«No siento nada por ninguno. Nada. Se lo tenian merecido, y yo lo hacia. Las unicas personas por las que tuve algun sentimiento de verdad fueron mi familia. Por los otros, nada. A veces me pregunto por que soy asi, por que no siento nada dentro. (…) Ojala pudiera decirmelo alguien. Tengo curiosidad.»

Richard Kuklinski

«Richard es absolutamente unico. No ha existido nadie como el en la epoca moderna. Confia en mi porque yo no le he mentido nunca. Tiene una faceta bondadosa. Una vez me pregunto si le tenia miedo, y yo le dije que no, y le pregunte si debia tenerselo. El se me quedo mirando. Eso si que me dejo algo asustada, que me mirara asi, sin mas, con esos ojos heladores.»

Gaby Monet, productora de la HBO

«Lo que hicieron los federales fue un escandalo. Quiero decir, sabian que Sammy Gravano mando a Richard que matara a un poli, y a pesar de eso hicieron un trato con Gravano para que saliera libre.»

Sargento Robert Anzalotti, Policia estatal de Nueva Jersey

«Los mataba a golpes para hacer ejercicio.»

Richard Kuklinski

«La Ley, que por su propia naturaleza esta aislada y esta por encima de todo, no tiene acceso a las emociones que podrian justificar el asesinato.»

Marques de Sade

INTRODUCCION

Rattus Norvegicus

Richard Kuklinski se sintio atraido por los amplios bosques del condado de Bucks, Pensilvania, por la paz y la tranquilidad, la soledad y el aire fresco que encontraba en ellos. Estos bosques le recordaban a la iglesia, que era uno de los pocos lugares donde habia podido encontrar descanso y tranquilidad en su vida, y donde habia podido pensar sin distracciones. En el bosque habia paz, silencio y serenidad, como en una iglesia.

Los bosques del condado de Bucks tambien eran buen lugar para librarse de los cadaveres. Richard era asesino a sueldo de profesion, y la tarea de deshacerse de los cuerpos era siempre problematica. A veces no pasaba nada por dejar a las victimas alli donde caian, en callejones, aparcamientos y garajes. Otras veces tenian que desaparecer. Se lo exigian expresamente con el encargo. En cierta ocasion Richard dejo a una victima en un pozo helado durante casi dos anos, para que el cadaver se conservara, con la intencion de que las autoridades no pudieran determinar con exactitud la fecha exacta de la muerte. Asi se acabo ganando el apodo de El hombre de hielo.

Richard procuraba cuidadosamente no dejar nunca dos cadaveres en el bosque de manera que estuvieran cerca uno del otro, para que las autoridades no albergaran sospechas y vigilaran una zona concreta. El asesinato era su oficio, y lo practicaba con especial habilidad. Habia refinado el oficio de matar hasta convertirlo en una especie de expresion artistica. No habia trabajo demasiado dificil para el. Llevo a cabo con exito todos los encargos que le dieron en su vida. Se preciaba de ello. En el submundo del asesinato, Richard Kuklinski era un especialista muy apreciado, una superestrella del homicidio.

Richard tenia la caracteristica unica de que llevaba a cabo encargos de asesinatos para las cinco familias del crimen organizado de Nueva York, ademas de para las dos familias manosas de Nueva Jersey, los Ponti y los celebres De Cavalcante.

Era a mediados de agosto de 1972 y el bosque estaba lleno de vegetacion verde y frondosa. Richard caminaba a la sombra tranquila de los olmos, los arces, los pinos y los chopos altos y elegantes, llevando una escopeta Browning de dos canones con la culata adornada con hermosos grabados. En las enormes manos de Richard, el arma parecia un juguete infantil.

A Richard le encantaba ese juego del gato y el raton que habia inventado, que consistia en acechar a los animales sin que lo vieran y matarlos antes de que se dieran cuenta de su presencia. Richard era un hombre muy grande, media un metro noventa y seis y pesaba ciento treinta kilos de musculo, pero tenia la extrana habilidad de moverse en silencio, con gran sigilo, apareciendo de pronto, y conseguia asi matar ardillas, marmotas, mofetas y ciervos, lo cual le servia de practica para el arte en el que Richard destacaba, su unica y verdadera pasion en la vida: acechar, cazar y matar seres humanos.

El momento de matar no me gusta especialmente, ?sabe? Me gusta mucho mas el acecho, la preparacion y la caza, explicaba Richard.

Fue en una de estas «excursiones de practica» en el condado de Bucks, cuando Richard encontro aquello: un animal grande, con aspecto de roedor, que estaba parado junto a un grueso roble. Creyendo que era una marmota, se acerco discretamente a la criatura. Todo estaba callado y en silencio, salvo el rumor de las hojas movidas por una brisa suave. Avanzando pisando solo con las puntas de sus pies de la talla cuarenta y ocho, aprovechando los arboles y los arbustos para acercarse lo suficiente para tener un buen tiro (para Richard era importante matar con el primer cartucho) consiguio rodear al animal acercandose a favor del viento. Cuando estuvo en buena posicion, apunto y disparo.

Acerto al animal, pero este seguia vivo, agitando inutilmente las patas traseras en el aire calido de agosto. Cuando Richard se acerco, advirtio que se trataba, en realidad, de una enorme rata parda (Rattus norvegicus), que lo amenazaba ensenandole los dos grandes colmillos.

Tipo duro, penso Richard.

Richard no tenia especiales deseos de hacer sufrir a la criatura, y, admirando su coraje, la remato enseguida. Cuando se disponia a mar c harse, vio la entrada de una cueva, tras una espesa zarzamora, al pie de una ladera empinada de granito con manchas de musgo verde.

Richard, siempre curioso, llego hasta la cueva y entro. Las olio al momento: eran ratas. Vio sus excrementos, pero no veia a los animales. La cueva se adentraba mucho en la roca granitica y se hacia tan oscura que no se veia nada. Richard llevaba una linterna electrica pequena y la encendio. No se veian ratas en ninguna parte, pero las percibia, las olia. Ademas de estar dotado de una fuerza casi sobrehumana, Richard tenia un olfato y un oido maravillosos. Sus sentidos eran como los de un depredador, los de una criatura que caza constantemente para comer y sobrevivir.

Salio de la cueva y volvio despacio hasta su coche, pensando en la rata parda enorme, trazando una idea diabolica. Guardo la escopeta en su funda forrada de piel de oveja y la metio en el maletero de su coche. No queria que la vieran su esposa ni sus hijos. Richard ponia siempre un cuidado escrupuloso para evitar que su familia se enterara de a que se dedicaba en realidad, para que no vieran su amplia coleccion de herramientas de muerte, en la que figuraban tanto cuchillos afilados como navajas de afeitar, pistolas de todo tipo, algunas con silenciador, cordeles para estrangular, diversos venenos (su preferido era el cianuro), porras con clavos, granadas de mano, una ballesta, picos para hielo, cuerdas, alambres, explosivos y bolsas de plastico, entre otras muchas cosas. Le gustaban sobre todo las pistolas del calibre 22, porque sabia que cuando la bala entraba en el craneo, tendia a rebotar de un lado a otro, provocando grandes danos al cerebro. Tambien le

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