«No permitas que destruyan esto tambien. ?Mas bien deberias plantarles cara!».
A veces se despertaba por las noches y siempre con el mismo sueno. Estaba sola en un acantilado sobre un mar embravecido y todos habian subido a bordo de un buque. Estaban alli, en cubierta, pero por mas que ella gritaba y manoteaba hacian como si no la vieran. Cuando la embarcacion se perdia en el horizonte y ella comprendia que pensaban abandonarla a su suerte, despertaba con el miedo como una soga al cuello. Intentaba explicarle a Goran como se sentia, pero el no queria entenderla. Simplemente los llamaba chalados y, al hacerlo, los condenaba igual que su padre los habia condenado a ellos. Como si eso fuese mejor.
Solo Vanja le quedaba, pero vivian muy lejos la una de la otra. Y ya empezaba a costarles encontrar tema de conversacion por telefono o de que hablar en las cartas, pues llevaban vidas totalmente distintas. La existencia de Vanja en Estocolmo parecia emocionante y llena de acontecimientos, mientras que en casa de Maj-Britt no sucedia gran cosa. Ella se pasaba los dias en la pequena casa que habian alquilado a las afueras de la ciudad e intentaba matar el tiempo mientras Goran estaba en el conservatorio. Solo vivirian alli una temporada, de forma provisional. No habia ni bano ni retrete y, desde que la temperatura bajo de cero, resultaba muy dificil caldear la casa. Por ahora se las arreglaban bien con el retrete que habia fuera de la casa, pues estaban los dos solos. Cuando naciese el nino, se complicarian las cosas.
Pero ademas estaba lo otro. Aquello que le gustaba, aunque le costaba admitir que asi era. Ella abrigaba la esperanza de que resultara mas facil una vez que se hubieran casado, pero no fue asi. Aun habia algo en ella que le decia que no tenian derecho a entregarse a esas cosas. Al menos, no solo por puro placer. No sin un objetivo.
Procuraba que la lampara estuviese apagada. Seguia tapandose si Goran la sorprendia desnuda alguna vez. Al principio, el se reia de ella, con carino, no con malicia, pero Maj-Britt habia creido intuir ultimamente un atisbo de irritacion en su voz. Goran solia explicarle lo hermosa que era y cuanto le gustaba verla desnuda y como lo excitaba. Maj-Britt no queria oir aquello, verdaderamente, una cosa era hacerlo en la oscuridad y otra muy distinta hablar de ello. Esa mala costumbre suya de poner en palabras lo que hacian la avergonzaba y solia pedirle que no lo hiciera. Era como si las palabras convirtiesen lo que hacian en una indecencia. Igual que si lo hubiesen hecho con la luz encendida de modo que todo se viese. No era que no quisiera: a ella le encantaba que el la tocase. Era como si su union se fortaleciese cuando estaban tan cerca, como si compartiesen un gran secreto. Pero despues venian los remordimientos. Cada vez con mas frecuencia, ella se preguntaba si de verdad era correcto y bueno lo que hacian. Si de verdad cabia defender todo el placer que se permitia. Y a veces tenia la sensacion de que hubiese alli alguien que, horrorizado de su lascivia, la espiase y fuese anotandolo todo en un diario.
Habian acordado que Goran terminaria aquel ano en la Universidad Popular. Pagaban un alquiler tan bajo que se las arreglaban bien con su credito de estudios. Pero cuando naciese el nino buscaria un trabajo, cualquier trabajo, decia Goran, con tal de que tuviesen lo suficiente para vivir. Ella adivinaba lo que el pensaba en el fondo, que el sueno del Conservatorio no iba a resultar tan viable como el queria hacerle creer. A veces, la madre de Goran llamaba por telefono. Maj-Britt tenia tantas ganas de saber si habia visto a sus padres, pero nunca pregunto. Nadie los mencionaba, como si los hubiesen borrado, como si nunca hubieran existido. Igual que ellos y la Comunidad habian hecho con Maj-Britt.
Iban pasando los dias, cada vez mas dificiles de llenar. Alli solo conocia a Goran y algunos de sus companeros, pero las veces que salia con ellos se sentia aun mas sola. Ellos tenian en comun sus estudios y habian desarrollado un lenguaje particular que le era ajeno. Goran era el mayor de los alumnos del centro y a Maj-Britt le resultaba muy infantil cuando se relacionaba con sus companeros de clase. Bebian cubatas y escuchaban musica y todo era muy distinto de aquello a lo que ella estaba acostumbrada y a como fue antes de que se mudaran.
Entonces ellos dos tenian en comun el coro y preferian pasar las noches los dos solos leyendo libros, hablando, amandose. Ella siempre se sentia inferior a la gente con la que se reunian, en especial a las mujeres. Alli estaba ella, con su barriga, un personaje aburrido y siempre en silencio, pues no tenia nada que contar, y Goran no parecia comprender que se encontrase cansada a primera hora de la noche y que quisiera volver a casa temprano. Anoraba a Vanja. Ella habria comprendido como se sentia Maj-Britt y se habria puesto de su lado. Y habria dicho todo aquello que ella no era capaz de decir. Harriet era la que mas le desagradaba, habia algo en su modo de mirar a Goran que la incomodaba. En silencio, recreaba en su imaginacion lo que Vanja habria hecho si hubiese estado alli. Asi le resultaba mas llevadero.
Un viernes por la noche, Goran volvio a casa bebido, segun pudo comprobar por su aliento. No era que se le notase, pero ella estaba en la cocina, ante el fregadero, y el se le acerco por detras y le puso las manos en los hombros y entonces le olio el aliento. Maj-Britt continuo con la vajilla. Las manos de Goran le tanteaban los costados buscando llegar bajo el jersey y cuando se apreto contra ella, Maj-Britt noto lo excitado que estaba. Cerro los ojos, intentando aplacar su respiracion. No cederia, esta vez no. Estaba dispuesta a demostrarle que ella era capaz de controlar sus deseos y que no era una esclava de la lujuria.
– Dejalo ya.
Goran siguio acariciandola.
– Goran, por favor, dejalo.
El aparto sus manos. Y enseguida se oyo un portazo.
Le llevo cerca de una hora deshacerse del deseo que habia despertado en ella.
La barriga seguia creciendo. Vanja daba cada vez menos senales de vida y los dias de Goran en el centro se hacian interminables. A veces no llegaba a casa hasta las ocho de la tarde. Lo retenian ensayos extraordinarios y de coro y todo lo habido y por haber, actividades obligatorias para todos los alumnos. Ella tenia la barriga inmensa y pesada y se decia que por eso ya no se tocaban nunca.
Por eso ella se habia ido apartando.
Con el tiempo, el dejo de intentarlo siquiera.
Era mucho el tiempo que su soledad le ofrecia para cavilar, las ideas bullian en circulos cerrados en su cabeza y nunca se veian rebatidas, pues nunca las pronunciaba en voz alta. Ella creyo que las cosas serian mucho mas faciles si se alejaba de todos aquellos ojos vigilantes. Que por fin podria sentirse perfecta cuando se hubiese liberado de todas las limitaciones y tuviese oportunidad de participar de un mundo que se le habia ido revelando a retazos a lo largo de los anos, en parte gracias a Vanja pero, ante todo, gracias a Goran. Creia que todo seria mucho mejor si ella se hacia responsable de su vida y de sus decisiones, en lugar de amoldarse y de confiarse a Dios que, despues de todo, ni respondia ni dejaba claro lo que opinaba. Pero no resulto asi. Al contrario, ahora comprendia hasta que punto su vida anterior habia estado libre de complicaciones, puesto que podia abandonarse al univoco parecer de la Comunidad y a sus pautas de conducta. Lo sencillo que era todo cuando no tenia que pensar por si misma. Alli fuera, se encontraba totalmente sola.
Una raiz venenosa erradicada para que no propagase su enfermedad.
Y ella misma lo habia elegido.
Estaba muy segura de que el amor de Goran y el suyo propio y todo lo que ese amor implicaba era natural y sano, y de que eran sus padres y la Comunidad los que estaban equivocados. Ahora comprendia lo egoista de su comportamiento. Solo penso en si misma y en su propia satisfaccion. Ahora que se habia apaciguado la rabia y que el dolor le habia ganado la carrera, comprendia la desesperacion en que debio de sumir a sus padres, la verguenza que debieron de sentir. No habia rastro de buena voluntad en lo que hizo, tan solo un egoismo desmesurado y odioso. Creyo que podria cambiar su miedo a Dios por el amor que le inspiraba Goran, que ese amor la sanaria, los acuso de obligarla a elegir. Pero ahora la asaltaba la sospecha de que quiza no hizo mas que ceder, que su eleccion, en realidad, se baso solo en su incapacidad para domenar sus instintos. Las palabras del pastor la perseguian:
«El objetivo del sexo son los hijos, asi como el objetivo biologico del hecho de comer es alimentar al cuerpo. Si comieramos siempre que tuvieramos apetito y cuanto quisieramos, esta claro que algunos de nosotros comeriamos demasiado. La virtud exige control del cuerpo y la virtud aporta luz. No existe ningun conflicto entre Dios y la naturaleza, pero si al decir 'naturaleza' nos referimos a nuestros instintos naturales, hemos de aprender a dominarlos, a menos que queramos arruinar nuestras vidas».
Y cito un pasaje de la Epistola a los Romanos: «Se que en mi, quiero decir, en mi carne, no habita nada