—Si, por supuesto. Pero eso no me impide que escuche. Se estan diciendo muchas cosas en la Estacion de Salto, pero eso no me preocupa tanto como lo que viene detras. Yo… pienso que Van Atta no es de las personas que saben resistir la frustracion.
—Esta nervioso, ?no es verdad?
—Yo diria, mas que nervioso. Esas lanzaderas de Seguridad estan armadas, ?sabes? Y son mucho mas veloces que este monstruo en el espacio normal. Solo porque el laser que transportan esta clasificado como «armamento liviano» no quiere decir que sea una idea juiciosa ponerse delante de ellos. Yo saltaria antes de que estemos a su alcance.
—Entiendo—. Leo hizo senas a su grupo de trabajo para que se dirigieran a la escotilla de entrada al modulo del vestuario.
De manera que el ataque se avecinaba. Leo habia imaginado una docena de defensas, soldadores laser, minas explosivas, para la confrontacion fisica tan anticipada con los empleados de Galac-Tech que intentaran recuperar el Habitat. Pero todo este tiempo habia sido absorbido por el espejo vortice y, como resultado, las unicas armas con las que podian contar en forma inmediata eran los soldadores laser, que no servirian de nada si la batalla se desarrollaba en el interior si habia un abordaje. No podia dejar de imaginarse que un rayo laser errara el objetivo y rajara la pared contigua a un modulo de guarderia. En una pelea cuerpo a cuerpo, los cuadrumanos podrian tener alguna ventaja en caida libre. Pero las armas cancelaban esa ventaja, al ser mas peligrosas para los defensores que para los atacantes. Todo dependia de que tipo de ataque habia lanzado Van Atta. Y Leo odiaba tener que depender de Van Atta.
Van Atta maldijo por el intercomunicador una ultima vez antes de darle un golpe furioso a la tecla «OFF». Todos sus insultos creativos habian desaparecido hacia ya varias horas y era consciente de repetirlos. Se alejo de la consola de comunicaciones y recorrio con la mirada el compartimento de control de la lanzadera de Seguridad.
El piloto y el copiloto, en el frente, estaban ocupados con su trabajo. Bannerji, que mandaba la fuerza, y la doctora Yei —?como era que la doctora se habia metido en esta expedicion?— estaban sujetos a sus asientos de aceleracion. Yei ocupaba el lugar del ingeniero, mientras que Bannerji ocupaba la consola de armas, al otro lado del pasillo donde se encontraba Van Atta.
—Asi son las cosas, al parecer —dijo Van Atta bruscamente—. ?Ya estan a nuestro alcance para utilizar el laser?
Bannerji comprobo una lectura. —Todavia no.
—Por favor —dijo la doctora Yei—, dejeme que hable con ellos una vez mas…
—Si estan tan cansados de oir su voz como lo estoy yo, no van a responder —murmuro Van Atta—. Usted se paso horas hablando con ellos. Entienda… No quieren escuchar nada mas, Yei. Eso es todo para la psicologia.
El sargento de Seguridad Fors asomo la cabeza desde el compartimento posterior, donde viajaba junto con otros veintiseis guardias de Galac-Tech.
—?Cuales son las ordenes, capitan Bannerji? ?Nos vestimos ya para el abordaje?
Bannerji le hizo una sena con la ceja a Van Atta.
—?Bueno, senor Van Atta? ?Cual es el plan? Aparentemente, tendremos que eliminar todas las posibilidades que comenzaban con la rendicion de los cuadrumanos.
—Entienda bien lo que le voy a decir. —Van Atta medito ante el intercomunicador, que solo emitia un zumbido vacio en la pantalla—. Tan pronto como los tengamos a nuestro alcance, comiencen a disparar sobre ellos. En primer lugar, dejen fuera de funcionamiento los brazos Necklin y luego los propulsadores espaciales normales, si es que pueden. Posteriormente, hagan una perforacion en un costado, entren y acaben con ellos.
El sargento Fors carraspeo.
—Usted dijo que habia un millar de esos imitantes a bordo, ?no es asi, senor Van Atta? ?Que le parece un plan en el que obviemos la parte del abordaje y transportemos toda la nave a cualquier lugar donde a usted se le ocurra? ?No le parece que las probabilidades estan un tanto en contra del abordaje?
—Las quejas a Chalopin. Ella fue la que se opuso a solicitar ayuda de Seguridad externa. Pero las probabilidades no son tan desfavorables como aparentan. Los cuadrumanos son unos debiluchos. La mitad de ellos son ninos que tienen menos de doce anos, por el amor de Dios. Limitense a entrar y disparen a cualquier cosa que se mueva. ?Cuantas chicas de cinco anos supone que se necesitan para equiparar su fuerza, Fors?
—No lo se, senor —Fors pestaneo—. Nunca me imagine peleando con ninas de cinco anos.
Bannerji toco con los dedos la consola de armas y echo una mirada a Yei.
—Esa muchacha con el bebe que casi mato aquel dia en el deposito, ?esta a bordo, doctora Yei?
—?Claire? Si —contesto Yei.
—Ah. —Bannerji esquivo su mirada intensa y cambio de posicion en el asiento.
—Esperemos que su punteria mejore en esta ocasion Bannerji —dijo Van Atta.
Bannerji puso un esquema computerizado de una nave de Salto en su pantalla, al mismo tiempo que hacia calculos.
—Imagino que se dara cuenta —dijo lentamente— de que la realidad va sufrir el efecto de algunos factores incontrolables… Existe una buena probabilidad de que hagamos otros agujeros en los modulos deshabitados, mientras apuntamos a las varillas Necklin.
—Es cierto —dijo Van Atta—. Mire, Bannerji —agrego Van Atta con impaciencia—, los cuadrumanos son… se convirtieron en sacrificables al convertirse en criminales. Es igual que disparar a un ladron que se escapa de algun robo. Ademas, no se puede hacer una tortilla si no se rompen huevos. La doctora Yei se cubrio el rostro con las manos.
—Dios Krishna —murmuro. La sonrisa que le ofrecio Van Atta era un tanto peculiar—. Estaba esperando el momento en que dijera eso. Tendria que haber hecho una apuesta o algo asi…
Van Atta se erizo a la defensiva.
—Si usted hubiera efectuado bien su trabajo —volvio a hablar, con la misma agresividad—, en este momento no estariamos aqui rompiendo huevos.
Por lo menos, los podriamos haber hecho hervir con sus cascaras en Rodeo. Por cierto, tengo la intencion de resaltar este punto ante las autoridades mas adelante, creame. Pero no tengo por que seguir discutiendo con usted. Para cualquier cosa que se me ocurra hacer, tengo la autorizacion necesaria.
—Que hasta ahora nunca me ha mostrado.
—Chalopin y el capitan Bannerji la han visto. Si me lo permiten, le aseguro que este sera su fin, Yei.
Ella no dijo nada, pero dio por recibido el mensaje con un movimiento ironico de la cabeza. Se reclino en el asiento y cruzo los brazos. Al parecer, sin ninguna intencion de volver a hablar.
—Vistanse, Fors —le dijo al sargento de Seguridad.
La camara de navegacion y comunicaciones en la nave D-620 estaba repleta. Ti dirigia las operaciones desde el asiento de control, coronado por los auriculares. Silver manejaba el comunicador y Leo, al parecer, ocupaba el puesto del ingeniero en jefe. La cadena de mando se confundia a esta altura. Tal vez su titulo tendria que ser Oficial Encargado de las Preocupaciones. Se le contraian las entranas y se le cerraba la garganta cuando veia que todas las lineas de accion se acercaban a la interseccion de la que no habia retorno.
—La lanzadera de Seguridad ha dejado de transmitir —informo Silver.
—Es un alivio —dijo Ti.
—No tanto un alivio —comento Leo—. Si han dejado de hablar, tal vez se esten preparando para abrir fuego. —Y era demasiado tarde… Estaban demasiado cerca del punto de Salto para colocar un soldador laser en el exterior y responder del ataque.
Ti hizo un gesto con la boca. Su angustia crecia. Cerro los ojos. La nave D-620 parecia moverse y sacudirse bajo el efecto de la aceleracion.
—Estamos casi en posicion de Salto —dijo Ti.
Leo observo el monitor.
—Estan casi en posicion de disparar. —Se detuvo un momento—. Ya estan en posicion de disparar — agrego.
Ti emitio un sonido agudo y bajo los auriculares.