recomendaciones del asesor del banco e invirtio un poco de su dinero en varios fondos. Aunque, en realidad, esas cosas la incomodaban mas que nada. En una cuenta bancaria siempre sabia lo que le rentaba su dinero y no corria el peligro de enfrentarse a sorpresas desagradables. La rentabilidad de un fondo era mas incierta y a ella no le gustaban los riesgos.
– Vale, ?y el fondo asiatico?
El joven volvio a teclear unas cifras.
– Sesenta y ocho mil quinientas.
Monika desplazo el peso de su cuerpo al otro pie.
– Quiero venderlo todo y sacar lo que tengo en la cuenta de ahorro.
El chico la miro brevemente antes de volver al ordenador.
– ?Quieres un cheque bancario o prefieres que transfiramos el dinero a alguna cuenta?
Reflexiono un instante. Una vez mas, la sorprendio su falta de planificacion. No era propio de ella ignorar los detalles. En lo sucesivo, se repitio, se lo pensaria mejor.
– Si lo ingresas todo en mi cuenta general, ?puedo ordenar transferencias a otra cuenta llamando por telefono? Quiero decir, si puede hacerse con sumas tan cuantiosas.
De pronto, el joven no parecia estar muy seguro. Dudo un poco al dar su respuesta.
– Si, desde un punto de vista puramente tecnico, puedes ordenar una transferencia. Pero depende de lo que pienses hacer con el dinero, quiero decir, si es legal en sentido fiscal. Si vas a comprar algo, es preferible un cheque bancario.
– No, no es para una compra.
El muchacho volvio a vacilar. Miro a su alrededor, como buscando la ayuda de algun colega.
– Pues, en ese caso, sera una transferencia de una suma considerable…
Volvio a teclear.
– Cuatrocientas cincuenta y tres mil quinientas veintitres coronas. He de advertirte de que una transferencia de tal calibre puede despertar el interes de la autoridad tributaria.
Monika noto que la leve irritacion que sentia iba creciendo y que no tardaria en desatarse sobre el hombre del otro lado del mostrador. Y eso tampoco era propio de ella; eso de no preocuparse por lo que aquel joven insolente pensara. Que, en ese momento, se la pudiera considerar como una persona exigente. Pero se lo tomaria con calma. Aun no habia terminado, tenia otros recados que hacer y todo resultaria mas complicado si perdia su buena disposicion.
– Bien, en ese caso, me llevare un cheque.
El joven asintio, y estaba a punto de abrir un cajon cuando Monika continuo:
– Y ademas quisiera pedir un prestamo.
Rebusco en el bolso hasta sacar el documento con la tasacion de su apartamento. Cierto que la valoracion tenia nueve meses, pero el edificio era celebre en la ciudad. Todos sabian lo solicitados que estaban esos apartamentos por quienes podian permitirselos.
El joven volvio a cerrar el cajon despacio, se quedo mirandola un poco mas de tiempo esta vez y empezo a leer la tasacion. Ella no apartaba la vista de el mientras sus ojos recorrian el texto del documento. Tenia una hipoteca, aunque habria podido pagar una buena parte al contado. Alguien le habia dicho que, por razones fiscales, era mejor mantener la hipoteca que cancelarla con el dinero que tenia en el banco.
Cuando termino de leer, el joven volvio a mirarla.
– ?De cuanto habias pensado pedirlo?
– ?Cuanto puedo pedir?
El joven se quedo perplejo. Se llevo la mano al cuello de la camisa y se tiro un poco del impecable nudo de la corbata. Una vez mas, abrio el cajon y saco un formulario.
– Puedes ir rellenando este formulario mientras yo voy calculando.
Monika leyo el papel que le habia dejado en el mostrador. Ingresos, anos trabajados, estado civil, numero de hijos a su cargo.
Tomo un boligrafo y empezo a rellenar los datos.
Su mirada se fijo en la mano que sostenia el boligrafo pues, de repente, no la reconocia. Reconocia el anillo que se habia comprado y vio que los dedos ejecutaban los movimientos que ella le ordenaba, pero sentia la mano como independiente, como si en realidad perteneciese al cuerpo de otra persona.
– Puedes ampliar la hipoteca hasta 300.000 coronas mas.
El joven habia revisado el formulario y habia estado comprobando el resto de la informacion que necesitaba, antes de dejarle la propuesta en el mostrador. Monika vio que habia estado hablando con uno de sus colegas. Y no le paso inadvertido que, durante la conversacion, la miraron en varias ocasiones, pero ella no se inmuto. Era curioso lo impasible que todo aquello la dejaba. Pero 300.000 era demasiado poco. Necesitaba mas e, impaciente, dejo el formulario en el mostrador.
– Y aparte de eso, ?cuanto mas puedo solicitar?
Vio que el joven dudaba. Noto su angustia, perfectamente consciente de que ella era la causante de la misma, aunque esto no le importo lo mas minimo. Tenia un asunto que resolver que no era de la incumbencia de aquel joven. El malestar que la solicitud de Monika le producia era cosa suya.
?Y para que queria el dinero, si ni siquiera tenia derecho a su propia vida?
– Sera mas sencillo si sabemos para que quieres el dinero. Quiero decir que si piensas comprar una casa, por ejemplo, o un coche, nos resultara mucho mas facil conceder el prestamo.
– Ya, pero no es esa mi intencion. Estoy muy satisfecha con mi BMW.
Una vez mas, la mano. Tenia un aspecto muy diferente. Y las palabras que se oia decir a si misma tambien sonaban ajenas.
– Veo que tienes unos ingresos altos… medico… y tu capacidad de amortizacion es indiscutible. Y solo tienes un hijo a tu cargo.
El joven dudo un instante.
– Espera, lo voy a consultar con mi colega.
El joven se alejo del mostrador. Monika se puso a mirar el formulario que acababa de rellenar.
Al menos, habia sido sincera y habia incluido el dato de su deber para con Daniella.
Pero solo un hijo a su cargo.
Aquel joven era un idiota.
Estaba hablando con la mujer a la que Monika habia saludado al entrar. Bien. Seguramente, ella conocia el pasado impecable de Monika. No habia en el un solo impago y, a lo largo de los anos, ni siquiera se le habia pasado la fecha de un simple recibo. Siempre habia sido una ciudadana cumplidora, desde luego, eso no podia ser motivo de queja. De hecho, ya no se la podia acusar tampoco de su defecto interno, el que no se veia, puesto que habia resuelto compensarlo de una vez por todas. Sacrificar todo lo que siempre quiso tener y subordinarlo. ?Que mas podia esperarse que hiciera para que le fuese restituido el derecho a existir?
– Podemos concederte un credito bancario de 200.000 coronas mas, teniendo en cuenta tu capacidad de ahorro.
Monika cogio el boligrafo e hizo un calculo. 953.500 coronas. En realidad, era demasiado poco pero, al parecer, era lo que podia conseguir por el momento. Tendria que arreglarselas. Al menos, Pernilla podria pagar su prestamo. Y ella seguiria a su lado, ayudandole en lo que pudiese.
– De acuerdo. Lo incluire en el mismo cheque bancario.
– ?A que nombre?
Reflexiono un instante. Aquella suma podia despertar el interes de la autoridad tributaria.
– Extiendelo al mio.
El malestar crecia a cada metro que se acercaba. A cada cruce, el acelerador se le antojaba mas dificil de pisar. Tuvo que obligarse a continuar y cruzar la verja del recinto de la clinica hasta llegar al aparcamiento. Alguien habia tenido la desfachatez de utilizar su plaza. Indignada, garabateo el numero de matricula en un recibo de aparcamiento. Desde luego, averiguaria quien era el propietario del coche y lo llamaria personalmente para ponerlo de vuelta y media, o ponerla de vuelta y media. De hecho, hasta le parecia agradable poder descargarse con alguien. Con alguien que hubiese cometido un error. Decirle a alguien lo imbecil que era y, con todo el derecho del mundo, quedar por encima.