– En esta hora -repuso Milner. Entonces le dio la espalda a Levin y, girandose hacia la muchedumbre, continuo-: Israel ha sufrido mil doscientos sesenta dias de sequia. ?Hoy esta llega a su fin!
Dicho esto, sus manos salieron disparadas hacia el cielo, y en algun lugar mas alla del Templo se oyo un leve rugido, que en pocos segundos gano la intensidad de un trueno estremecedor. De pronto, el cielo se oscurecio a una velocidad inaudita, y el firmamento se lleno de gruesos nubarrones grises aparecidos como por arte de magia. La muchedumbre y los sacerdotes, salvo unos pocos que habia junto al sumo sacerdote, retrocedieron aterrados. Nada mas retirarse, cayo en el area que habia quedado despejada un rayo acompanado del estallido ensordecedor de un trueno, que hizo que la gente saliera corriendo, echandose las manos a los oidos. Al primer rayo le siguieron enseguida otros tres, que cayeron, cada uno mas potente que el anterior, en el espacio abierto por la evacuacion. Despues empezo a llover.
El agua se precipito como una tromba sobre Milner, el sumo sacerdote y todos los demas, exceptuando los poquisimos que habian tenido tiempo de resguardarse. La mayoria permanecio donde estaba, mirando agradecida hacia el cielo. Algunos se pusieron a bailar.
Para la muchedumbre, que conocia el episodio biblico de Elias, el veredicto no podia ser otro: este tenia que ser el profeta. ?Como si no se explicaba aquello? El sumo sacerdote no estaba convencido del todo, pero no podia ofrecer ninguna explicacion plausible, de modo que permanecio en silencio, con la mirada fija en Milner, mientras la lluvia convertia su impecable y elegante atuendo en un hatajo de trapos chorreantes. Enseguida muchos de los sacerdotes y levitas se unieron a la muchedumbre, que proclamaba a Milner como el Elias prometido, quien, segun la profecia, habia de preceder al Mesias. [42]
Fue por eso por lo que nadie se sorprendio cuando, pasados unos minutos en los que la lluvia les seguia calando, Milner anuncio:
– ?He aqui vuestro Mesias!
Bajo la lluvia incesante, Milner se volvio y parecio que senalaba con la mano extendida hacia el Templo, pero nadie adivino que era exactamente lo que esperaba que vieran. Entonces, por encima del angulo sudeste, se abrio un claro en las nubes, permitiendo que lo atravesara un unico rayo de rutilante sol.
– ?Ahi esta! -exclamo alguien.
En lo alto del muro, justo al borde del angulo sudeste del Templo, a cincuenta y cinco metros por encima de ellos, en un lugar tradicionalmente conocido como el pinaculo, estaba Christopher, con sus ropas agitandose al viento y completamente seco bajo el rayo de luz, que le iluminaba como un foco. Enseguida el haz de luz se ensancho, al tiempo que las nubes se esparcian en todas direcciones, llevando la lluvia al reseco territorio de los alrededores de Jerusalen. Escasos momentos despues, volvia a lucir el sol sobre la zona del Templo.
Ahora casi todas las cadenas de television del mundo estaban emitiendo en vivo cuanto acontecia en Jerusalen. Todas las camaras le enfocaban y retransmitian sus palabras y su imagen a los rincones mas apartados del planeta.
– Gentes de la Tierra -empezo Christopher lentamente, con un tono sereno y tranquilo destinado a restaurar la calma-. Durante miles de anos, profetas y augures, astrologos y oraculos, chamanes y adivinos han anunciado la llegada de quien traeria consigo la rama de olivo de la paz para todo el planeta. En el mundo se le ha conocido por un centenar de nombres diferentes. Y por un centenar de nombres diferentes ha sido invocado este portador prometido de la paz, para que acudiera raudo al amparo de los desventurados. Para los judios es el Mesias; para los cristianos, el regreso de Cristo; para los budistas, el es el Quinto Buda; para los musulmanes, el duodecimo sucesor de Muhammad o el iman Mahdi; los hindues lo llaman Krishna; Eckankar lo llama Mahanta; la comunidad bahai espera la llegada de la Gran Paz; para el zoroastrismo el es el Shah Bahram; para otros el es el Senor Maitreya, o Bodhisattva, o Krishnamurti, o Mitras, o Deva, o Hermes y Kus, o Jano, u Osiris.
»Cualquiera que sea el nombre por el que se le conoce -declaro Christopher-, sea cual sea la lengua en la que se le invoca, en este dia os digo: ?las profecias se han cumplido! ?En este dia se cumple la promesa! ?En este dia la vision se hace realidad para toda la humanidad!
Christopher hizo una pausa al tiempo que crecia la expectacion.
– ?Porque este es el dia de mi venida! -grito triunfante.
Aunque no sorprendio a nadie porque la conclusion era evidente, si que los dejo a todos asombrados. Nadie podia estar lo suficientemente preparado para semejante proclamacion.
La voz de Christopher enseguida gano velocidad y fervor.
– ?Yo soy el prometido! -exclamo como en un cantico-. ?Yo soy el Mesias, el Cristo, el Quinto Buda, el duodecimo sucesor de Muhammad; yo soy el que trae la Gran Paz; yo soy Krishna, Shah Bahrain, Mahanta, el Senor Maitreya, Bodhisattva, Krishnamurti y el iman Mahdi; yo soy Mitras, Deva, Hermes y Kus, Jano y Osiris! No hay diferencia. Todos son uno. Todas las religiones son una. ?Y yo soy aquel del que hablaban todos los profetas! ?Este es el dia de la salvacion de la Tierra!
Para desazon del alto sacerdote, muchos de los reunidos en Jerusalen rugieron de contento, y su reaccion encontro eco en todo el planeta. Todos habian visto a Christopher morir a manos de un asesino, y habian visto su resurreccion. Habian sido testigos de la vehemencia con que habia despachado a Juan y Cohen, los culpables de sembrar la Tierra de terribles plagas. Habian contemplado boquiabiertos como Robert Milner habia conjurado relampagos y habia traido la lluvia a la sedienta Tierra Santa. Pero su entusiasmo se debia, sobre todo, a que estaban
– No vengo a hacer pios pronunciamientos religiosos -dijo Christopher-. Ni a exigir que me adoreis o insistir en que me rindais homenaje. No busco vuestras alabanzas ni vuestra pasion, tampoco os pido devocion. No es mi intencion que me venereis ni que me aduleis, o que me pagueis tributo. Y aun menos que me glorifiqueis, deifiqueis, idolatreis, ensalceis, exalteis o venereis.
»Al contrario, vengo para deciros que os ocupeis de vosotros mismos. Porque es dentro de cada uno de vosotros donde reside toda la deidad, toda la divinidad que vayais a necesitar. Podeis llamarme dios, no lo niego: ?soy un dios! Pero yo os llamo dioses
Para el sumo sacerdote Chaim Levin, aquella fue la gota que colmo el vaso. Lo que escuchaba era una blasfemia flagrante, y por nuevos que fueran sus ropajes, tenia la obligacion de rasgarse las vestiduras y arrojarse polvo sobre la cabeza. Asi que empezo con mucho impetu, pero tuvo que conformarse con el barro. Algunos de los sacerdotes y levitas que estaban con el se aprestaron a imitarle. Pero otros, muchos mas, estaban demasiado interesados en lo que aquel hombre resucitado de entre los muertos tenia que decir.
– No es mi divinidad lo que vengo a proclamar aqui -continuo Christopher-, ?es la vuestra!
»No traigo amenazas ni castigos -dijo tranquilizador, haciendo caso omiso a los aspavientos que hacia el sumo alli abajo-. Vengo a ofrecerle a la humanidad la vida eterna y un gozo inimaginable. Traigo conmigo la oportunidad de construir un manana de abundancia y vida, a partir de un pasado de hambre y muerte. Venid conmigo. Seguidme. Y os conducire a un milenio de vida y de luz.
La teatralidad con que el sumo sacerdote arrancaba sus ropas y se arrojaba barro encima distrajo a Decker del discurso de Christopher el tiempo suficiente para darse cuenta de que le oia con toda claridad, a pesar de encontrarse este tan lejos de la calle. Su voz parecia brotar de algun lugar pegado a el o puede incluso que… de su propio interior. A este hallazgo le siguio otro mucho mas prodigioso. De pronto, cayo en la cuenta de que Christopher no estaba hablando en su lengua natal; de hecho, no la habia utilizado desde que empezo a hablar. Decker no sabia bien de que lengua se trataba, pero estaba convencido de que jamas la habia escuchado antes, y, sin embargo, entendia cada palabra. Lo mismo le pasaba, aparentemente, a cuantos le rodeaban y, por deduccion, a todos los habitantes de la Tierra, independientemente de cual fuera su lengua nativa.
Se pregunto si alguien mas se habria dado cuenta de que Christopher les hablaba en una lengua que no era la suya. Decker intento recordar y repetir mentalmente algunas de aquellas palabras, pero descubrio que, a pesar de comprender cuanto Christopher decia, le era completamente imposible reproducir ni una sola palabra, ni siquiera una silaba. Christopher le explicaria mas tarde que aquella era la lengua madre de todas las lenguas humanas, una universal y espontanea a los hombres, igual que los sonidos animales lo son para cada especie animal. Christopher le aclararia despues que se trataba de la lengua que hablaban los hombres antes de la confusion de lenguas, confusion de la que se sirvio Yahve para dividir a la gente de la Tierra cuando construyeron la torre de Babel. [43] Esta lengua no necesitaba traduccion.
– Hace tres dias y medio -continuo Christopher-, ante el mundo entero, un seguidor de Juan y Cohen y del Koum Damah Patar me mato disparandome un tiro a la cabeza. Hace menos de doce horas, y de nuevo con todo