– ?Un fantasma?
Epi resoplo, pero no me parecio un «si». Fue mas un resoplido que me indicaba que me callara y prestara atencion.
Asi pues, suspire y espere. A los pocos minutos, ClanFintan aparecio entre la niebla. Yo recupere el aliento.
– No he encontrado nada amenazante -dijo, y miro a Epi con exasperacion-. Este apareamiento debe de estar afectandole mucho. A poca distancia del camino hay un pequeno claro, y por el corre un riachuelo, y hay dos arboles muy viejos…
– ?Un riachuelo! -exclame. De repente tenia mucha sed-. Bueno, si no hay nada que pueda comer, me gustaria beber un poco de agua. Despues, creo que deberiamos volver. Quiza me este cansando un poco.
ClanFintan no me reprocho que ya me lo habia dicho. Se limito a agitar la cabeza y se volvio hacia el bosque, haciendonos un gesto para que lo siguieramos.
Yo chasquee con la lengua y aprete suavemente los costados de Epi con los muslos. Ella dio un paso vacilante, y despues otro, y por fin siguio hacia el interior del bosque.
A pocos metros, los arboles terminaban, y habia un precioso claro libre de niebla. Era como un oasis de claridad en medio de aquel dia oscuro. Enseguida me llamaron la atencion dos enormes arboles que se alzaban silenciosamente en mitad del claro. Entre los dos gigantes corria el riachuelo. El agua tenia un aspecto delicioso y fresco.
– Vamos a beber un poco -dije, y le indique a Epi que avanzara, sorprendida por su reticencia poco habitual. Ella camino hacia el riachuelo de manera vacilante, y nos reunimos con ClanFintan, que ya se habia arrodillado y estaba bebiendo con las manos.
– Deja que te ayude -me dijo el.
Entonces me tomo por la cintura y me bajo del lomo de la yegua, sonriendo, mientras dejaba que mi cuerpo se deslizara lentamente contra el suyo, hasta que mis pies tocaron el suelo. Yo me eche a reir y le bese el pecho en el lugar donde tenia el chaleco de cuero abierto, a la altura a la que quedaban mis labios cuando estaba de pie frente a el.
– Vamos, bebe un poco -me dijo, con la voz llena de emocion-. Estoy deseando volver al templo. ?Sabes? Una mujer embarazada debe tomar varios descansos al dia, descansos durante los cuales se retira a su dormitorio a reposar.
Acaricio la ultima palabra, dejando bien claro lo que queria decir.
– ?Me vas a dar un masaje en los pies? -murmure contra su pecho.
– Entre otras cosas -respondio, y yo percibi la sonrisa de su voz.
– Trato hecho -dije.
Lo abrace con fuerza y le di otro beso en mitad del pecho antes de volverme hacia el riachuelo. Cuando me arrodille para beber, mire hacia atras, hacia la yegua. Estaba inmovil, como una estatua plateada de si misma. Tenia las orejas inclinadas hacia delante. Toda su atencion estaba centrada en los dos enormes arboles que se erguian a ambos lados del riachuelo.
– ?Epi! -exclame. Ella movio las orejas hacia mi-. Ven a beber.
Ella no se movio, sino que siguio mirando a los arboles. Yo me volvi hacia ClanFintan, y el se encogio de hombros, tan desconcertado por su comportamiento como yo. Yo tambien me encogi de hombros y me incline hacia la corriente.
El agua era como hielo liquido. Y estaba dulce. Bebi abundantemente y cuando estuve saciada, mire de nuevo a Epi. La yegua seguia concentrada en los arboles.
Eran enormes, y obviamente, muy ancianos. De repente, note algo extrano en ellos, y me di cuenta de que todavia conservaban las hojas. Mire a mi alrededor, hacia el bosque envuelto en niebla, a los arboles que estaban mas cerca de los limites del claro. ?No habia visto yo antes que a los demas arboles se les habian caido las hojas? No podia ver nada a traves de la neblina, asi que me concentre en los arboles gigantes que tenia ante mi. «Robles de los pantanos», pense con un sobresalto, y los reconoci como flora autoctona de mi estado natal, Oklahoma. Deslice la mirada desde la espesa copa de ramas entrelazadas hacia los troncos, que estaban cubiertos de un musgo grueso. Me puse en pie bruscamente. Parecia que el musgo irradiaba un brillo apagado, y tuve muchas ganas de tocarlo.
Entonces lo senti. Fue como una puntada de emocion, como si una pluma hubiese rozado mi conciencia. Me concentre en los arboles y volvi a notarla. Y me di cuenta de que era una sensacion parecida a lo que habia experimentado en presencia de la columna de marmol aquel dia. Recorde que Kai habia dicho que yo habia nacido bajo un signo de tierra, y que estaba vinculada a ella. Sonrei. Tal vez pudiera hablar con los arboles.
Pensando en aquello, comence a caminar hacia delante, pero Epi emitio un agudo relincho que me interrumpio. Sorprendida, me detuve y me di la vuelta, y estuve a punto de toparme con la yegua, que practicamente me pisaba los talones.
– ?Epi! ?Que te ocurre?
Su unica respuesta fue un gemido, mientras frotaba la cabeza en mi pecho.
– No pasa nada. Solo voy a mirar esos arboles. Despues volveremos al templo.
Mire a mi marido, que nos estaba observando con una expresion divertida.
– Me esta volviendo loca -dije-. Estoy deseando que pase la ceremonia de manana por la noche y que vuelva a ser ella misma.
ClanFintan asintio.
Yo comence a acariciarle la cabeza a Epi, susurrandole palabras carinosas para reconfortarla.
– Vamos, carino. No pasa nada. Todo va bien -murmure, y parecio que ella se relajaba-. Kai me dijo que podia oir las cosas que decia la tierra, y me gustaria poner a prueba su teoria.
Con una ultima palmadita, me dirigi de nuevo hacia los arboles. Oi que Epi se movia, y se detenia alternativamente. Mire hacia atras y vi que habia vuelto a quedarse inmovil. De repente, se echo a temblar.
– ?No pasa nada! -repeti, saludando alegremente a la yegua, y pasando por alto la preocupacion que me provocaba su extrano comportamiento. Seguramente, Epi y yo estabamos teniendo una subida de hormonas. No era de extranar que tanto ella como yo estuvieramos tan asustadizas. Cuando me volvi hacia los arboles, todos los pensamientos sobre Epi se borraron de mi mente.
Estaba a centimetros de los enormes robles, y a aquella distancia oia con claridad algo que emanaba de ellos. Incline la cabeza hacia delante, para escuchar con suma atencion.
– ?Rhea? -pregunto ClanFintan.
– ?Shh! -susurre, sin volver la cabeza, alzando la mano para indicarle que se mantuviera en silencio.
Di otro paso hacia delante. Me di cuenta de que estaba sobre el pequeno riachuelo que discurria entre los dos arboles. Entonces coloque un pie a cada lado de la pequena corriente y eleve los brazos, para que mis manos descansaran sobre cada uno de los arboles.
Al tocar la corteza cubierta de musgo, senti una dolorosa corriente por todo el cuerpo, como si hubiera agarrado un cable de alta tension. El miedo se apodero de mi, e intente apartar las manos, pero se habian quedado pegadas en los arboles, como si estuvieran claveteadas a la corteza. Comenzaron a fallarme las rodillas, y me di cuenta de que me estaba cayendo hacia delante. De repente, fue como si el tiempo se ralentizara, y todo pasara fotograma a fotograma por delante de mis ojos.
La cabeza se me inclino hacia delante, y vi mi reflejo en las ondas del agua. Entonces aquella imagen se fracturo, y pude ver a traves del agua. Parpadee lentamente, intentando aclararme la vista, y de repente, mi vision volvio a enfocarse. Vi lo que habia dentro de la corriente y mas alla, vi el mundo que habia al otro lado, un mundo en el que un movimiento del cielo atrapo mi atencion. Se me escapo un grito cuando me di cuenta de lo que era el estrecho cilindro metalico que pasaba por el horizonte azul. Un avion.
En aquel momento lo entendi todo. Freneticamente, intente apartar las manos de los arboles, pero en vez de liberarme, la corteza de los arboles se habia hecho permeable, y estaba succionando mis manos, mis munecas, mis codos… mi cuerpo cayo hacia delante y se disolvio en aquel reflejo del otro mundo que me resultaba tan familiar. Oi un grito de horror de mi marido, seguido por un relincho penetrante de panico de Epi.
Abri la boca para gritar, pero la inconsciencia me vencio.