sentia era un profundo deseo de apartarse adonde nadie la oyese.

El bosque se extendia a ambos lados y habia empezado a anochecer. El coche estaba aparcado al borde de una carretera comarcal. Miro desconcertada a su alrededor sin saber donde estaba ni como habia ido a parar alli. Miro el reloj. Dentro de un cuarto de hora debia presentarse en casa de Pernilla para cenar, segun le habia prometido. Dio la vuelta y supuso que debia ir en esa direccion.

Ni siquiera lloraste su muerte.

– ?Te importa cambiar a Daniella? Solo falta la salsa, ya esta todo listo.

Queria irse a casa. A sus somniferos. Una tormenta de rayos le cruzaba la mente y le costaba contextualizar las palabras que oia.

– ?Te importa?

Asintio brevemente y cogio a Daniella en brazos. La llevo hasta el cambiador que habia sobre la banera y le quito el panal. Pernilla la llamo desde la cocina.

– Ponle el pijama rojo, esta colgado en una de las perchas.

Giro la cabeza y vio un pijama de color rojo. Cambio a la pequena e hizo lo que le habia pedido Pernilla. De regreso a la cocina, paso por delante de la comoda lijada. La luz de la vela se habia extinguido y el rostro de Mattias quedaba en sombra, detras de la urna blanca. No le dijo nada cuando paso ante el, la dejo en paz.

– Sirvete. Seguro que no esta tan rico como lo que tu sueles preparar, a mi no se me da muy bien la cocina. Era mas bien cosa de Mattias.

Daniella estaba sentada en la trona y Pernilla puso una galleta sin azucar en su mantelito. Monika miro la comida que tenia delante. Seria imposible probar bocado, pero tenia que intentarlo.

Comieron unos minutos en silencio. Monika removia la comida de su plato y se llevaba a la boca un poco de vez en cuando, pero su cuerpo no queria tragar. Cuanto mas lo intentaba, mas trabajo le costaba.

– Oye…

Levanto la vista. Y noto que, pese al cansancio y la turbacion, se puso en guardia enseguida. Estar alli entranaba un riesgo. Ahora que habia perdido el control.

– Quisiera pedirte perdon.

Monika se quedo inmovil. Pernilla habia dejado los cubiertos y le dio a Daniella otra galleta, antes de continuar.

– Se que he sido terriblemente antipatica algunas de las veces que has estado en casa, pero es que no he tenido fuerzas para comportarme.

Tenia la boca seca y trago saliva antes de poder pronunciar palabra.

– No, no has sido antipatica.

– Claro que si, desde luego, pero hacia lo que podia. A veces me cuesta tanto trabajo que, simplemente, no puedo.

Monika dejo tambien sus cubiertos. Cuantas menos cosas en las que concentrarse, tanto mejor. Tenia que serenarse, concentrarse. Pernilla acababa de pedirle perdon por algo. Tenia que ocurrirsele algo que decir.

– Te aseguro que no tienes que pedir perdon por nada.

Pernilla bajo la vista.

– Solo quiero que sepas que aprecio mucho que, pese a todo, hayas seguido viniendo aqui.

Monika tomo el vaso de agua y bebio un trago.

– Despues de mi accidente, muchos de nuestros amigos se esfumaron; fue algo natural, simplemente fueron desapareciendo. A mi siempre me dolia la espalda y, ademas, no teniamos dinero y la mayoria de nuestros amigos seguian con el buceo.

Monika dio otro trago. Casi podia esconderse tras el vaso de agua.

– Ahora, despues de lo sucedido, he de admitir que me siento un poco decepcionada al ver que pocos de ellos me han llamado. De pronto me di cuenta de lo solos que estabamos. -Pernilla miro a Monika y sonrio, casi con timidez-. Vamos, que lo que intento decirte es que me alegro de que nos hayamos conocido. De verdad que has sido de gran ayuda.

Monika intentaba asimilar que era lo que estaba oyendo. Sospechaba que era por lo que habia luchado todo el tiempo, y que ahora deberia estar contenta, al tener por fin la prueba de haberlo conseguido. Pero entonces, ?por que se sentia como se sentia? Necesitaba irse a casa. A sus somniferos. Pero antes, debia pasarse por la clinica para dejar los analisis de Maj-Britt. Ahora que sabia que todos se habrian marchado, podia aventurarse a ir alli y analizar las muestras ella misma. Puesto que lo habia prometido. Y uno debe cumplir lo que promete.

Se estremecio al oir el timbre del telefono. Pernilla se levanto y se dirigio a la sala de estar. Monika se acerco sigilosa al fregadero y limpio el plato con un trozo de film transparente que habia dentro.

Oyo que Pernilla contestaba al telefono.

– Si, ?hola?

Oculto la comida bajo un carton de leche vacio.

– Bueno, es lo que cabia esperar, no se que esperas que diga exactamente.

La voz de Pernilla habia adquirido un timbre acerado y luego guardo silencio un buen rato. Monika volvio a la mesa con el plato y uso el tenedor para borrar las huellas del film transparente. Entonces volvio a oirse la voz de Pernilla y sus palabras reavivaron en Monika un miedo que se abrio paso a traves de su desconcierto.

– Sinceramente, me gustaria que no volvieras a llamarme mas. Las cosas son como son, pero me parece que es mucho pedir que yo tenga que consolarte a ti.

Al parecer, la persona que llamaba la interrumpio, pero Pernilla continuo un par de segundos despues.

– No, ya, pero esa es la sensacion que tengo. Adios.

Se hizo el silencio, todo estaba en calma. El unico que se negaba a adaptarse al sosiego reinante era el corazon de Monika. Entonces aparecio Pernilla, que volvio a ocupar su asiento. En ese instante sono el movil de Monika. Se puso a buscarlo a tientas en el bolso que tenia a sus pies, no para contestar, sino para poner fin al irritante timbre. Echo una ojeada a la pantalla y vio que era Ase. Estuvo temblandole la mano hasta que logro rechazar la llamada. Noto que Pernilla la observaba, pero Monika le respondio antes de que pudiese formular la pregunta.

– Nada importante, mi madre, pero ya la llamare luego.

Pernilla aparto el plato que tenia delante, aunque aun estaba casi lleno de comida.

– La que llamaba era la mujer que conducia el coche.

A Daniella se le cayo la galleta al suelo y Monika se agacho aliviada a recogerla, pues asi se apartaba un segundo al menos de su vista.

– Vino por aqui otra vez un par de dias despues del accidente. Vino a pedir perdon, o algo asi. -Pernilla resoplo-. Llevaba encima tantas pastillas que no entendi bien lo que estaba pasando. Pense mucho en ello despues. Lamente no haberla mandado a la mierda. ?Como puede pensar que podre perdonarla?

De repente, Pernilla se hallaba al otro lado del tunel. Monika clavaba la mirada en su rostro, ahora rodeado por una envolvente masa de color gris oscuro. Cerro los ojos bien fuerte y volvio a abrirlos, para encontrarse con la misma vision. Y se pregunto por que estaba abierto el grifo, quien habia abierto el grifo, por que rugia con tal fuerza.

– ?Que te pasa? ?No te encuentras bien?

Respiraba con rapidez y de forma entrecortada.

– Si, bueno, tengo que irme.

– Pero tambien he preparado un postre.

Monika se levanto de la silla.

– Tengo que irme.

Al levantarse, el tunel desaparecio. El rugido del agua persistia, pero vio que el grifo estaba cerrado, asi que el raudal de agua debia de proceder de otro lugar del apartamento.

Avanzo con paso vacilante hasta el vestibulo, apoyandose en los marcos de las puertas y en las paredes. Pernilla iba detras.

– ?Estas bien?

– Si, pero tengo que irme ya.

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