SEGUNDA PARTE
Capitulo 1
Me dio un vuelco el estomago, y senti que me colocaban de costado mientras unos espasmos dolorosos sacudian mi cuerpo. Oi algo extrano y quejumbroso, y me di cuenta de que era el sonido de mis propios sollozos.
– No pasa nada, Shannon -dijo alguien, con una voz grave que me resultaba familiar-. Estas a salvo.
Trate de abrir los ojos, pero tenia la vision tan borrosa que volvi a cerrarlos para no marearme mas. Lentamente, mis nauseas fueron disminuyendo, y me quede inmovil, respirando profundamente un aire frio y humedo. Me di cuenta de que la hierba que habia bajo mi mejilla estaba mojada, e intente una vez mas abrir los ojos. Entre los resquicios de mis parpados, vi formas verdes y grises, pero antes de poder enfocar la vision, una figura oscura y sombria se coloco ante mis ojos. Quise gritar.
– ?Shannon! Tranquila -me dijo aquella voz calmante-. ?No pasa nada!
Sus palabras debieron de tener un efecto negativo en aquella sombra sin color. El punto negro desaparecio, y volvi a distinguir el gris y el verde de las hojas del bosque. Sin embargo mi vision se volvio borrosa de nuevo. Despues de eso, ya no supe nada mas.
Cuando recupere el conocimiento nuevamente, me quede muy quieta, temerosa de moverme, temerosa de hacer cualquier cosa que le provocara mas dolor a mi cuerpo magullado, o que volviera a llamar a la oscuridad que yo habia atisbado. Respire lentamente, intentando calmar los latidos de mi corazon.
Ya no estaba tendida sobre la hierba mojada. Note la suavidad de un colchon debajo de mi, y por encima, el grosor de un edredon que me tapaba hasta el cuello. Me estremeci, porque de repente, senti un frio que me llegaba a los huesos.
Alguien se acerco a mi y poso una mano en mi frente. Senti su aspereza contra mi piel fria.
– No abras los ojos todavia. Tu cuerpo se recuperara mejor si los mantienes cerrados y descansas.
De nuevo, aquella familiaridad esquiva de la voz.
– Toma esto, te sentara bien.
Yo mantuve los ojos cerrados mientras una mano fuerte me ayudaba a levantar la cabeza e incorporarme un poco, de modo que pudiera beber un liquido caliente y dulce. Lo tome lentamente, para que mi estomago lo aceptara. Cuando la taza estuvo vacia, volvi a tumbarme sobre la almohada, agotada por aquel pequeno esfuerzo.
– Descansa. Todo va bien. Estas en casa.
Mientras me sumia otra vez en un profundo sueno, me di cuenta de que quien hablaba era ClanFintan, solo que su voz sonaba extrana. Luche por mantenerme consciente y entender que era lo que tenia de diferente, pero mis parpados eran muy pesados. El sueno gano la batalla.
Cafe… El aroma jugueteo con mis sentidos, y me recordo los sabados por la manana, cuando hacia una cafetera de cafe fuerte, y le anadia crema holandesa antes de volver a la cama con una taza humeante y un buen libro.
Pero en Partholon no habia cafe.
Al recordarlo todo, tome aire bruscamente. Abri los ojos, pestanee y me frote los parpados, inquieta por la debilidad de mis musculos, por la torpeza con que obedecian mis ordenes.
La unica luz que habia en la cabana procedia de un fuego que ardia suavemente en el hogar. La chimenea estaba justo enfrente de mi cama. Mire a mi alrededor, con cuidado de no hacer ningun movimiento brusco con la cabeza. Parecia que estaba en una habitacion grande, que hacia las veces de dormitorio, y que tenia una zona de estar frente al fuego, delimitada con dos merecedoras y dos mesillas. En cada una de las mesillas habia una lampara de queroseno, en version moderna, aunque ninguna de las dos estaba encendida. Habia un libro abierto, boca abajo, junto a la mecedora mas cercana. Tambien habia un altillo sobre mi cabeza y otra habitacion a mi izquierda, separada del resto de la cabana por una pared. De alli era de donde provenia el olor a cafe. Debia de ser la cocina. Oi unos pasos cansados que se acercaban, y me prepare.
ClanFintan aparecio desde detras de aquella pared.
Yo debi de emitir un sonido de queja, porque el se sobresalto y estuvo a punto de derramar el liquido de su taza. Entonces, en su preciosa cara aparecio una sonrisa que me resulto fantasmal por su familiaridad.
– ?Te encuentras mejor? -me pregunto.
Ahora entendia por que su voz me resultaba tan familiar y al mismo tiempo tan extrana. Era su voz; la voz de ClanFintan. Sin embargo, carecia del poder de los pulmones de un centauro y de la cadencia musical del acento de Partholon.
– ?Donde estoy? -mi voz sono vacia, sin emocion.
Sin dejar de sonreir, el poso la taza sobre una de las mesillas y se acerco a mi cama. Yo me encogi contra la almohada. Debio de darse cuenta, porque se detuvo a varios pasos del borde de la cama.
– Estas en casa, Shannon.
– ?Y donde demonios crees tu que esta mi casa?
El arqueo las cejas con sorpresa.
– En Oklahoma -respondio, y su voz grave me partio el corazon.
Note que palidecia, y de repente, la habitacion comenzo a dar vueltas a mi alrededor.
– ?No! -susurre, y cerre los ojos, rogando que la habitacion se detuviera. Tome aire profundamente, varias veces, y al abrir de nuevo los ojos me di cuenta de que se habia acercado a mi-. ?No te acerques mas! -le grite.
El se detuvo, y alzo las manos en un gesto de paz.
– No te voy a hacer dano, Shannon.
– ?Como demonios sabes mi nombre?
– Es una historia complicada…
– Quiero una respuesta -insisti yo con frialdad.
– Me lo dijo Rhiannon -respondio el, con evidente reticencia.
– ?Rhiannon!
El nombre salio de mis labios como una maldicion. Mire de nuevo por la habitacion, esperandome que ella saltara desde uno de los rincones oscuros.
– ?No! No esta aqui -me aseguro el-. Ha vuelto a Partholon, a su sitio.
Parecia que estaba muy satisfecho de si mismo.
Yo cerre los ojos y rechine los dientes.
– Su sitio no es Partholon. Es mi casa. El es mi marido. Ellos son mi gente.
– Pero… -el hombre estaba confuso-. Pensaba que todo se arreglaria si yo intercambiaba vuestros lugares…
Me incorpore decididamente, y baje las piernas por un lado de la cama. Entonces me mire, y vi que no llevaba nada puesto, salvo la camisa de un pijama de hombre. Lo fulmine con la mirada.
– ?Donde esta mi ropa?
– Yo… -tartamudeo el-. Esta…
– Oh, no importa. Dame unos pantalones y mis botas, llevame al lugar donde hiciste el intercambio, y vuelve a intercambiarnos.
El abrio la boca para responderme, pero el sonido del telefono lo interrumpio. Fue un sonido extrano a mis oidos, que se habian acostumbrado al estilo de vida sin tecnologia de Partholon. Volvio a sonar, y el recupero el movimiento de las piernas, y se apresuro a descolgar el auricular de un telefono inalambrico que habia en una estanteria, junto a la chimenea.
– ?Diga? -respondio, sin apartar los ojos de mi.
Entonces pestaneo, y dio un paso atras como si hubiera salido una llamarada del auricular.