– ?El unico animal que hay aqui eres tu.

Clod resopla. Avanzamos entre la hierba alta.

– Mirad…

Nos sentamos en la ladera de una pequena colina. A nuestros pies, a poca distancia, estan las ventanas estrechas y largas que ocupan la parte alta de la construccion que hay detras del campo.

– Ahi estan…, ahi estan.

Llegan. Veo entrar a los jugadores y, despues, a Dodo.

– Nooo… Pero si son los vestuarios.

– Si. -Alis sonrie ufana-, Y estan a punto de desnudarse.

Miro a Alis sorprendida.

– ?Como lo sabias?

– Mi madre frecuenta este club. Ese de ahi, el de la izquierda, es el vestuario femenino. El verano pasado solia venir por aqui, hay una piscina.

Sigo mirandola. No se si me esta tomando el pelo, aunque la verdad es que no me importa mucho.

– Mirad, mirad…

Varios de los chicos se han quedado en calzoncillos. Otros ya no llevan nada encima. Se meten, en la ducha, se enjabonan. Rien y bromean, pero no podemos oir lo que dicen, solo algun que otro retazo de frase que rompe el silencio nocturno, que no logra atravesar esas ventanas, que tropieza con los sonidos que producen los bancos o las bolsas de deporte que dejan caer al suelo. Poco a poco se van desnudando ante nuestros ojos.

– Mira… Mira ese, que tipazo…

– ?Y ese? -Alis senala a otro. Esta desnudo y tiene las manos ahi-. ?Habeis visto una cosa igual?

– ?Alis!

– ?Pero es que es impresionante!

– Si, pero…

– Chsss.

Nos quedamos un rato alli, en silencio, observando esos cuerpos.

Los oimos reirse a lo lejos y hablar sin poder apartar los ojos de ellos. Miro hacia abajo, entre sus piernas. Me ruborizo un poco, por un lado preferiria no mirar, aunque por el otro si. Me siento extrana, y tengo calor. Pero ?hace calor? Quiza no…

Clod parece preocupada.

– Yo solo se una cosa… Creo que sera dolorosisimo.

– Si… ?Cuando llegue el momento!

Luego, de repente…

– ?Eh, vosotras! ?Que estais haciendo ahi?

Una voz, casi un grito, en el silencio de la noche. La figura de un hombre a doscientos metros. Es negra y parece envuelta en una aureola luminosa. Alis es la primera en levantarse.

– ?Vamos, escapemos!

Y echa a correr delante de nosotras bajando por la colina, en medio del campo verde y oscuro. La sigo con Clod pisandome los talones.

– ?Eh, esperadme!

Corremos a toda prisa con el corazon en la garganta, jadeando. Alis esta cerca de mi, le he dado alcance. Clod se ha quedado rezagada, avanza a duras penas.

– No puedo. Tengo ganas de vomitar.

– ?No hables! ?Corre!

El vigilante esta detras de nosotras. Si, el hombre nos persigue, pero todavia esta muy lejos. Cuando llegamos abajo vemos una valla.

– No… Solo nos faltaba esto.

– ?Mira!

En un rincon hay una especie de cobertizo lleno de herramientas de jardin y, a su lado, un muro bajo. Alis trepa por el sin perder tiempo. Sube al muro y despues al tejado del cobertizo. Acto seguido se agarra a la valla y, levantando una pierna, consigue saltarla y aterriza en el suelo. Yo la imito y en un abrir y cerrar de ojos estamos al otro lado.

– Hay que reconocer que la gimnasia artistica sirve, ?eh?

– ?Si, para fugas como esta!

En ese momento llega Clod con el vigilante a pocos pasos de ella. Jadea con la lengua fuera y tiene las mejillas encendidas.

– ?Habeis pasado ya? Yo no lo conseguire nunca.

Sube al muro lentamente, con gran dificultad, hasta llegar a lo alto.

– ?Y ahora?

– Ahora tienes que meter la pierna ahi abajo y franquearla.

Clod da dos saltos, pero no lo logra. El vigilante se aproxima. Miramos a Clod, despues a el, luego de nuevo a nuestra amiga. Alis lo tiene muy claro.

– ?Tenemos que irnos!

– ?No! -grita Clod desesperada-. ?Pensais dejarme aqui? A mi, a vuestra amiga…

«Si, a ti y a tus Smarties», me gustaria decirle. En cambio, se me ocurre otra cosa.

– Tirate al suelo, quiza asi no te vea.

Echamos a correr por el camino que bordea la valla. El vigilante cambia de direccion. Nos persigue corriendo en paralelo a nosotras.

– ?Deteneos! ?Deteneos! Quiero saber vuestros nombres.

Es viejo y le cuesta respirar. Nosotras nos precipitamos hacia los coches. Por fin, Alis abre la puerta del suyo y yo me apresuro a montar a su lado. Introduce la llave en el contacto. El vigilante ha salido por la puerta. Alis pone en marcha el coche y, tras hundir el pie en el acelerador, damos un salto hacia adelante y partimos a todo gas con los faros apagados.

– ?De prisa, vamos!

Miro por el espejo retrovisor. El vigilante corre ahora por el camino blanco que se encuentra a nuestras espaldas. Despues se detiene y desaparece en la noche, envuelto en una nube de polvo.

Alis exhala un suspiro.

– Ufff… Poco ha faltado para que nos metiesemos en un buen lio.

– Pues si, pobre Clod, a saber como saldra de esta…

Alis me mira y a continuacion se encoge de hombros.

– Pues como hace siempre…

– ?Tu crees?

– Por supuesto-

Finjo que me ha convencido, aunque lo cierto es que no es del todo asi. Por otra parte, era la unica solucion.

Un poco mas tarde recibo un mensaje mientras estoy en la cama. Es de Clod: «Todo ok, ya he conseguido escapar. He tenido que esperar a que cerrase el club. Muchas gracias, amigas.»

Pasados unos dias logramos hacer las paces. Para ello ha bastado que la invitasemos a alguna que otra merienda durante una semana. Como no podia ser de otro modo, las ha pagado Alis. ?Por otra parte, fue ella la que nos involucro en la «mision», mas que «imposible» «erotica»!

He pasado tres dias estupendos. Me he divertido de lo lindo. Mi madre me ha dejado dormir en casa de Rusty. He estado fuera, sentada en una tumbona, mirando el fluir del rio bajo la luna. Que silencio hay alli No se oye nada, ni siquiera los coches que pasan por encima de nosotros, por el Lungotevere. Rusty me ha puesto una estufa, una de esas que tienen un sombrerete en lo alto, esas que parecen una seta con fuego en el interior y que te caldean evitando que sientas frio. La ha encendido y la ha colocado a mi lado. Despues ha empezado a andar arriba y abajo por delante de mi con unos folios en la mano.

– Bueno…, ?estas lista? Eres la primera persona a la que se lo leo… «Un dia como tantos otros, pero nunca mas a partir de ese momento. Nunca mas desde que se conocieron…»

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