Bajo la hoja.
– ?Si, es exactamente lo que pone! Pero ?como sabias…?
Debbie abre un cajon cercano.
– Mira…
Esta lleno de cartas de otras editoriales. Me aproximo a el. Elijo una al azar. Despues otra.
– Ya ha recibido otras… nueve, y todas dicen mas o menos lo mismo…
Leo la carta con mas detenimiento. En la parte de arriba figura el titulo de su novela.
– Si, a mi tambien me gusta mucho.
– Estoy segura de que tarde o temprano la leera alguien capaz de apreciarla y sera todo un exito.
Rusty James regresa en ese momento de la cocina.
– Tened, he traido unas fresas…
Pone delante de nosotras un cuenco lleno de fruta con un poco de helado de vainilla.
– Te he oido, ?sabes? Es una pena…
– ?A que te refieres?
– Que todavia tengas catorce anos… i Si fueras mayor, te contrataria como agente!
– Para eso ya tienes a Debbie…
– Ella no me vale, no es objetiva. Se deja influenciar demasiado. -Rusty James la abraza con fuerza-. Cuando alguien rechaza el libro en lugar de exponer los aspectos positivos de lo que he escrito, les tiraria el te a la cabeza… ?Me amas demasiado!
Y la besa en los labios. Debbie se agita entre sus brazos y se echa a reir,
– Sobre una cosa tienes razon.
– ?Me amas demasiado?
– ?Le tiraria el te a la cabeza!
– Ah, que malvada…
Debbie se desembaraza de el, se escabulle por debajo de sus brazos. Echa a correr y se inicia entonces una persecucion.
– Veras cuando te coja…
– No, no, socorro… ?Socorro!
Debbie no deja de reirse mientras pasa rozando los sofas, se esconde detras de una columna y al final se para utilizando un sillon como parapeto. Hace amago de moverse hacia la derecha, luego a la izquierda y despues de nuevo a la derecha. Rusty James se abalanza sobre ella, prueba a cogerla, pero ella se echa hacia atras y el tropieza, va a parar sobre el sillon y lo hace caer.
– ?Ay! Como te pille…
Prueba a atraparla desde el suelo, a aferrar su pierna desde abajo, pero ella salta, alza ambas piernas y echa de nuevo a correr.
Rusty James se levanta y empieza otra vez a perseguirla.
– ?No! ?Socorro! ?Socorro!
Acaban en el dormitorio. Se oye un batacazo.
– ?Ay! ?Ay, me estas haciendo dano!
Despues reina el silencio. Solo se oye una risa ahogada.
– Venga…
Alguna voz a lo lejos, ligeramente sofocada.
– Quieto, que tu hermana esta ahi afuera.
– Si, pero ya se marcha.
Desde el salon puedo oirlos perfectamente y no tengo ninguna duda al respecto. Alzo la voz para que me oigan:
– Adios, me voy…
– ?Lo ves? Eres un idiota…
– Adios, Caro… ?Eres la mejor!
– ?Por que? -le grito al salir.
– ?Por el examen!
– Ah, pensaba que lo decias porque me voy.
Oigo que se rien. Subo a la moto, la arranco y me pongo el casco. Parto asi, envuelta en el leve aroma de unas flores amarillas y del maravilloso atardecer que se ha quedado encajado en el arco de un puente lejano.
«Me amas demasiado.» Acto seguido, sus risas. La fuga. La caida. Y ahora estaran haciendo el amor. Sonrio. «Me amas demasiado.»
Una vez superado el miedo inicial debe de ser precioso.
Massi… ?Y yo? Yo todavia no he logrado decirte que te amo. «Te amo, te amo, te amo.» Pruebo todas las entonaciones posibles mientras circulo con la moto por la pista para bicicletas. Como si fuera una actriz. «Te amo.» Seria. «Te amo.» Alegre. «Te amo.» Pasional. «Te amo.» Despreocupada. «Te amo.» Cancion napolitana. «Te amo.» Umberto Tozzi. «Te amo.» Culebron venezolano. «Te amooooo.» Una chalada que grita.
Dos chicos que corren en direccion contraria se vuelven riendose. Uno de los dos es mas rapido que el otro.
– ?Y yo a tiii!
Y se alejan sin dejar de reirse.
Ahora estoy lista y mucho mas serena.
Cuando entramos en su esplendido jardin la musica suena a todo volumen. Todos bailan junto a la piscina, algunos en traje de bano, otros vestidos, en tanto que el disc-jockey, subido a una plataforma que han colocado en lo alto de un arbol, alza una mano al cielo, con los auriculares medio caidos en el cuello, y la otra mano contra la oreja, escuchando un tema que esta a punto de cambiar. ?Ahi va!
– ?Esta es genial! ?Me encanta! Aparca ahi, Massi, hay un sitio libre.
Massi sigue mis indicaciones y detiene su Cinquecento azul petroleo con la bandera inglesa en la explanada del parking.
– Vamos.
Me apeo del coche y tiro de el,
– ?Espera al menos a que lo cierre!
– ?Que mas da! Aqui nadie te lo robara.
De modo que echamos a correr en direccion a la gran pista que ocupa el centro del prado de la magnifica casa que Alis tiene en Sutri.
– ?Aqui estan, por fin han llegado!
Varias personas nos salen al encuentro.
– ?Holaaa! Os presento a Massi.
– Hola, Virginia.
– Hola, nosotros ya nos conocemos, soy Clod, la amiga de Caro.
– Por supuesto, te recuerdo. Y el es Aldo, tu novio…
Lo miro orgullosa. Massi se acuerda de todo.
– Y ella es Alis, la homenajeada.
Se sonrien.
– Si, pero tu y yo tambien nos hemos visto ya.
– Si, en el cine.
– Eso es. ?Pero yo no soy la homenajeada! ?La fiesta es para todos! Vamos a bailar, Caro…
Alis me arrastra hasta el centro de la pista. Clod se une a nosotras y nos divertimos a mas no poder, bailando al unisono, siguiendo el ritmo, saltando y cambiando de movimientos a la perfeccion, si, porque somos las amigas perfectas.
– ?Este sitio es fabuloso!
– ?Precioso! -grito para que me oigan a pesar de la musica.