una de las canciones de la Mujer de Kemay”. Asi que siguio caminando hasta Kemay, el pequeno puerto pesquero donde vivia la mujer, y encontro su casa cerca del puerto. Y llamo a la puerta con su vara de mago. Y ella fue y abrio la puerta.
»Bien, tu sabes, recuerdas cuando hablamos de los nombres, de que los ninos tienen nombres de ninos, y todos tienen un nombre comun y quiza tambien un sobrenombre. Distintas personas te pueden llamar de distintas maneras. Tu eres mi Therru, pero cuando seas mayor quiza tengas un nombre hardico comun. Pero, cuando te conviertas en mujer, si todo se hace como corresponde, tambien recibiras tu nombre verdadero. Te lo dara alguien que tenga verdadero poder, un hechicero o un mago, porque ese es su poder, su arte…, dar nombres. Y es posible que nunca le reveles ese nombre a otra persona, porque tu verdadero nombre encierra tu verdadero ser. Es tu fuerza, tu poder; pero para otro es un peligro o una carga, solo se puede revelar en caso de extrema necesidad o de extrema confianza. Pero un gran mago, que conoce todos los nombres, puede saberlo sin que tu se lo reveles.
»Por eso Ogion, que es un gran mago, se quedo ante la puerta de la cabana, alli, junto al rompeolas, y la vieja abrio la puerta. Entonces Ogion retrocedio y levanto su vara de roble, y levanto la mano tambien, asi, como si tratara de protegerse del calor de una hoguera, y en su asombro y temor dijo el verdadero nombre de la mujer en voz alta: “?Dragon!”.
»En ese primer momento, me dijo, no fue una mujer lo que vio en la puerta, sino una gloriosa llamarada, y un brillo de escamas y garras doradas, y los enormes ojos de un dragon. Dicen que no hay que mirar a un dragon a los ojos.
«Entonces todo desaparecio y dejo de ver al dragon, y solo vio a una anciana de pie alli, en la puerta, algo encorvada, una vieja pescadora alta y de manos grandes. Ella le devolvio la mirada. Y le dijo: “Entrad, Senor Ogion”.
»De modo que el entro. Ella le sirvio sopa de pescado, y los dos comieron y despues se quedaron charlando junto al fuego. El suponia que ella debia de ser un ser que cambiaba de forma, pero no sabia, ?me entiendes?, si era una mujer que podia convertirse en dragon o un dragon que podia convertirse en mujer. Asi que al cabo de un rato le pregunto: “?Eres una mujer o un dragon?”. Y ella no Te respondio, sino que le dijo: “Te cantare una historia que conozco”.
Therru tenia un pedrusco en el zapato. Se detuvieron para sacarlo y siguieron caminando, muy lentamente, porque el camino se elevaba en una pendiente empinada entre terraplenes de piedras aguzadas cubiertos de arbustos donde cantaban las cigarras en el calor estival.
—Esta es la historia que le canto a Ogion.
«Cuando Segoy saco del mar las islas del mundo al comienzo de los tiempos, los dragones fueron los primeros seres nacidos de la tierra y del viento que soplaba sobre la tierra. Eso dice la Cancion de la Creacion. Pero su canto tambien decia que en ese entonces, en un comienzo, los dragones y los hombres eran una sola cosa. Eran un solo pueblo, una raza, seres alados que hablaban la Lengua Verdadera.
»Eran hermosos, y fuertes, y sabios, y libres.
»Pero con el tiempo nada puede ser sin devenir. Entonces algunos de los del pueblo de dragones se aficionaron mas y mas al vuelo y a lo primitivo, y empezaron a relacionarse cada vez menos con el quehacer, o con el estudio y el aprendizaje, o con las casas y las ciudades. Solo querian volar cada vez mas lejos, cazando y comiendose sus presas, ignorantes y despreocupados, ansiosos de mas y mas libertad.
»Otros seres del pueblo de dragones empezaron a interesarse menos por el vuelo y en cambio comenzaron a acumular tesoros, riquezas, objetos, conocimientos. Construyeron casas, fortalezas para guardar sus tesoros, para asi poder legarles a sus hijos todo lo que habian adquirido, tratando sin cesar de poseer mas y mas. Y llegaron a temer a los seres salvajes, que podian llegar volando y destruir todos sus preciados tesoros, consumirlos en un estadillo de llamas por simple desden y crueldad.
»Los salvajes no se atemorizaban ante nada. No aprendian nada. Como eran ignorantes e intrepidos, no podian ponerse a resguardo cuando los que no volaban los atrapaban como animales y les daban muerte. Pero otros seres salvajes llegaban volando y prendian fuego a las hermosas casas, y destruian y asesinaban. Los mas fuertes, salvajes o sabios, eran ios que daban muerte antes a los otros.
»Los mas temerosos se ocultaban para no participar en la lucha y cuando ya no habia donde ocultarse, escapaban. Recurrian a su destreza para fabricar cosas y construian barcas y se marchaban hacia el este, alejandose de las islas occidentales donde los enormes seres alados embestian entre las torres destruidas.
«Entonces, los que habian sido dragones y seres humanos a la vez se transformaron, convirtiendose en dos pueblos: los dragones, siempre menos numerosos y mas primitivos, dispersos por su codicia y su colera infinitas e insensatas, en las lejanas islas del Confin del Poniente; y los seres humanos, multiplicandose sin cesar en sus opulentos pueblos y ciudades, ocupando las Islas Interiores, y todo el sur y el este. Pero algunos de ellos conservaron el saber de los dragones —la Lengua Verdadera de la Creacion— y esos son ahora los hechiceros.
»Pero, como dice la cancion, entre nosotros tambien hay algunos que saben que antano fueron dragones, y entre los dragones hay algunos que saben de su parentesco con nosotros. Y estos dicen que cuando el pueblo unico se convirtio en dos pueblos, algunos de ellos, que aun eran seres humanos y dragones, que aun tenian alas, no se marcharon hacia el este sino hacia el oeste, por sobre el Mar Abierto, hasta llegar al otro lado del mundo. Alli viven en paz, como enormes seres alados a la vez salvajes y sabios, con mente humana y corazon de dragon. Y entonces la mujer canto:
»Esa fue la historia que relato en su cancion la Mujer de Kemay, y terminaba con esas palabras.
»Entonces Ogion le dijo: —Cuando te vi por primera vez, vi tu ser verdadero. Esta mujer que esta sentada frente a mi, al otro lado del hogar, no es mas que la vestimenta que lleva.
»Pero ella sacudio la cabeza y se echo a reir, y lo unico que dijo fue: “?Si fuera asi de simple…!”.
«Entonces, despues de un tiempo Ogion regreso a Re Albi. Y cuando me conto la historia, me dijo: “Desde ese dia no he dejado de preguntarme si alguien, hombre o dragon, ha llegado jamas mas al oeste que el oeste; y quienes somos, y en que reside nuestra plenitud…”. ?Te esta dando hambre, Therru? Parece que hay un buen sitio para sentarse alla arriba, en ese recodo del camino. Tal vez desde ese lugar alcancemos a divisar el Puerto de Gont, a lo lejos, al pie de la montana. Es una gran ciudad, mas grande que Valmouth. Nos sentaremos cuando lleguemos a la curva, y descansaremos un rato.
Desde ese alto recodo del camino vieron las vastas laderas de bosques y praderas rocosas que se extendian a sus pies hacia el pueblo que rodeaba la bahia, y los riscos que custodiaban la entrada a la bahia, y las barcas como astillas de madera o ditiscos en las aguas oscuras. Mucho mas adelante en el camino y un poco mas arriba, un promontorio sobresalia de la ladera de la montana: el Acantilado, donde se encontraba el pueblo de Re Albi, el Nido del Halcon.
Therru no se quejaba, pero cuando poco despues Goha dijo: —Y bien, ?seguimos caminando? —la nina, sentada entre el camino y los abismos de cielo y de mar, sacudio la cabeza. El sol calentaba, y habian caminado un largo trecho desde su desayuno en el claro.
Goha saco el cantaro y bebieron nuevamente; entonces saco una bolsa con pasas y nueces, y se la dio a la nina.
—De aqui se divisa el lugar al que vamos —le dijo— y me gustaria llegar alla antes de que oscurezca, si podemos. Estoy ansiosa por ver a Ogion. Debes de estar muy cansada, pero no caminaremos rapido. Y alla estaremos seguras y abrigadas esta noche. Guarda la bolsa, metela bajo el cinturon. Las pasas les dan fuerza a tus piernas. ?Querrias una vara…, como un mago…, para apoyarte al caminar? Therru mastico golosamente y asintio. Goha saco su cuchillo y corto una gruesa rama de avellano para la nina y entonces, viendo que habia un aliso caido sobre el camino, desprendio una de sus ramas y la recorto para hacerse una vara resistente y liviana.