adultos. ?De manera que el lo es! Dios mio, no habia pensado en eso… Michele entra en el Smart y me sonrie. Yo le devuelvo la sonrisa, aunque ligeramente intimidada. Madre mia, ?cuantos anos tendra? Por eso es tan perfecto, el torneo, el coche, su manera de hablar, las respuestas que ha dado para que Clod se sintiera comoda… Basta, no lo resisto mas. Sera mejor que se lo pregunte cuanto antes.

– Oye…, este coche es una preciosidad.

No me atrevo. No puedo empezar preguntandole cuantos anos tiene. Seria como reconocer que tengo miedo de algo. ?De que, ademas? Por suerte, interrumpe mis cavilaciones.

– Te gusta… Mis padres me lo regalaron hace dos meses… Por mi cumpleanos. -Lo miro risuena, aunque podria haber dicho cuantos anos tiene, ?no?-. Cumpli dieciocho.

Tengo la impresion de que me lee el pensamiento. Me mira.

– Ah…

Sonrio exultante.

– ?Puedo preguntarte algo?

– Claro…

– ?Cuantos anos tienes?

Permanezco en silencio por un instante.

– ?Yo?

– Si

Me sonrie de nuevo. Claro. ?A quien si no puede ir dirigida la pregunta? Que estupida.

– Catorce…

Me salto varios meses. A veces, ciertos detalles carecen de importancia, ?no? Michele sonrie. Parece satisfecho con mi respuesta.

– Oye, ?tienes que ir en seguida a casa o podemos dar una vuelta? A fin de cuentas, el tonteo me lo he perdido ya.

– Demos una vuelta.

De modo que arranca y es muy divertido. Parece un tipo serio, ?pero no lo es! Quita la capota al coche y me pasa una gorra y unas gafas.

– Siempre llevo dos, ?sabes? Por si la persona que me acompana no tiene.

– Ya veo.

Sonrio, me encasqueto la gorra y la sujeto con la mano. Tambien me pongo las gafas. Son unas D &G grandes con los cristales ahumados y el logo de la marca en rojo sobre la patilla, un poco estilo anos ochenta, nada mal, sin embargo. Cubren bien los ojos y no me llega ni mi soplo de viento. En realidad llevo un par de gafas en la bolsa, pero no me ha parecido bien decirselo. Es tan amable. Chulo, el Smart Nunca habia subido en uno, cuando se abre la capota resulta realmente precioso. A Rusty James tambien le encantaria tener un coche. Su sueno es un descapotable. Me ha dicho que, para el, el no va mas seria uno de esos viejos Mercedes, un Pagoda celeste. Asegura que los antiguos no cuestan mucho. Claro que a saber cuando se lo podra permitir, por el momento ha podido alquilar la barcaza, que ya es mucho. Y los muebles de Ikea, si bien me ha confesado que los pagara a plazos. Ahora que lo pienso, ?se los habran llevado ya? Decido llamarlo mas tarde sin falta.

– Eh, ?te apetece algo caliente?

Si, la verdad es que estamos en noviembre y resulta un poco absurdo ir con la capota quitada. Parece que estemos en Miami con la gorra y las gafas de sol, a bordo de uno de esos coches que corren por la playa. Solo que, en efecto, hace frio.

Michele me sonrie y dobla una curva en direccion desconocida. No le pregunto adonde vamos. No tengo prisa. Siento curiosidad y estoy relajada. Me reclino en el asiento y, en cierto modo, me siento duena del mundo. Quien sabe, quiza algun dia yo tambien tenga un coche. Falta la musica.

– ?Tienes algun CD, Michele?

– Llamame Lele… Toma, enchufa esto -me pasa un iPod- El cable esta en el salpicadero. Luego elige la cancion que quieras.

– Vale, gracias…, Caro.

– ?Que? ?Por que me dices «gracias, caro»? ?«Querido»?

– No, perdona. -Me echo a reir-. Te decia gracias por el iPod, y lo de Caro… ?Caro es como puedes llamarme tu, no «querido» en italiano!

– Ah, no te habia entendido.

Y sigue riendose. La verdad es que la situacion ha sido comica, y al final elijo Moby porque me encanta,In My Heart. Ni que decir tiene que no querria que pareciese un mensaje. Pero Michele, es decir, Lele, se rie. Y parece no darle mucha importancia. Estoy bien y no quiero pensar en eso. Al final me lleva a un sitio chulisimo que esta en la via del Pellegrino, se llama Sciam y sirven un sinfin de variedades de te y de infusiones. Y ademas se puede fumar en narguile, de modo que eso hacemos, ?A mi me parece una especie de porro como los que se hace Cudini de vez en cuando, de esos que te colocan con solo inhalar el humo! Quiero decir que es cierto que te hace sonreir, pero tambien debe de ser malo, ?no? Clod, que fuma un poco, una vez probo a dar unas caladas y luego vomito por la tarde. Estaba euforica. En mi opinion, fue mas porque habia conseguido adelgazar algo que por el resto. Sea como sea, Lele y yo nos estamos divirtiendo como enanos. Elijo un narguile al escaramujo y a la miel. No esta nada mal. Y luego nos traen unos pastelitos, buenos a decir poco, y nos comemos varios; son ligeros y, ademas, es bonito porque alrededor se perciben una infinidad de aromas: regaliz, jazmin, frutas tropicales y esencias naturales mezcladas con tabaco. Luego se acerca un tal Youssef, creo que es el propietario, y nos hace notar que en la pared hay colgado un cartel que reza «Prohibido fumar».

– Los puros y los cigarrillos estan prohibidos en nuestro local, solo permitimos el narguile porque es algo natural…

Asi pues, nos deja probar una pipa para dos personas y turnamos juntos un poco de tabaco toscano con miel y esencia de manzana. En parte me rio, aunque tambien me entran ganas de toser, pero al final resulta genial. Ahora estoy de nuevo en el Smart, tengo un buen sabor de boca, un poco dulce, no me molesta, y parece que nos hayan perfumado con incienso.

– Eh, gracias, me ha gustado mucho.

– Gracias, ?por que? Yo tambien me he divertido de lo lindo. ?Vives aqui?

– Si. -Le senalo mi edificio-. En el cuarto piso.

– ?Cual es tu apellido?

– Bolla…

– Bien, toma, te he anotado mi numero de movil. -Y me da la tarjeta del local donde hemos estado-. Asi puedes elegir entre ir a tomarte una infusion con una de tus amigas o llamarme a mi… ?Les he pedido que no te dejen entrar si vas acompanada de otro, puesto que ese sitio te lo he ensenado yo!

– Esta bien… -Cojo la tarjeta y me la meto en el bolsillo. Me gustaria decir algo ingenioso, pero no se me ocurre nada especial- En ese caso, tu tampoco debes ir con otra.

Lele me sonrie.

– Por descontado.

Me apeo del coche y me alejo de el. Tengo la impresion, de haber dicho lo justo y necesario. Apenas entro en casa, mi madre me echa la bronca.

– ?Se puede saber donde has estado? Tu movil estaba desconectado. Te lo regalamos para estar mas tranquilos…

Uf, me pone un poco nerviosa. ?Como iba a saber yo que alli no habia cobertura? No me he dado cuenta, de verdad. No puedo pasarme la vida comprobando si mi movil tiene cobertura, ?no? ?No me siento libre! Pero es que no lo soy, y eso me saca de mis casillas. Me gustaria decirle que es el que me regalo Alis, pero me contengo.

– Perdona, mama, no me he dado cuenta. Hemos ido al hospital a ver a Cudini, el chico que se rompio la pierna.

– Se quien es…, ?como olvidarlo? Preferiria que no frecuentases a esa clase de gente…

– Pero, mama, han ido todas.

– ?Quienes son todas?

– Alis, Clod… -Y anado tres o cuatro mas de la clase para que comprenda que yo no podia faltar-. Me parecia feo no ir.

Mi madre se acerca, parece un poco mas tranquila. Me da un beso.

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