una chica, podrian haber vivido dos vidas distintas. Solo que, exceptuando esas peliculas, todos sabemos que eso no es posible.

Por eso, en ocasiones solo tenemos una opcion de elegir guiados por el corazon, por el instinto, por la confianza, sin posibilidad de volver atras. Y yo espero de verdad que mi decision sea la justa. Pero ?que hora es? No me lo puedo creer, apenas son las nueve y media.

Todavia estara durmiendo. Ha dicho a las once, pero ?y si se despierta a mediodia? Lo he intentado antes por si acaso, pero tenia el movil apagado. Mas claro, agua. Esta en casa solo, el sabado por la manana, sus padres llevan de viaje una semana, la asistenta hoy no viene, ?que mas se le puede pedir a la vida? Dormir. Dormir, a veces, es una cosa magnifica Cuando estas en paz con el mundo, cuando has estudiado y te has esforzado, cuando no has discutido con nadie, cuando has echado una mano en casa y has comido cosas ligeras. Entonces solo te resta ir a dormir… Y sonar. Tambien eso resulta precioso cuando estas en ese estado. Y casi obligado. Es como entrar en un cine con los ojos cerrados. Alguien ha pagado la entrada por ti, pero sabes que no te decepcionara, que no sera un disparate, que sonreiras, te divertiras y al final saldras conmovida… Bueno, pues dulces suenos, Massi, hasta luego. A fin de cuentas, el capuchino en julio se lo toma frio, y en cuanto a los cruasanes, lo importante es que sean frescos.

– ?Buenos dias, Erminia!

Me sonrie, pero no recuerda mi nombre. Venimos aqui de vez en cuando con mi madre y yo compro un ramillete de flores, uno de esos que tienen ya expuestos y que valen diez euros. Mi madre dice que en ocasiones, para las fiestas, es bonito que haya un poco de color en casa. Erminia siempre ha estado en esta esquina de la calle. Al principio su local era poco menos que un agujero, tenia alguna que otra planta que colocaba fuera, delante de la fuente, y un chico que la ayudaba. Ahora los chicos son tres, las plantas innumerables, y el tugurio se ha convertido en una autentica tienda.

– ?Puedo ayudarte?

– No… Gracias.

Luego reflexiono por un momento. No obstante… la verdad es que nunca le he regalado flores a un hombre. Por lo general, son ellos los que nos las regalan a nosotras. Venga, ?por que no? Es algo raro, lo reconozco, pero es tambien un detalle precioso, para un dia unico, especial, que no tiene… Que sera incomparable. Quiero decir que nada volvera a ser igual despues de que lo haya hecho. Despues de que haya hecho el amor.

– ?Si! ?He cambiado de opinion!

Erminia sonrie divertida al ver mi repentino entusiasmo.

– Bien, acabo de atender a este senor y luego me ocupo de ti.

– Vale, gracias.

– Veamos, ?que era lo que queria?

– Oh, bueno, unas rosas, pero no muchas, quiero decir, las justas, con el tallo no demasiado largo, vaya. Algo normal.

Erminia arquea las cejas y coge un ramo de uno de los jarrones que hay a su lado.

– ?Le parecen bien estas?

– Hum… -El hombre las mira cabeceando-. ?Cuanto cuestan?

– Veintiocho.

Es un ramo de rosas jaspeadas con el tallo mediano.

– Bonitas, pero son demasiadas. -El hombre vacila-. ?Veinticinco?

Lo que lo hace titubear no son las rosas, sino el precio. O quiza la chica en cuestion.

Erminia esboza una sonrisa.

– Si… de acuerdo. -Curioseo entre los diferentes tipos de flores mientras ella le prepara el ramo. El hombre coge una tarjeta de una caja cercana y a continuacion paga-. Aqui tiene… Gracias.

– Y ahora… -Erminia se aproxima a mi-. ?En que puedo ayudarte?

– Bueno, me gustaria algo sencillo.

Erminia me mira.

– Pero bonito…

Le sonrio.

– Eso es, bonito.

– ?Y que debe expresar?

Me ve indecisa.

– No es un cumpleanos, sino una fecha que en el futuro sera una fecha importante…

– Entiendo.

La miro en silencio. Despues de lo que le he dicho no consigo imaginarme lo que puede haber entendido.

– ?Te gustan estas?

Coge un ramillete de flores celestes preciosas, pequenas, pero muy luminosas.

– ?Que son?

– Nomeolvides. Son las flores del amor juvenil.

– ?Que significa eso?

Erminia me mira.

– Todas las flores tienen su historia, la eleccion a veces traiciona, quiero decir que la flor revela el momento de amor que esta viviendo una pareja. Por ejemplo, los de antes han perdido la pasion.

– ?.En serio?

– Si, un hombre que pregunta cuanto cuestan las flores es que ya no esta muy enamorado.

– Quiza este enamoradisimo pero no tenga mucho dinero.

Erminia suelta una carcajada.

– Te gustan estas, ?verdad? ?Dame lo que quieras!

Poco despues me encuentro de nuevo en la calle con esa preciosidad de flores en la mano. Las flores del amor juvenil. Son una maravilla. Las llevo envueltas en un ligero velo celeste palido, gracias al cual resaltan, parecen mas oscuras, y estan sujetas por un lazo azul, chillon.

– ?Caro!

?Dios mio! Reconozco esa voz. Me vuelvo.

Rusty James en su moto.

Se detiene a un paso de mi y me sonrie.

– ?Que haces aqui?…

– ?Yo?…

– ?Si, tu! ?Quien si no?…

Escondo las flores detras de la espalda. Tengo la impresion de que Rusty se ha dado cuenta, pero hace como si nada y sigue hablando.

– Te he llamado antes, pero no tenias cobertura… ?Adonde vas?

– A casa de una amiga.

Rusty me sonrie, acto seguido se encoge de hombros. Al parecer, se ha dado cuenta. Mi primera mentira. Mejor dicho, la primera mentira que le digo a el. Rusty sacude la cabeza y arranca la moto.

– Vale… En ese caso, nada. Lastima, tenia una sorpresa para ti.

Parece de nuevo alegre. Quiza no se haya percatado de nada. Luego da la impresion de que cambia de opinion.

– Eh, Caro, quiza te llame esta tarde, ?que dices? O manana. Eso es, quedamos para manana, que es domingo. ?Vale?

Le sonrio.

– Vale.

– En ese caso le reservare a mi hermanita la magnifica sorpresa que quiero compartir con ella.

Y se marcha asi, con el pelo asomando por debajo del casco, con sus gafas oscuras y esa maravillosa sonrisa en los labios. En cierto modo, me siento culpable. Es la primera vez, que le miento. Lo veo ya a lo lejos. Solo. Sin Debbie. Me gustaban mucho como pareja. Bromeaban y se reian juntos. Le di la carta sin leerla siquiera. Esperemos que vaya bien. Habia otra pareja que tambien me encantaba, Francesco y Paola. Vivian en Anzio. Los veia todos los anos, desde siempre, desde que empece a ir a esa localidad. Recuerdo que iban a la playa en moto. Ella detras de el, abrazandolo con fuerza. Tenian una Vespa de color gris metalizado y cuando llegaban el

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