, pero no lo suficiente. Tendria que haber un sacrificio, en nombre de las formas, despues del accidente. Lo unico que tenia que hacer era mantener la boca cerrada y… volver a concentrar su atencion en el entorno actual.
—?Tengo que verificar como estan mis cuadrumanos! —La mujer joven tenia los ojos desorbitados. Se rindio finalmente ante el intercomunicador y comenzo a abrirse paso hacia la puerta.
—Si —otro hombre se unio a ella—, y yo tengo que encontrar a Wyzak. Todavia no esta aqui. Seguramente necesita ayuda. Ire con usted…
—?No! —grito Van Atta, desesperado, como si le faltara agregar
La mujer lo entendio, pero el hombre dijo, con escepticismo:
—?Esperar instrucciones de quien?
—Graf —dijo Van Atta. Si, no era demasiado pronto para dejar en claro frente a testigos sobre las manos de quien estaba la responsabilidad. Logro controlar la respiracion acelerada que le provocaba su excitacion y asi recuperar la calma. Aunque no demasiada. Tenia que estar tan sorprendido como todos. No, mas sorprendido que cualquiera… cuando fuera evidente el alcance total del desastre.
Se dispuso a esperar. Los minutos pasaban lentamente. Un ultimo grupo de refugiados logro entrar por la puerta. El indice de perdida de presion en todo el Habitat debia estar bajando. Uno de los administradores de control de inventario — los viejos habitos nunca mueren— le presento un recuento no solicitado de los presentes.
Maldijo en silencio la iniciativa de este censor, aun cuando acepto los resultados, agradecido. La prueba de que no todos estaban presentes deberia obligarlo a tomar una decision que no deseaba.
Solo faltaban once miembros del personal no cuadrumano.
Un grupo, frente a la puerta, estaba dispuesto a salir. Van Atta aspiro con fuerza y se detuvo momentaneamente, inseguro de como detenerlos sin revelar nada. Pero de pronto se oyo el grito de desesperacion de una mujer.
—?No hay aire en el pasillo! No podemos salir sin los trajes de presion.
Van Atta suspiro de alivio.