no estaria de mas que organizasen un «curso de mentiras». En nuestro colegio hay un curso de teatro por las tardes y, gracias a el, he visto mejorar a algunos chicos, actuar a final de ano mejor que otras veces. A todos nos ayudaria hacer un curso para aprender a mentir. ?Quien no se ve tarde o temprano en la necesidad de decir una mentira incluso para no hacer sufrir, para no dar un disgusto o, sencillamente, para evitar que una persona se entere de algo? ?Y si no estas preparado te ruborizas en seguida, y eso me pone negra! Lo noto en seguida cuando me sucede, entiendo que quien me mira se esta dando cuenta, ?y entonces me ruborizo aun mas! En pocas palabras, que es una trampa mortal…

Clod y yo pensamos que Alis seria una maestra perfecta. Consigue decir mentiras de una forma, pero de una forma… ?unica! Con una frialdad, una tranquilidad, una sonrisa… Bueno, me recuerda a Hilary Duff, y no porque ella diga muchas mentiras, Dios mio, la verdad es que no lo se, sino porque actua bien y me cae fenomenal, de manera que, equiparando a Alis con ella, me parece dar a mi amiga la importancia que se merece.

Todavia recuerdo un dia en su casa. Estabamos bailando y saltando sobre su cama que, como no podia ser de otro modo, es superancha, ya que es la unica que, con catorce anos, tiene una de matrimonio. La television estaba encendida y escuchabamos la MTV a todo volumen, un video de Finley,Questo sono io. ?Y los imitabamos perfectamente! ?Me encanta cuando hacemos eso las tres! Ademas, Alis, porque siempre tiene que ser ella, estaba fumando y queria que nosotras probaramos tambien, a lo que Clod y yo nos negabamos en redondo.

– Venga, probad.

– No.

– ?Pero si es genial!

De improviso, se para.

– Chsss…, ?silencio!

– ?Que pasa, Alis? ?Que ocurre?

– El ascensor…, debe de ser mi madre.

Abre la ventana y tira el cigarrillo, coge un chicle y lo mastica a toda velocidad. Se pasa la lengua por los labios y a continuacion lo tira a la papelera. Justo a tiempo.

– ?Alice? ?Estas ahi, Alice?

– Si, mama, estoy en la habitacion.

Llega su madre.

– Hola…, ah, veo que estas con tus amigas.

– Buenas tardes, senora.

Grazia, la madre de Alis, mira alrededor y aspira dos veces por la nariz olisqueando el aire.

– ?Estabais fumando?

Alis la mira dejando caer los brazos.

– Si, mama-

La madre se queda sorprendida y Alis cambia de repente de expresion.

– ?Era broma! Giorgio ha estado aqui y se encendio un cigarrillo…

– Pero…

– Le dije que tu no querias y, de hecho, abri la ventana… Perdona, mama.

Y se precipita sobre ella para abrazarla y le da un beso con sabor a menta.

– Vale, vale… No obstante, dile a ese tal Giorgio que fumar es malo… ?Si empieza a vuestra edad…!

– Descuida, mama, se lo dire.

La madre de Alis sale de la habitacion con una gran sonrisa en los labios, dedicada exclusivamente a la inocencia de su hija. ?Os dais cuenta? Es genial, incluso ha sido capaz de bromear sobre el hecho para hacerle creer que era posible, que hasta podia decirselo, pero que, en cambio, no era cierto. ?Y, sin embargo, lo era! Y en cuanto su madre ha salido por la puerta, una vez pasado el peligro y la posibilidad de que pudiese volver a notar el olor a humo, ?que ha hecho Alis? ?Ha vuelto a encender un cigarrillo! ?Si no es la supercampeona de las mentiras, me pregunto quien sera! Pero bueno, a mi manera yo tambien me las apane el 7 de diciembre, o quiza mi madre quiso creerme. En todo caso, le dije que pasaba a recogerme Lele, un amigo del supuesto cumpleanero, Giacomini, que tenia quince anos y medio. Afortunadamente, esa noche mi madre estaba sola en casa, y desde la ventana podia confundir el Smart de Lele con un Aixam.

– ?Que pasa? ?Por que te ries. Caro?

– No, nada, Lele…

– ?No me creo que no sea nada!

– Vale… ?Me rio porque ya se que esta noche me saltare la dieta!

Lele me mira risueno.

– ?Bien! Adoro a la gente que adora comer. Ademas, con todo el deporte que hemos hecho, tienes justificacion de sobra.

Le sonrio. En realidad estaba pensando que tengo un pequeno problema con la edad. Debo imitar un poco a Alis. ?A mi madre le he dicho que Lele tiene quince anos y medio, y a Lele que yo tengo catorce y medio!

– Es cierto. -Vuelvo a sonreir-. ?Mi hambre esta de sobra justificada!

Piazza Cavour. Un restaurante chino que, por el aroma, parece exquisito. Nos sentamos y en un abrir y cerrar de ojos llega Paolo para preguntarnos lo que queremos comer. A ver…, ?un chino que se llama Paolo? No puede ser…

– ?Que vas a tomar?

– Unos rollitos de primavera, arroz cantones y pollo al limon.

– Yo tomare lo mismo, solo que el pollo lo prefiero con almendras. Ah…, y traigame tambien agua sin gas… -Se dirige a mi-. ?O la prefieres con gas?

– No, no, sin gas me parece bien.

– En ese caso, una botella de agua sin gas y una cerveza china.

Paolo hace ademan de marcharse y Lele le sonrie.

– Gracias.

Me encantan las personas que son amables con los camareros. Quiero decir, cuando vas a los sitios y pagas, ellos deben ser educados contigo, pero en cualquier caso es bonito demostrarles cierta consideracion. En esto Alis es rara, por ejemplo. ?Quiero decir que ella jamas da las gracias a nadie! Cuando va a esos sitios da la impresion de que tiene derecho a todo. Es extrano. En cambio, con nosotras siempre es amable, parece que siempre nos atribuye mucha importancia, nos hace sentir por encima de ella, e incluso de los demas. En fin…

El caso es que llegan los platos que hemos pedido y en seguida nos ponemos a comer y poco menos que dejamos de hablar, excepto para decir:

– Mmm…, ?que rico!

– ?Puedo?

– Claro.

– El tuyo tambien esta bueno…

Nos sonreimos. Los platos estan deliciosos. Ademas, he de decir que Lele come muy bien. Dios mio, se que puede parecer un pensamiento un poco extrano, pero el hecho de que la gente coma correctamente significa mucho para mi. Es decir, con la boca cerrada, masticando lentamente, bocados pequenos, sin prisas, charlando de vez en cuando. Porque hay personas con las que no es agradable compartir la mesa. ?Nombres? Mi padre. Mi hermana Ale, que ha salido a el en todo, o eso creo, mientras que mi hermano y yo nos parecemos mas a mi madre. Y tambien Clod, quien, sin embargo, y si bien come de forma particular, al final consigue hacerme reir. Aunque en eso no se soy demasiado parcial.

Le cuento a Lele algunas cosas del colegio y de mis amigas.

– Hay varias chicas en clase que saben jugar al tenis, pero todas simulan que no tienen ni idea porque temen que Raffaelli, una tipa insoportable que, ademas, es un poco gafe, quiera jugar con ellas. ?Y tu?

– ?Yo, que?

– ?Como te encuentras en la universidad?

– Oh, bien, tranquilo. Estoy en primer curso. Estudio derecho romano. Perdone… -llama a Paolo, que se acerca de inmediato-. ?Quieres algo mas?

– Me apetecen esas bolitas…

– ?El helado frito?

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