del edificio. Echo un rapido vistazo a la puerta, pero no deseaba entrar aun, puesto que algo de tiempo le quedaba. Y tampoco queria decir que no y quedarse alli plantada.
– Claro.
Empezaron a caminar por el patio muy despacio porque, ?a que apresurarse?
– Llegaste ayer, ?verdad?
– Si.
– ?Cuanto tiempo te ha caido?
– Seis meses.
Monika contestaba rapida y amable a todas las preguntas. Por ahora, iba saliendo bien parada.
– Bueno, no es tanto. Cuando te aburres, el tiempo pasa mucho mas rapido de lo que se cree.
La mujer solto una risita y Monika tambien sonrio, por si acaso. Sintio que deberia hacer alguna pregunta como prueba de que participaba en la charla. Quiza deberia preguntarle cuanto tiempo llevaba ella encerrada, pero no se atrevio. Tal vez no fuese muy oportuno.
– Dieciseis anos y medio.
Monika dio un respingo.
– Pero solo me quedan ocho meses.
La sorpresa le duro unos segundos. Luego, aminoro el paso inconscientemente. Dieciseis anos y medio. No eran muchas las personas con condenas tan largas, solo las que habian cometido delitos verdaderamente horribles; al parecer, la mujer con la que ahora paseaba era una de ellas. Monika volvio a echar una ojeada al edificio, sentia un acuciante deseo de volver. Resistio el impulso y se puso a pensar en una pregunta que hacerle. Despues de todo, tenia que sobrevivir alli dentro seis meses. Seria una locura procurarse un enemigo el primer dia.
– ?Que piensas hacer cuando salgas?
Hizo lo posible por sonar desenfadada y, al ver que la mujer se detenia y se volvia hacia ella, dio un paso atras, aterrorizada.
– Por cierto, yo me llamo Vanja.
Le tendio la mano.
– Aqui dentro olvida una las minimas normas de cortesia.
Monika se quito el guante y le estrecho la mano brevemente.
– Monika.
Vanja asintio y reanudo el paseo. Monika la seguia a reganadientes. Un poco mas adelante se veia a un grupo de personas, y eso la tranquilizo.
– ?Que pienso hacer cuando salga? La verdad es que no lo se. Para empezar, me mudare a vivir con una amiga de la infancia. Esta muy enferma pero, despues de la ultima operacion, parece que esta mejorando, menos mal. Aunque aun no se sabe. Si todo va bien, quizas hagamos un viaje. Ya veremos como va todo.
Monika intentaba hacerse a la idea de lo que significaban diecisiete anos. Una eternidad, si habia que pasarlos en un lugar como aquel. Uno podia volverse loco por menos. Lo sabia por experiencia.
Habian tomado un sendero entre unos arboles y cuando salieron al otro lado, un espacio abierto se extendio pendiente abajo ante su vista hacia el horizonte. Pronto llegaron tan lejos como les estaba permitido. La zona estaba rodeada de una doble valla separada por varios metros y coronada por alambre de espino, de modo que cualquiera que tuviese la idea de trepar quedaria destrozado por las puas. Alli dentro estaba ella encerrada, privada de la confianza de la sociedad para andar fuera de alli. Ni siquiera en las proximidades del exterior, pues la distancia de seguridad era de cincuenta metros. Echo un vistazo por encima del hombro para cerciorarse de que aun habia gente a la vista.
Vanja se detuvo y se metio las manos en los bolsillos del chaqueton.
– Es importante tener a alguien que te espere ahi fuera. Asi resulta mas facil. Lo se porque he probado las dos opciones.
Monika miro la nieve que cubria el suelo. Ella no tenia quien la esperase. Tal vez su madre, pero no estaba segura. La habia llamado varias veces, pero Monika no habia cogido el telefono e ignoraba si conocia su actual paradero. En honor a la verdad, le daba lo mismo.
Vanja saco un panuelo del bolsillo y se limpio la nariz.
– La vida aqui dentro puede ser muy dura y no siempre es facil ser nueva. Aunque la seccion en la que te ha tocado es bastante tranquila. Hazte con algunos cigarrillos, te seran utiles.
Vanja alzo la mano para protegerse del sol y contemplo el espejear de los campos que se extendian mas alla de la valla. Monika la observo a hurtadillas.
– Mira que hermosa vista.
Monika siguio su mirada y ambas permanecieron un rato en silencio.
– Hay que ver lo absurdamente descuidados que somos con lo que tenemos, lo torpes que somos. Tu y yo somos el mejor ejemplo de lo poco que comprendemos en realidad, pues, de lo contrario, no estariamos a este lado de la valla.
Monika estaba tentada de darle la razon, pero aun no se sentia preparada para decirlo abiertamente. Vanja hizo un ruidito que sono como un resoplido.
– Creemos que hemos llegado, que todo esta listo y preparado solo porque da la casualidad de que existimos ahora, pero el tiempo insignificante que pasamos en la vida no es mas que una gota en la inmensidad del mar. En algun sitio lei que ni siquiera estamos del todo preparados para caminar sobre dos patas, que aun tenemos aqui dentro algun resto de nuestra condicion de trepadores que no se ha adaptado del todo.
Acompano aquellas palabras de un gesto circular sobre el abdomen. Monika se pregunto a que tejidos podria referirse, pero prefirio no preguntar. En aquel momento, no le parecio importante.
Una bandada de pajaros cruzo el cielo y Vanja echo hacia atras la cabeza para seguir su trayecto con la vista. Monika la imito.
– ?Sabes? Tan solo en la Via Lactea hay doscientos billones de estrellas. Es una barbaridad, doscientos billones, y eso solo en nuestra galaxia. Es extraordinario pensar que nuestro Sol no es mas que una de todas esas estrellas tan diminutas.
Los pajaros desaparecieron de su vista en direccion al bosque. Monika cerro los ojos preguntandose que verian las aves mas alla.
– Imaginate el miedo que sentiria el hombre al comprender que la Tierra no era el centro del universo. Que escena terrorifica, andar por la vida tranquilamente pensando que Dios ha creado la Tierra y al hombre como el centro de todo y, de repente, saber que solo somos una infima parte. -Vanja saco el panuelo y volvio a sonarse la nariz-. No hace ni cuatrocientos anos que lo creiamos, pero esta bien poder reirse ahora de lo tontos que eran entonces. Nosotros somos tan ilustrados, no hay mas que ver lo bien que nos va.
Monika miraba a Vanja de soslayo. No podia negar que la mujer a la que acababa de conocer era bastante especial y, con cierto asombro, hubo de admitir que estaba disfrutando del paseo. Ninguna de las personas a las que conocia solia hablar de cosas asi. Si no hubiesen estado encerradas tras una valla con alambre de espino, se habria sentido muy relajada.
Vanja miro a Monika con una sonrisa.
– Yo me entretengo pensando en las razones que, dentro de cuatrocientos anos, tendran para reirse de nosotros. Cuales de las cosas que hoy damos por seguras se revelaran entonces totalmente erroneas.
Monika sonrio y Vanja miro el reloj.
– Ya va siendo hora.
Monika asintio y las dos mujeres dieron la vuelta. Ahora se sentia mas tranquila. Le infundia seguridad saber que alli dentro habia alguien como Vanja.
– ?A ti te espera alguien ahi fuera?
La pregunta borro la sonrisa de Monika. Por un instante, evoco el rostro que mas anoraba en el mundo. Bajo la vista y nego en silencio.
– ?Estas totalmente segura de ello? A mi si me esperaban, aunque yo no lo sabia.
Monika no queria tener ninguna certeza, asi que decidio no contestar. Pero ?como, ni en suenos, iba a conservar la esperanza de que el estuviese aguardandola aun? Habia cometido el segundo mayor error de su vida al dejarlo ir.
– No puedes tener la certeza hasta que no te den la prueba.