preparativos de la fiesta de Samhain. Hay mucho que hacer, y no creo que tu quieras encargarte de la eleccion de los menus.
– Aj -dije-. Adelante. Solo tienes que asegurarte de que haya muchas magdalenas integrales y un poco de arroz hervido. Ahora voy a ver a Epi; me reunire con Carolan y contigo al mediodia para comer -despues, anadi con una sonrisa-: Es decir, si todavia quieres arriesgarte a comer conmigo.
– Me arriesgare -dijo ella con otra sonrisa-. Pero no me sentare cerca de ti.
– Listilla -murmure. Despues recorde que tenia que hacerle una pregunta-: Eh, ?como sabias que mi cumpleanos es el treinta de abril?
– Tambien es el cumpleanos de lady Rhiannon -respondio ella con una sonrisa ironica.
– Que coincidencia mas extrana -dije yo.
– Una de tantas -respondio ella pensativamente.
– Si -dije. Despues me volvi hacia el mensajero-. Adelante -le indique, y nos dirigimos a buen paso hacia los establos.
El establo de Epona era un edificio increible, como yo nunca habia visto antes. Tambien estaba construido de marmol luminoso, tallado y encajado por maestros mamposteros. Con ojos recien educados, mire las enormes columnas en las que se apoyaba el bello edificio, y me pregunte si la serenidad y aceptacion que habia sentido desde el primer momento que entre en aquel edificio habian tenido su origen en algo mas que en la presencia de los maravillosos caballos. Tome nota de que debia volver y sentir el marmol despues de haber calmado un poco a Epi.
El pasillo central era ancho y largo. A ambos lados habia boxes espaciosos e inmaculados, cada uno de ellos ocupado por una yegua unica en belleza y temperamento. A medida que recorria el pasillo, recibi el saludo de los animales. Llame a cada una de ellas por su nombre, lamentando no tener tiempo para detenerme y acariciar sus caras brillantes.
Al final del pasillo, habia un giro abrupto a la izquierda. Ya antes de entrar en aquella zona especial, reservada para la encarnacion equina de Epona, oi los relinchos de inquietud de la yegua. Era uno de los caballos mas bellos de Partholon.
Entre en una habitacion enorme y redondeada, en la que habia un gran box con salida a un corral privado. Mi esposo y Dougal estaban frente a la portezuela cerrada del box, acompanados de varias sirvientas del establo. Todos estaban atentos a la yegua, que se movia nerviosamente de un extremo del box a otro.
La belleza de Epi era eterea. Su pelaje era una mezcla de gris y blanco, que se combinaban para formar un increible color plateado. Alrededor de sus ojos y en la parte inferior de sus delicadas patas el plateado se convertia en carbon. Era una yegua de buen tamano, y de formas perfectas. Yo lo adoraba todo de ella.
Al sentir mi presencia, se giro y fijo sus ojos profundos en mi. Emitio un relincho sonoro que atraveso el aire entre nosotras.
– Hola, carino -dije, y me rei alegremente al acercarme a ella-. Me han dicho que estas causando un alboroto.
– Nos alegramos de verte -dijo ClanFintan, en tono de alivio, mientras todos los demas miraban. El pequeno grupo se dividio para que yo pudiera entrar al box.
– Ha estado asi desde que llego Ouranos -dije, mientras acariciaba su maravillosa cabeza y le besaba el morro de terciopelo-. Aunque el semental esta al otro lado del templo, Epi sabe que esta aqui, y lleva dias alterada.
Epi froto su cabeza contra mi, y lamio el borde de mi capa.
– Necesita a su companero -dijo ClanFintan.
– Bueno, lo tendra, pero no hasta manana por la noche.
Yo llevaba varias semanas preparando la ceremonia de Samhain, y tambien estaba nerviosa por el complicado ritual de apareamiento de los animales, que supuestamente, aseguraria tres anos de fertilidad para aquel territorio y sus gentes. Apoye la frente contra la de la yegua.
– ?Te apetece dar un paseo? Creo que eso te relajaria un poco.
Epi me lamio el hombro de la capa y resoplo suavemente. Yo interprete aquello como un «si» equino.
Una de las doncellas ensillo a la yegua, que pese a su nerviosismo, se comporto con sus buenos modales de costumbre.
ClanFintan me ayudo a montar, y despues ambos salimos por la puerta del corral. Nos despedimos de las sirvientas del establo y de Dougal, y Epi inicio un suave trote hacia el norte.
– Supongo que vamos por este camino -le dije a mi marido, que avanzaba facilmente a mi lado-. Ella es quien dirige -anadi, senalando a Epi con la cabeza. ClanFintan sonrio. Yo me di cuenta de que la yegua estaba impaciente por hacer ejercicio, asi que me acomode en la montura, le aprete los costados suaves con los muslos, me incline hacia delante y le susurre-: Adelante, preciosa.
Ella elevo una de las orejas para escuchar mis palabras, y despues, note que su paso se alargaba. Entramos a la zona boscosa que rodeaba el territorio del templo. El dia se habia vuelto mas frio, y aunque no estaba lloviendo, habia una niebla espesa cubriendo la tierra, oscureciendo los alrededores y dandoles a los arboles una apariencia extrana y fantasmal.
Me di cuenta de que la mayoria de ellos habian perdido ya la hoja, y tambien de que yo habia estado demasiado ocupada preocupandome por mis misteriosas nauseas matinales como para apreciar lo que debia de haber sido el precioso espectaculo de la caida de las hojas en otono.
El camino se dividia un poco mas adelante. Yo sabia que el ramal izquierdo llevaba a los vinedos, y que el ramal derecho nos conduciria hacia Ufasach Marsh. Aquel pantano no era un lugar agradable. ClanFintan y yo habiamos tenido que atravesarlo para escapar de los Fomorians, y habiamos estado a punto de perder la vida en el. Desafortunadamente, Epi eligio el camino de la derecha.
Si queria visitar Ufasach, yo tendria que hacer uso de mi derecho al veto. Me console pensando en que el comienzo del pantano estaba a bastantes kilometros de distancia, y en que Epi se cansaria antes de llegar. Y si ella no se cansaba, me cansaria yo.
ClanFintan galopaba a nuestro lado, relajado y fresco. Yo sabia que podia continuar avanzando durante horas sin cansarse, por muy veloz que fuera el paso.
– ?Como te encuentras? -me pregunto.
– ?Muy bien!
– No esperes a sentirse cansada para parar. Deberiamos volver antes de que te fatigues.
– De acuerdo, de acuerdo. Tendre cuidado.
Continuamos cabalgando en silencio, y el galope rapido de Epi se convirtio en un trote mas tranquilo. Yo disfrutaba del cambio de sus pasos, que eran suaves y perfectos. Despues, volvio a galopar, pero entonces me di cuenta de que solo podria tolerar aquella velocidad durante un rato corto.
Tire de las riendas e, inmediatamente, Epi aminoro el ritmo. ClanFintan me miro con expectacion.
– Me mueve demasiado -explique.
El solto un resoplido. Epi lo imito.
– Tu espera -le dije a la yegua-. Estaras en mi misma condicion muy pronto.
Ella no dijo nada, pero ClanFintan se echo a reir.
De repente, Epi se detuvo en seco, con las orejas giradas hacia el lado derecho del camino. ClanFintan habia continuado avanzando unos cuantos pasos antes de darse cuenta de que nosotras nos habiamos detenido, y volvio trotando a nuestro lado.
– ?Que esta mirando? -pregunto.
– No lo se. ?Que ocurre, Epi?
La yegua no respondio. Estaba concentrada en un punto a la derecha del camino.
– Los pajaros estan en silencio -dijo ClanFintan con gravedad, y yo oi el silbido de su espada al ser desenvainada-. Quedate aqui -me dijo, y su voz grave sono aspera de autoridad.
– ?No quiero quedarme aqui sola! -proteste.
Mis hormonas debian de estar revolucionadas de nuevo, porque yo me sentia muy indefensa.
– La yegua te protegera -dijo el, mientras entraba al bosque-. Si te digo que te muevas, muevete.
La niebla lo envolvio y yo me estremeci. Queria ir tras el, pero no podia alterar su concentracion.
– ?Que demonios hay ahi? -le susurre a Epi-. ?Un monstruo?
Ella no respondio.