patio, pero era lo mas cerca que las mujeres tenian permitido acercarse al Templo en si, o Santuario; de ahi su nombre. En el siglo primero, el patio se habia convertido en lugar de encuentro natural de los judios que buscaban descargar su frustracion lejos de los oidos de las legiones romanas que ocupaban su territorio. En este refugio, que incluso los romanos habian respetado (salvo la unica y breve incursion del general romano Pompeyo en el 63 a. C.), podian departir libremente. Pero la politica no era el unico tema de conversacion. Precisamente fue en el patio del siglo primero donde el joven Jesus se sento a hablar con los maestros del Templo sobre religion, pocos dias despues de cumplir los doce anos. [38]

El patio de las Mujeres albergaba, ademas, la sala del Tesoro y los trece cepillos en forma de cuernos de carnero, que recibian un constante flujo de ofrendas monetarias. En las cuatro esquinas del patio habia grandes salas en las que tenian lugar otras actividades del Templo.

En el centro del muro occidental del patio de las Mujeres, una escalinata semicircular de quince escalones se levantaba mas de cuatro metros (siete codos y medio), entre el suelo y la majestuosa puerta de Nicanor, por la que se entraba al patio de Israel. En la parte mas amplia, la escalinata alcanzaba veintisiete metros de ancho. Precisamente en estos escalones, y ante el fabuloso porton profusamente labrado y ornamentado, era donde Andrew y James Levinson cantaban y tocaban junto con los otros musicos y cantores del Templo. Entre los instrumentos habia platillos, tambores de piel, caramillos, flautas antiguas, arpas como la que tocaba James, liras y varios tipos diferentes de instrumentos de cuerda.

* * *

Al romper el alba, las puertas del Templo fueron abiertas y comenzo a entrar una riada de fieles. En el patio de los Sacerdotes, mas alla del patio de las Mujeres y de la puerta de Nicanor, los sacerdotes del Templo empezaron el dia como siempre, degollando un cordero con un cuchillo afilado y sosteniendo luego al animal sobre una vasija hasta que, muy lentamente, moria desangrado. La sangre era entonces derramada sobre el altar de piedra, y el animal era desollado rapidamente antes de ser arrojado a la hoguera que ardia en lo alto del altar del Sacrificio.

Seis dias a la semana -todos los dias salvo el sabbat, en que no se hacian ofrendas privadas-, la imagen se repetia cientos, miles de veces incluso, durante ocho horas y media. Los fieles conducian o se acercaban con sus animales en brazos, mientras grupos de sacerdotes realizaban los rituales del sacrificio en cadena. Unos degollaban y desangraban al animal, otros los desollaban, otro grupo derramaba la sangre sobre el altar, y otro se encargaba de mantener vivo el fuego del altar para que consumiera rapidamente los cuerpos. Las pieles pasaban a propiedad de los sacerdotes, que las vendian en su mayoria a las curtidurias y asi conseguian un suplemento a sus ingresos.

Sin embargo, no todos los sacrificios eran de sangre. Los mas pobres tenian la posibilidad de ofrendar una pequena cantidad de harina refinada. Pero aunque la mayoria de quienes ofrecian sacrificios de animales tambien traian ofrendas en forma de grano y vino, muy pocos de entre ellos admitirian jamas ser tan pobres como para no poder ofrecer mas que grano o vino. La mayoria encontraba la forma de traer una paloma o un pichon, como minimo.

* * *

Aunque el dia estaba resultando mas ajetreado de lo habitual, todo progresaba con normalidad y ya eran casi las ocho de la manana. Andrew Levinson acababa de entonar el salmo 91, cuando le invadio una extrana sensacion. Parpadeo varias veces, en un vano intento por sacudirse aquella sensacion de encima, y luego sintio como se hacia la oscuridad. A pesar de su rapida perdida de vision, tuvo tiempo de comprobar como a los demas parecia sucederles lo mismo. Se pregunto si seria asi como empezaba la locura. Segundos despues, habia perdido la vision por completo, y al intentar pedir ayuda descubrio que la vista no era el unico sentido que habia perdido; ahora tampoco podia oir. Consciente de la precariedad de su situacion, en lo alto de los escalones, decidio intentar bajar a tientas hasta el patio de las Mujeres. No obstante, al primer paso alguien choco contra el, y lo lanzo escalones abajo. Mientras yacia en el suelo, entre la marana de companeros cantores, Andrew, dolorido por la caida, comprobo desconsolado que lo que no habia perdido era sensibilidad.

A pesar del dolor, Andrew Levinson se desenmarano rapidamente y se puso en pie antes de que alguien pudiera pisarle o tropezarse con el. Se giro en todas direcciones, tanteando en busca de algun objeto que le permitiera volver a orientarse, y entonces se dio cuenta de que no todo era oscuridad. Delante de el, como a unos veinte metros, habia un foco de luz. Sin otra eleccion razonable, Andrew empezo a caminar muy despacio hacia la luz, tanteando cuidadosamente el camino con los pies, y con las manos extendidas delante de el, para evitar tropiezos.

Mientras caminaba, Andrew no tardo en descubrir que no conseguia acercarse a ella. Por absurdo que pareciese, era como si la luz le estuviera guiando hacia algun lugar. Avanzaba arrastrando los pies, para evitar volver a precipitarse por otra de las muchas escalinatas del Templo, y asi sintio a tiempo que el suelo de piedra desaparecia delante de el. Habia llegado a los escalones que separaban el patio de las Mujeres del patio de los Gentiles, en el perimetro exterior del Templo, y con mucho cuidado consiguio descenderlos sin caerse.

Avanzaba tan despacio que tardo casi un cuarto de hora en llegar a la larga escalinata que, por el numero de escalones, reconocio le debia de estar conduciendo fuera del Templo. A pesar del camino recorrido, no se habia acercado ni un apice a la luz. Seguirla hasta aqui le habia de parecido lo mejor dada la escasez de alternativas, pero con tan limitada vision y sin poder oir, Andrew no tenia intencion alguna de abandonar el espacio conocido del Templo para adentrarse en las calles de Jerusalen. Pero tan pronto hubo tomado esta decision, la luz empezo a hacerse mas grande. Y un momento despues se dio cuenta de que habia recuperado algo de audicion. No tenia eleccion, debia seguir la luz al exterior del Templo. A cada paso veia y oia mejor. Y supo que no estaba solo. Cuando se hubo distanciado unos setenta metros del Templo, recupero por completo la vision y el oido. Entonces no tuvo que echar mas que un vistazo a su alrededor para descubrir lo que les habia ocurrido a el y a cuantos se encontraban en el interior del Templo, incluidos los sacerdotes, los altos sacerdotes, los levitas, los fieles, e incluso el sumo sacerdote Chaim Levin, a quien Andrew vio ahora bajando a tientas por la escalinata.

Cuando vieron al sumo sacerdote que bajaba a duras penas los escalones, algunos de los sacerdotes que se encontraban cerca de Andrew corrieron a ayudarle. Al acercarse al Templo, sin embargo, perdieron de nuevo ambos sentidos, y no tuvieron mas remedio que retroceder. Mientras contemplaba la escena, Andrew descubrio que los que abandonaban el Templo no eran los unicos que ocupaban la escalinata. Alli de pie, en los escalones, observando a la gente que llenaba la calle, habia dos hombres vestidos de arpillera y cubiertos de ceniza de los pies a la cabeza. Andrew los reconocio de inmediato; eran los que se hacian llamar Juan y Cohen.

Tel Aviv, Israel

El aeropuerto Ben Gurion bien podia haber estado cerrado. Debido a la propagacion de la locura ya no llegaban aviones y, por lo tanto, tampoco despegaba ninguno. De haber despegado alguno, habrian ido atestados de viajeros ansiosos por huir de la zona afectada por la locura. En Israel, no todos coincidian en que la mejor forma de garantizar su seguridad fuera confiar en que el Dios judio siguiera protegiendoles. Muchos no pensaban mas que en la manera de alejarse lo maximo posible del peligro. Los que intentaron huir por tierra fracasaron y fueron victimas de la locura nada mas traspasar la frontera. La mayoria opinaba, no obstante, que Norteamerica, Sudamerica, Australia o cualquier otro lugar aislado de la locura por el oceano ofrecia mayores garantias de seguridad.

En Israel, era plena noche cuando Christopher resucito, y la mayoria de los israelies no se entero hasta la manana despues. Entonces, la noticia corrio como la polvora, dejando estupefactos a cuantos la escuchaban. Junto con el video de la resurreccion, los medios repetian una y otra vez el anuncio que habia hecho Decker en Nueva York, justo antes de subir a bordo del avion con Christopher y Milner, cuando a la pregunta sobre adonde iban habia exclamado: «?A Jerusalen, a poner fin a la matanza!».

Aunque todavia habia gente que contemplaba con escepticismo la posibilidad de que fueran fuerzas espirituales las causantes de la locura, no era el caso de los reportajes de la prensa internacional. En parte podia achacarse a esa necesidad que tienen constantemente los medios de simplificarlo todo, pero desde el punto de vista informativo, la cosa no podia estar mas clara. La locura era, no se sabia como, el resultado de los poderes espirituales, o cuando menos fisicos, de los israelies Juan y Cohen; y Christopher Goodman, despues de resucitar de entre los muertos, se dirigia a Jerusalen a poner fin, no se sabia como, a sus atrocidades.

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