Cuando la miro me siento seguro. Ella camina por la casa tranquila. Ordena las cosas, lee, se prepara un te, me habla. Y yo me siento feliz. Se que podria morirme hoy mismo y que me daria igual, porque he tenido todo cuanto deseaba. Mejor dicho, he tenido todo cuanto sabia que deseaba, porque a menudo nos equivocamos al desear las cosas. Creemos saber que es lo mejor para nosotros y, en realidad, nos lo imponemos. Es el riesgo que uno corre cuando no se escucha realmente a si mismo. Con mi Lucilla, en cambio, he aprendido a buscar lo que queria mi corazon. Asi, cuando cojo mis fotografias, todas ellas, puedo reconstruir cada momento del viaje que he realizado con ella. Ella, que me ha ensenado a vivir y me ha convertido en una persona mejor.
Ella, que nunca se rindio cuando estabamos desesperados porque no teniamos dinero. Se arremango y, serenamente, empezo a construir, aprovechando lo poco que teniamos. Con el paso del tiempo, esas fotografias han acabado conteniendo una vida que hay que volver a mirar para sentirse de nuevo como en todos esos instantes que intente detener. Sin perder nada, incluso cuando dejemos de existir, esas fotos sabran conservar lo que cuentan. Y los que aman podran captar en cualquier momento ese matiz que, quiza, han perdido en el frenesi de la vida. Hago fotografias desde hace muchos anos. Las conservo en unos albumes que guardamos en el salon, y alguna que otra noche Lucilla y yo nos sentamos en el sofa para hojearlos. Cuantos recuerdos y alegrias, aunque tambien cierta tristeza por lo que ya no puede volver. No obstante, el placer consiste en mirarlas una y otra vez. Y, por encima de todo, en comprobar que nuestros rostros aparecen siempre, y verlos cambiar, una pagina tras otra. Ella y yo. Que amor. El amor. Todavia recuerdo la primera vez que la vi. Ambos eramos muy jovenes y yo, desde luego, muy torpe. Paseaba en bicicleta y la vi caminando de una manera que nunca he conseguido olvidar. Un paso hermoso, solido y ligero al mismo tiempo. Un paso que me reconfortaba. Lo primero que me paso por la mente y que me asusto fue que podia perderla, que si no hacia algo entonces, en ese preciso momento, jamas volveria a verla caminando asi. Tenia que lograr que se detuviese, inmortalizarla de algun modo. Pero no tenia nada para hacerlo, aparte de mi mismo. De manera que baje de la bicicleta y me presente. Al principio ella parecio asustarse un poco, pero acto seguido se echo a reir. Se echo a reir… En aquella epoca si un desconocido abordaba a una chica y entablaba conversacion con ella, esta tendia a mostrarse reacia, en parte por miedo a lo que pudiese decir la gente. Pero ella no. A pesar de que estabamos a plena luz del dia, se echo a reir. Y hablo conmigo. Y yo supe de inmediato que jamas podria estar sin ella. Asi fue. He conocido a otras mujeres y nunca ninguna me ha parecido tan maravillosa como mi esposa. Cuando se rio, decidi que necesitaba a toda costa una camara de fotos. Para fotografiarla a ella. Tuve que comprarla a plazos, con el dinero que gane con mi primer trabajo. Pero la compre. Y empece a fotografiarla en todo momento, y ella se avergonzaba. Era hermosisima, incluso cuando me hacia muecas. Despues, los paisajes, los objetos, mis otros seres queridos, nuestra hija, mis nietos, todo cuanto me rodeaba fue capturado tambien por el objetivo. La fotografia es mi manera de expresarme. Tambien el dibujo, mi otra pasion, pero no es lo mismo que cuando pulso el disparador de la camara. Cuando miro una foto veo un fragmento de mi vida y recuerdo perfectamente ese dia. Luego sonrio. Se que seguiran estando ahi cuando yo me haya marchado. Tal vez alguien que sepa mirar bien dentro de ellas pueda llegar a ver la sonrisa de mi alma. En caso de que asi sea, seran mi verdadera herencia.
?Durante cuanto tiempo has conseguido mantener el movil apagado? ?Nunca!
?Algo que lamentas del mes pasado? No haber encontrado a Massi.
?Que es para ti la primavera? La ligereza.
El peor sms que has recibido este mes: «?Por que los elefantes no pueden chatear? Porque temen a los ratones.» ?Me lo mando Filo!
?Pelo largo o corto? Largo.
?La pelicula mas guay que has visto? Guay, no lo se…, pero
?Blanco o negro? Blanco
?Unas cuidadas o mordidas? Ninguna de las dos.
?El cumplido que mas te gusta? Que guapa eres.
?El que odias? Estas muy buena.
Recuerdo que cuando era pequena solian decirme que marzo era un mes loco. No entiendo por que decian eso, porque ni siquiera rima. Como mucho, «marzo, gran gustazo». ?Asi podria ser el mes preferido de Alis! O «marzo, gran esfuerzo». Y en ese caso se podria aplicar a Clod y a su dieta.
Pensandolo bien, todos los meses pueden ser locos. Depende de lo que suceda. En cualquier caso, ?como iba a imaginar yo que marzo cambiaria mi vida? No. Asi no. Pero bueno, empecemos por el principio.
Nico es un tipo realmente divertido. Es alto, bastante mas que yo, tiene un cuerpo robusto, es guapo, con el pelo rizado y los ojos azules. Conduce una moto que, segun aseguran todos, es «veloz como el viento». El se rie, hace el caballito y esta siempre alegre. Tiene una Honda Hornet negra, agresiva. No obstante, consigue conducirla sobre una sola rueda durante un buen rato.
– ?Te apetece venir a dar una vuelta? Venga, Carolina, sube atras… Vamos a echarle una carrera al viento.
Me mira asi, con unos ojos azules y profundos que me recuerdan el mar cuando esta en calma, cuando miras a lo lejos y no ves donde acaba, cuando te pierdes en ese azul claro hasta el punto de no llegar a entender donde empieza el cielo. En fin, que me gusta, no puedo negarlo. Pero una vuelta sobre una sola rueda…
– No, gracias, Nico.
– Como quieras…
Derrapa y hace girar la moto sobre la rueda de atras, frena con la de delante y da vueltas mientras la trasera levanta una nube blanca, como si se estuviera quemando. Pero al poco aparece una mujer gorda vestida con un chandal que le echa la bronca,
– ?Ya esta bien, Nico! ?Menuda peste estas dejando! ?Aqui se viene a trabajar!
Nico se para, apaga el motor y aparca la moto. Luego vuelve a ponerse la gorra y se acerca al surtidor. Ahora parece un poco triste y abatido. En pocas palabras, que ya no fanfarronea como antes.
– Tienes que llenar el deposito, ?no. Carolina?
– No, gracias, ya lo he llenado antes.
Pues si: Nico es el hijo del gasolinero. Pero no ha sido por eso por lo que no he querido dar una vuelta con el, ?sino porque de verdad me da miedo! En cualquier caso, desde que lo he descubierto voy siempre a echar gasolina alli. Aunque no por Nico, a el lo conoci despues, sino por Luigi, su padre. Es un tipo bajito con un bigote enorme, bajo el mono lleva siempre corbata, y es risueno y amable incluso conmigo, que como mucho me gasto cinco euros. Porque, a veces, los gasolineros, cuando se dan cuenta de que no piensas ni por asomo en llenar el deposito, que les haces poner en marcha el surtidor por tan solo cinco euros, te tratan mal, ni siquiera te miran cuando les pagas y tampoco te dicen adios cuando te vas. En cambio, el y su esposa Tina son siempre encantadores.
Tina es una mujer gorda, rechoncha, con un pecho abundante y el pelo oscuro y ondulado. Es la que antes ha gritado a Nico. Aunque fisicamente Nico haya salido a ella, los ojos los ha heredado de su padre. Esa mujer trabaja como una mula, a menudo la veo lavando los coches que le llevan. Ella es la que se ocupa de esa tarea: los hace pasar por el tunel de lavado y luego los seca. Se abalanza con dos grandes trapos encima del capo y prueba a secar el parabrisas y despues el techo, aunque el tamano de su busto no es que le facilite la labor precisamente. Resopla porque le aprieta el mono, pero ella sigue con el pelo cayendole por la cara, sudando y jadeando, y aun asi hace su trabajo con gran meticulosidad. Y Nico haciendo cabriolas con la moto mientras su madre se desloma… En fin, es asunto suyo.
Un dia, sin embargo, mientras vuelvo del colegio noto que una moto se acerca a mi. Se pega tanto que casi me hace caer y me obliga a frenar. Hasta que se quita el casco no me doy cuenta de que es el.
– ?Nico! ?Me has asustado!
– Perdona… -Hace una pausa y luego dice-: ?Por que no quieres salir conmigo? ?Por que soy el hijo del gasolinero?
No se que responder. Lo veo ahi, delante de mi, con el pelo rizado y el semblante resuelto pero que deja entrever un buen corazon, diria que incluso parece un poco cortado.
– ?Por que dices eso? No tiene nada que ver.
– ?Estas segura?