pero ya no le quedaban ganas, ahora que Vanja se dedicaba a burlarse de ella.
Se hizo un largo silencio. Al parecer, Vanja no pensaba ni desdecirse ni ampliar su explicacion y Maj-Britt no queria seguir preguntando. Vanja podria interpretarlo como que aceptaba lo que acababa de oir y, desde luego, no pensaba favorecer tal cosa, desde luego que no. Estaba muy segura de que su explicacion iba a satisfacerla de algun modo. Ignoraba que esperaba en realidad, todo habia sido muy desconcertante, absolutamente incomprensible. Pero aquello era peor que el desconcierto, aquello no le interesaba saberlo siquiera. En especial, cuando ni en suenos se le ocurria una explicacion mejor.
– Se como te sientes, yo tambien me asuste al principio. Pero luego, cuando me acostumbre, comprendi que, en el fondo, es fenomenal que existan cosas que ignorabamos.
No era eso lo que sentia Maj-Britt. Al contrario, a ella eso la asustaba. Si Vanja tenia razon, podia haber montones de cosas de las que ella no sabia nada. Pero a Vanja no parecia importarle. Ella seguia alli tan tranquila, toqueteando el servilletero marron que habia sobre la mesa.
Y luego continuo la conversacion, como si lo que acababan de decir no fuese nada especial.
– El Estado me ha concedido el indulto. Quedare en libertad dentro de un ano.
Maj-Britt sintio un gran alivio al ver que la conversacion se centraba en algo concreto.
– Enhorabuena.
Ahora fue Vanja quien resoplo. No un resoplido displicente, sino una prueba de como se sentia.
– No fui yo quien envio la solicitud, sino algunos de los empleados del centro.
– Pues muy bien, ?no?
Vanja guardo silencio unos minutos.
– ?Tu recuerdas lo que hacias hace dieciseis anos?
Maj-Britt reflexiono un instante. 1989. Lo mas probable es que lo pasase sentada en el sillon. O quizas en el sofa, porque en aquella epoca aun podia.
– Pues yo estoy aqui encerrada desde entonces. Aunque en realidad, lo que hice fue cambiar una prision por otra y te aseguro que, al principio, esto, en comparacion, era el paraiso. Si no hubiese sido por todo lo que una llegaba a pensar, cuando no se trataba solo de superar el dia evitando que el se enfadase. O lo que fuera. -Vanja se miro las manos, que tenia sobre la mesa-. La pena de carcel es, en el fondo, lo mismo que una multa, solo que se paga en tiempo. Y la gran diferencia es que el dinero siempre se puede conseguir.
Maj-Britt prefirio seguir en silencio.
– Es imposible sobrevivir aqui dentro si no aprendes a ver el tiempo de un modo distinto a como lo veias antes. Hay que intentar convencerse de que, en verdad, el tiempo no existe. Si vives encerrado aqui, debes encontrar un refugio que te permita tener fuerzas para continuar. -Vanja se tamborileo con el indice la cabeza plateada-. Aqui dentro. Todas las noches, a las ocho, cierran la puerta; entonces te quedas solo con tus pensamientos. Y te prometo que, por no pensar algunos de ellos, haria cualquier cosa. Los primeros anos estaba aterrada, creia que me volveria loca. Pero despues, cuando me vi sin fuerzas para seguir combatiendolos y empece a ceder ante ellos…
Dejo la frase inconclusa mientras Maj-Britt aguardaba impaciente a que continuase. Pero Vanja siguio en silencio, con la mirada inexpresiva fija en el aire, como si hubiese terminado de hablar. Sin embargo, Maj-Britt queria saber mas.
– ?Que ocurrio entonces?
Vanja la miro, como si hubiese olvidado que estaba alli y se alegrase al verla.
– Entonces me di cuenta de que, si te atreves a escuchar, oyes bastantes cosas.
Maj-Britt trago saliva. Ella queria cambiar de tema de conversacion.
– ?Que haras cuando salgas de aqui?
Vanja se encogio de hombros. Giro la cabeza y se quedo mirando el cuadro en el que se habia fijado antes. El del paisaje boscoso.
– ?Sabes? Hay una sola cosa que echo de menos de la vida fuera de la carcel. ?Sabes que?
Maj-Britt meneo la cabeza.
– Poder montar en bicicleta, por un sendero de gravilla, por el bosque. Mejor si es con el viento en la cara. - Volvio a mirar a Maj-Britt. Sonrio algo avergonzada, como si su deseo fuese ridiculo-. Puede que para quienes estais fuera resulte dificil entender como se puede anorar tanto una cosa asi, puesto que podeis hacerla todos los dias, si asi lo deseais.
Maj-Britt bajo la mirada. Sintio que se ruborizaba y no queria que Vanja la viera. Lo que acababa de decir resultaba una burla, dadas las circunstancias. Vanja habia pagado dieciseis anos. Ella, por su parte, habia malgastado treinta y dos, de forma totalmente voluntaria. Y no habia estado ni en las proximidades de un sendero de gravilla. Ni de un bosque. Y, si soplaba un poco de viento, cerraba la puerta del balcon. En efecto, ella entro en su carcel por voluntad propia, arrojo la llave y, como si eso no fuese suficiente, permitio que su cuerpo se convirtiese en el grillete definitivo.
– Ningun gobierno del mundo puede concederme el perdon.
El dolor que destilaba la voz de Vanja arranco a Maj-Britt de su cavilar.
– ?Que quieres decir?
Pero Vanja no respondio. Se quedo en silencio, mirando el cuadro. De pronto, Maj-Britt sintio que queria consolarla, aliviarla, ser, por una vez, la que apoyase a Vanja. Rebusco febrilmente en su cabeza las palabras adecuadas.
– Pero lo que ocurrio no fue culpa tuya.
Vanja exhalo un hondo suspiro y se meso el cabello con las manos.
– Si supieras lo tentador que ha sido, todos estos anos, hallar refugio en esa solucion, pensar que nada de lo que ocurrio fue culpa mia. Culpar de todo a Orjan y a lo que hizo.
Maj-Britt abundo en ello con mas ahinco.
– Claro, ?todo fue culpa suya!
– Si, lo que hizo fue repugnante, imperdonable. Pero no fue el quien… -Vanja se interrumpio y cerro los ojos-. ?Ves?, despues de tantos anos, sigo sin poder decirlo en voz alta sin que me duela hasta el alma.
– Pero, fue el quien te condujo a ello, el fue quien te obligo a hacerlo. Te hizo creer que no habia otra salida. Es lo que me escribiste y me explicaste en la carta.
– Estamos hablando de anos. Los anos en que yo me detuve y deje que todo aquello pasara. Todo empezo mucho antes de que nacieran los ninos. Incluso escribi un articulo sobre eso en una ocasion, que las mujeres debian abandonar al marido al primer golpe.
Guardo silencio unos minutos.
– No se si hay alguien que comprenda cuanto me avergonzaba el hecho de permitir que ocurriera.
Vanja se paso la mano por la cara. Maj-Britt queria decir algo, pero no hallo palabras.
– ?Sabes cual fue mi mayor error?
Maj-Britt volvio a negar despacio.
– Que en lugar de irme, opte por verme a mi misma como una victima. Fue entonces cuando lo deje vencer, fue como ponerme de su lado porque a una victima solo le queda someterse, una victima no puede hacer nada por cambiar su situacion. Sencillamente, no fui capaz de romper el modelo, venia acostumbrada ya de casa.
Maj-Britt recordo el hogar de Vanja. Lo que ella vivia como un refugio fuera del alcance de la estricta mirada de Dios y donde siempre reinaba un desorden fenomenal. Que el padre de Vanja se emborrachaba a veces era algo que todos sabian, pero solia estar alegre y a ella no la asustaba. Sus ridiculas bromas si que podian resultar pesadas. A la madre de Vanja apenas si se la veia. Solia pasarse los dias tras la puerta cerrada del dormitorio y ellas pasaban por delante de puntillas, para no molestar.
– Mi padre jamas me pego a mi, pero si a mi madre, lo que era casi lo mismo. -Vanja volvio a mirar el cuadro y callo unos minutos antes de proseguir-: Nunca sabiamos quien venia a casa cuando oiamos la puerta. Si era mi padre o aquel otro hombre al que no conociamos. Pero bastaba con que abriera la boca y dijera una sola palabra para salir de dudas.
Maj-Britt nunca lo supo. Vanja nunca insinuo siquiera lo que ocurria en su casa.
– No debemos olvidar que Orjan crecio en un hogar como el mio, con un padre que pegaba y una madre que recibia los golpes. Asi que ahora me pregunto a veces donde empezo todo, en realidad. Asi resulta un poco mas facil, mas sencillo comprender por que la gente es capaz de hacer cosas que jamas puedes perdonar.
De nuevo el silencio. El sol habia alcanzado las ventanas de la habitacion con sus rayos, que ahora se filtraban