– ?Un dios oscuro? ?A que te refieres?
– Entre las pinturas de sus perversiones habia dibujos que mostraban la Triple Cara de la Oscuridad.
– Espera, no entiendo lo que quieres decir. ?Que es la Triple Cara de la Oscuridad?
ClanFintan respondio en voz baja, lo cual solo sirvio para aumentar mi inquietud. Estabamos completamente solos, asi que ?por que bajaba el volumen de la voz?
– No me gusta hablar de estas cosas. Uno no debe nombrar a un dios oscuro descuidadamente, aunque sea el Sumo Chaman, o la Elegida de la Diosa. Pero como eres la Amada de Epona, tienes derecho a saber exactamente que es lo que ha podido entrar en Partholon junto a los Fomorians, debido a la decadencia de los guerreros del Castillo de la Guardia.
– Cuentamelo -le pedi, pese a que estaba asustada.
– Pryderi es la Triple Cara de la Oscuridad. Segun las historias ancestrales, era un dios, como Cernunnos, solo que el pudo elegir las montanas y las tierras del norte en las que iba a reinar. Las leyendas tambien cuentan que era el consorte de Epona, y que ella lo amaba. Entonces, el comenzo a desear mas poder, para subyugar a Epona y someterla a su voluntad.
– ?Y que hizo Epona? -pregunte, aunque en el fondo ya sabia la respuesta.
– El dolor y la ira de la diosa fueron terribles. Lo echo de Partholon con tanta furia que el aspecto del dios se fragmento, como puede romperse un alma si esta demasiado traumatizada, y por eso, las pinturas lo muestran con tres caras.
– ?Y como son esas caras?
ClanFintan exhalo un largo suspiro.
– Una de las caras no tiene nada salvo ojos. La boca esta sellada. El resto carece de rasgos. Otra de las caras tiene una boca con colmillos, abierta, espantosa. Los ojos de esa cara son unos huecos vacios. La tercera es de una belleza increible. Se dice que esa cara es la suya antes de que traicionara a Epona.
Yo le di un sorbito a mi te, con las manos temblorosas.
– ?Y en Partholon hay gentes que adoren a ese dios?
– No. O, si las hay, estan en las partes mas oscuras del territorio.
– Pero el Castillo de la Guardia no es una parte oscura de Partholon.
– No, no lo es. Pero la gente que lo habitaba se corrompio, a causa de los Fomorians, o de su avaricia y su pereza antes de que las criaturas se infiltraran en el castillo. La secuencia de lo ocurrido nunca ha quedado clara. Sin embargo, parece que Pryderi era una influencia para ellos desde hacia tiempo -dijo. Despues me acaricio la mejilla para darme animos-. No te preocupes, amor. La gente debe ser receptiva a los susurros venenosos de Pryderi para que puedan apoderarse de sus almas, y el Partholon de Epona no se rendira tan facilmente a la oscuridad. No tenemos que temer que los nuevos guerreros del Castillo de la Guardia olviden sus deberes.
– Bueno -respondi, e hice un esfuerzo por apartarme de la cabeza el miedo que me habia producido aquella conversacion sobre Pryderi-. Entonces, ?piensas que mi idea va a funcionar?
ClanFintan sonrio.
– Si, tus ordenes para que el Castillo de la Guardia se convirtiera en una academia militar tuvo gran aceptacion entre sus habitantes.
– Vigilancia y educacion. Siempre fue una combinacion excelente.
– El Castillo de la Guardia no volvera a fallarle a Partholon -dijo el con gravedad.
– Y tu no piensas que sobrevivieran los suficientes Fomorians como para atacarnos de nuevo, ?verdad?
– Creo que la viruela y sus bajas en la batalla los han debilitado casi hasta el punto de la aniquilacion, pero debemos permanecer alerta por si resurgen.
– ?Crees que se llevaron a mujeres embarazadas consigo? -pregunte con horror.
– Rezo porque no fuera asi.
Lo cual no me parecio una respuesta afirmativa.
– Asi que debemos estar preparados y tener los ojos bien abiertos.
– Si -respondio el.
– De acuerdo -dije. Bostece, y el aguzo los oidos.
– Cuando tu cuerpo te dice que descanses, debes descansar -me dijo.
– Para variar, no voy a discutir contigo.
– Quiza el hecho de que no quieras discutir conmigo sea un efecto secundario agradable de tu embarazo - comento el, mientras me seguia hasta nuestra cama.
– Yo no me fiaria mucho -replique con otro bostezo.
ClanFintan se acomodo primero en nuestro colchon, y despues yo me acurruque confortablemente junto a el. Debiamos de ser una extrana pareja, un ser que era medio caballo, medio hombre, durmiendo con una mujer humana. Sin embargo, no lo eramos. Me tumbara como me tumbara, el siempre encontraba la espalda de mi cintura, o la curva de mi pierna, y me acariciaba suavemente en circulos. Su roce calido era como un somnifero. Me encantaba que el fuera capaz de calmarme asi. Ya tenia los ojos casi cerrados cuando su voz interrumpio mis pensamientos.
– Me sorprendio que no usaras el Sueno Magico para visitarme -comento, y despues anadio-: ?O acaso viniste a verme y yo no note tu presencia?
– No… -aquella pregunta me desperto por completo-. No he vuelto a viajar en suenos desde tu batalla con Nuada.
Salvo por un rapido grunido de asentimiento, ClanFintan se mantuvo en silencio. Yo sabia que los dos estabamos pensando en aquella ultima y terrible batalla, cuando Nuada, el lider de los Fomorians, estuvo a punto de matar a ClanFintan. Yo recibi un golpe en la cabeza y me quede inconsciente, y mi diosa llamo a mi espiritu y lo libero de mi cuerpo para que pudiera distraer a Nuada. ClanFintan consiguio matar a la criatura, y el panico se apodero de los Fomorians. Entonces, la batalla se inclino a nuestro favor. Antes de que ocurriera todo eso, Epona usaba mis suenos para enviarme a hacer viajes espirituales de reconocimiento, a espiar a nuestros enemigos y provocarlos para que cayeran en nuestras trampas.
Sin embargo, desde que los Fomorians habian sido derrotados, Epona no habia vuelto a llevarme en ninguno de aquellos viajes espirituales, aunque yo hubiera intentado viajar por mi misma despues de que ClanFintan se marchara. Tampoco habia vuelto a oir el susurro de su voz, algo a lo que me habia acostumbrado, por extrano que pudiera parecer, hasta hoy. Ella me habia susurrado en la mente las palabras: «No estas representando nada, Amada». Al oir su voz de nuevo, me habia dado cuenta de lo mucho que me estaba molestando su silencio.
– Intente enviar a mi espiritu para que te visitara, pero no sucedio. Le pedi a Epona que me permitiera ir a verte. Antes me resultaba muy facil viajar, viajaba incluso cuando estaba muy cansada.
– Si, lo recuerdo -dijo el, y yo note que asentia.
– Ademas, Epona no ha hablado conmigo -le conte con un hilo de voz.
– Rhea, tu diosa no te dejaria nunca. Debes creerlo.
– No se, ClanFintan. En realidad, no se nada de este asunto de las encarnaciones de los dioses. Acuerdate de que yo no soy Rhiannon.
– No, no lo eres, y yo le doy las gracias a tu diosa por ello.
– Algunas veces me pregunto si solo me he imaginado que estoy realmente destinada a ser la Elegida de Epona.
– ?Tan bajo concepto tienes de la diosa? -me pregunto con curiosidad.
– No. He sentido su presencia y he experimentado su poder.
– Entonces, debe de ser de ti misma de quien tienes tan bajo concepto.
No pude responder a aquello. Siempre habia creido que era una mujer fuerte con un ego saludable y una autoestima excelente. Sin embargo, quiza mi marido tuviera razon. Quiza yo necesitara buscar dentro de mi misma las dudas y la debilidad, y no en Epona.
– Ahora, descansa -me dijo ClanFintan. De nuevo, comenzo a acariciarme de manera hipnotica, y eso ayudo a calmar mi mente inquieta-. Tu diosa respondera a todas tus dudas.
– Te quiero -murmure, mientras se me cerraban los parpados y me quedaba profundamente dormida.
Estaba comiendo bombones de Godiva, reclinada en un divan color violeta, que estaba colocado en mitad de un campo de trigo mecido por el viento. Al final del divan estaba sentado Sean Connery, vestido de 007. Yo tenia los pies en su regazo, y los estaba acariciando eroticamente con una mano, mientras que con la otra sujetaba en