Finalmente, se decidieron por Livia. Compraron tambien la casa y tres anos mas tarde Katrine se quedo embarazada. Gabriel fue planeado, a diferencia de su hermana.

Y justo como Joakim habia pronosticado, le encanto ver crecer a su hija. Le gustaba su voz clara, su energia y su curiosidad.

«Katrine.»

?Como se sentiria ahora? En su cabeza lo habia llamado; el la habia oido.

Cambio de marcha y piso el acelerador. Con el remolque detras, el coche no podia mantener la velocidad maxima, pero casi.

Lo mas importante era llegar cuanto antes a la finca, a Oland; a casa, con su mujer y su hijo. Necesitaban estar juntos.

El claro rostro de Katrine flotaba en la oscuridad frente al coche. La podia ver.

5

A las ocho de la tarde, habia vuelto la calma a los faros de ludden. Tilda Davidsson se encontraba en la gran cocina de la casa.

Todo estaba en silencio. Incluso el debil viento del mar habia cesado.

Echo un vistazo a la cocina y tuvo la sensacion de encontrarse en otro siglo. De no haber sido por los modernos muebles de cocina, le habria parecido hallarse en una casa de finales del siglo XIX. Un hogar acomodado. La mesa era una pieza de encina grande y pesada. En las encimeras se veian cacerolas de cobre, porcelana oriental y botellas de cristal soplado. Las paredes y el techo estaban pintados de blanco, pero los armarios y listones de madera eran de color azul celeste.

A Tilda no le hubiera importado entrar en una cocina como aquella por las mananas, en lugar de la que tenia en su cuchitril de la plaza, en Marnas.

En aquel momento, se encontraba sola en la casa. Hans Majner y otros dos colegas que acudieron desde Borgholm al lugar del accidente se habian marchado en torno a las siete. Su jefe, Gote Holmblad, habia estado en el lugar, pero se mantuvo en un discreto segundo plano y se fue a las cinco, casi al mismo tiempo que la ambulancia.

Joakim Westin, el padre de la familia que vivia alli, llegaria en coche de Estocolmo por la noche (habia quedado claro que la policia debia esperarlo). Ella fue la unica que se ofrecio, gesto que sus colegas aprobaron enseguida.

Tilda esperaba que su conformidad no se debiera a que era una mujer, sino a que era la mas joven y llevaba menos tiempo de servicio.

No le importaba hacer turno de noche. Su unica ocupacion durante toda la tarde, aparte de vigilar la radio y el telefono, habia sido impedir que un reportero del Olands-Posten se acercara al lugar del accidente con su camara. Lo remitio al responsable de prensa de Kalmar.

Cuando los hombres de la ambulancia bajaron a la playa con la camilla, ella los siguio. Se quedo en el rompeolas, viendo como sacaban lentamente el cadaver del agua que separaba el muelle del faro norte. Los brazos colgaban inermes, la ropa chorreaba. A pesar de que esa era la quinta muerte accidental que Tilda presenciaba estando de servicio, creia que nunca se acostumbraria al momento en que sacaban los cuerpos sin vida del agua o de los coches destrozados.

Tambien fue ella la que respondio a la llamada de Joakim Westin. En realidad, iba contra las reglas policiales informar por telefono a los parientes de un accidente mortal, pero todo habia salido bien. Le dio la mala noticia -la peor posible-, pero la voz de Westin se mantuvo tranquila y serena durante toda la conversacion. A menudo era mejor oir las malas noticias cuanto antes.

«Facilitar tanto a la victima como a sus familiares la informacion mas correcta posible lo antes posible»: Martin se lo habia ensenado en la Escuela Superior de Policia.

Salio de la cocina y se dirigio al interior de la casa. Alli flotaba un ligero olor a pintura. La habitacion mas cercana estaba recien empapelada y el suelo recien acuchillado y era realmente acogedora, pero al seguir por el pasillo vio otras habitaciones frias, oscuras y sin muebles. Recordo el viejo apartamento que habia tenido al salir de la escuela, un cuchitril sin calefaccion donde las personas vivian como animales.

La casa de ludden no era un lugar en el que a Tilda le apeteciera vivir, especialmente en invierno. Era demasiado grande. Y la costa seguro que estaba preciosa cuando el sol brillaba, pero de noche la desolacion era total. Marnas, con su unica calle de tiendas, le parecia una poblada metropolis en comparacion con el vacio de ludden.

Salio sin apagar la luz, se dirigio al porche acristalado y abrio la puerta de la calle.

Del mar soplaba un viento humedo. El patio solo estaba iluminado por una bombilla cubierta por una pantalla rota de cristal que proyectaba una luz amarillenta sobre las baldosas y monticulos de hierba del patio.

Tilda se refugio al socaire de la pared de piedra del gran establo, junto a un monton de hojas mojadas, y saco su telefono. Deseaba oir otra voz, pero esa noche no habia podido llamar a Martin y ahora ya era demasiado tarde (se habria marchado ya a casa). Marco el numero de la casa vecina, la de los Carlsson; tras dos senales, respondio la madre.

– ?Como estan? -pregunto Tilda.

– Acabo de entrar a verlos y ambos dormian -contesto Maria Carlsson en voz baja-. Los he instalado en el cuarto de invitados.

– Bien -dijo ella-. ?Cuando se acostaran ustedes? Habia pensado pasar por alli con Joakim Westin, pero no llegara de Estocolmo hasta dentro de tres o cuatro horas.

– Pase cuando sea. Roger y yo estaremos despiertos el tiempo que sea necesario.

En cuanto Tilda hubo apagado el telefono, volvio a sentirse sola.

Eran las ocho y media. Penso en ir a Marnas y descansar un rato, pero corria el riesgo de que Westin o algun otro llamara a ludden.

Regreso al interior de la casa por el porche.

Esa vez, continuo por el corto pasillo y se detuvo en el umbral de una de las habitaciones. Era un cuarto pequeno y acogedor, como una luminosa capilla en un oscuro palacio. El papel de las paredes era amarillo con estrellas rojas y a lo largo de las paredes habia una decena de peluches sentados en pequenas sillas.

Se trataba sin duda de la habitacion de la hija.

Tilda entro con cuidado y se quedo de pie en medio de la habitacion, sobre la suave alfombra. Supuso que los padres habrian arreglado primero las habitaciones de los ninos para que estos se sintieran rapidamente en casa. Recordo la pequena habitacion en la que ella habia crecido, en un apartamento de Kalmar, y que habia compartido con sus hermanos. Siempre deseo tener su propio dormitorio.

La cama era corta pero ancha, con una colcha amarilla y cantidad de mullidos cojines estampados con elefantes y leones que llevaban gorros de dormir y descansaban en sus camitas.

Tilda se sento en ella. Emitio un debil chirrido, pero era blanda.

La casa seguia en completo silencio.

Se echo hacia atras, donde la recibio el monton de cojines, y se relajo con la mirada fija en el techo. Si dejaba volar la imaginacion, la superficie blanca se convertia en una pantalla en la que se veian sus recuerdos.

Tilda vio a Martin en el techo, en la misma postura en la que durmio a su lado la ultima vez. Fue en su antiguo apartamento, en Vaxjo, hacia casi un mes, y esperaba que dentro de poco fuera a visitarla a Marnas.

Nada es tan calido y acogedor como una habitacion infantil.

Respiro lentamente y cerro los ojos.

Si vienes a mi, yo ire a ti…

Tilda se incorporo de golpe, sobresaltada, sin saber donde se encontraba. Pero papa estaba con ella, podia oir su voz.

Abrio los ojos.

No, su padre habia muerto; se salio de la carretera hacia once anos.

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