companero, la semana anterior.

– Lady Rhiannon nunca se comportaba de manera diferente durante la epoca de cria de Epi.

– Me pregunto si eso es la norma para la Elegida de Epona, o si Rhiannon era tan egoista que no se preocupaba por el estado de animo de la yegua. O quiza, ya que Rhiannon siempre estaba dispuesta a atender la llamada de la naturaleza, no notaba la diferencia.

Las dos nos echamos a reir, y me relaje un poco. La puerta de los banos estaba custodiada por dos de mis guardias. La diosa a la que yo habia empezado a servir tenia varias cosas positivas; el hecho de que fuera una diosa guerrera y tuviera un centenar de hombres guapos y viriles a su servicio era solo una de las ventajas de mi nuevo trabajo. Observe que los guardias se habian puesto unas tunicas de cuero sobre el uniforme de verano, que consistia en un taparrabos bien lleno. Sin poder evitarlo, suspire de decepcion al pensar en todos aquellos musculos cubiertos.

Si, estoy casada, pero no soy un cadaver.

El olor a aguas minerales de la sala iluminada con velas me envolvio. El vapor se elevaba seductoramente desde la piscina profunda y clara. El borboteo del agua, que llenaba continuamente el bano, el sonido suave de la cascada que alimentaba la piscina, y su calor humedo, me invitaban a que me relajara en sus profundidades.

Me quite el vestido y, lentamente, entre a la piscina de aguas termales y me acomode sobre uno de los salientes de roca de las paredes. Cerre los ojos y escuche como Alanna enviaba a una ninfa en busca de una taza de tisana, y lamente mi reciente rechazo por el vino. Hasta hacia pocos dias, una de mis cosas favoritas era una copa de vino tinto y rico.

Quiza me estuviera haciendo vieja.

No, con treinta y cinco anos todavia no podia ser vieja. Solo tenia una gripe persistente que me estaba deprimiendo. ClanFintan llegaria a casa aquella noche. Solo pensar en que iba a estar con el hacia que me sintiera mejor. Llevaba fuera un mes, y la falta de telefonos y correo electronico de aquel mundo habian hecho mella en mi. Solo llevamos casados seis meses, pero en su ausencia me sentia vacia.

– Prueba esto -Alanna me entrego una taza llena de te perfumado-. Te calmara el estomago.

Yo lo oli con desconfianza, pero la esencia calmante de las hierbas y la miel me resulto deliciosa. Di un pequeno sorbo y deje que reconfortara mi estomago rebelde.

– Gracias, amiga, ya me siento mejor.

– La doncella dijo que los centinelas han visto a los guerreros de ClanFintan. Llegaran pronto. Sabia que serian puntuales. Carolan dijo que volverian en los dias anteriores a Samhain -dijo Alanna, con la impaciencia de una recien casada.

Yo sabia exactamente como se sentia. Deje que las visiones de mi marido invadieran mi mente mientras disfrutaba del calor del agua.

– Dios, lo he echado de menos.

– Yo tambien he echado de menos a Carolan.

Las dos sonreimos.

– Sera mejor que me des esa esponja. Quiero oler bien y estar bien vestida cuando lleguen.

Me enjabone con mi gel favorito de vainilla y me frote con la esponja. Alanna comenzo a rebuscar en uno de mis abarrotados armarios.

– Tambien sera muy agradable ver de nuevo a Victoria.

Habia echado de menos a la Jefa de las Cazadoras durante los dos ultimos meses. Sus deberes nomadas la obligaban a viajar casi constantemente, y yo me habia alegrado al conocer la noticia de que se habia unido al grupo de guerreros de mi marido y de que volveria con el. Nos habiamos hecho muy amigas, y yo tenia la esperanza de que el Templo de Epona se convirtiera en un segundo hogar para ella.

– Quiza veamos a Dougal sonreir de nuevo -dijo Alanna, con un brillo de picardia en los ojos.

– Ha sonreido, mala.

– ?De veras? Y yo que creia que habia enfermado del estomago, como tu.

– Pobre Dougal; con las bromas que le haceis ClanFintan y tu por este asunto con Victoria me extrana que no se le haya quedado la cara rosa para siempre de tanto ruborizarse.

– ?Y que piensas que ha ocurrido en realidad entre ellos dos?

– Bueno, pensaba que solo el estaba enamorado de ella, pero antes de que Victoria se marchara, me di cuenta de que los dos estaban ausentes del templo durante una temporada, casualmente, al mismo tiempo. Eso, sumado a la tristeza de Dougal desde que ella se ha ido, y a su sonrojo cada vez que alguien la menciona, me hace pensar que tenemos a un par de amantes.

Alanna dejo escapar una risita nerviosa.

– Se ruboriza mucho, ?verdad?

– ?Quien fue a hablar! -respondi yo y le salpique con un poco de agua, que ella esquivo con agilidad.

– Yo no me ruborizo.

– Tu no te ruborizas igual que yo no digo palabrotas -le dije, y nos echamos a reir las dos-. Dame esa toalla, por favor.

Sali del agua y comence a secarme vigorosamente, decidida a sentirme mejor de nuevo para pasar con alegria aquella noche rodeada de mi marido y mis amigos.

– Me alegro de que ClanFintan le ordenara a Dougal que se quedara aqui para encargarse de la supervision de la construccion de la residencia para los centauros. De ese modo, el muchacho tiene demasiadas ocupaciones como para sucumbir a la tristeza.

Dougal habia perdido a un hermano unos meses antes, y despues, la mujer centauro de la que se habia enamorado, Victoria, habia interrumpido su incipiente relacion y lo habia dejado para recuperar su antigua vida. Claramente, Dougal era un joven centauro que necesitaba distraccion.

– ?Sabes, Rhea? Tal vez no sea una coincidencia que Victoria se haya encontrado con nuestros guerreros. Quiza estuviera buscando un motivo para volver aqui, con Dougal -dijo Alanna.

– Eso espero -respondi yo, mientras terminaba de secarme. Despues pase las manos con admiracion por la tela brillante del vestido que me presento Alanna-. Creo que hacen una gran pareja, y a quien le importa que el sea mas joven. Me da la impresion de que el centauro que se convierta en pareja de Victoria va a necesitar ser joven y muy atletico.

Volvimos a reirnos. Yo me envolvi en la toalla y me sente en el banco del tocador. Me puse en las expertas manos de Alanna, y ella comenzo a domesticar mi melena pelirroja y salvaje. Despues, contemple en silencio como me maquillaba.

Cuando me desperte por primera vez en este nuevo mundo, me sentia muy azorada por el hecho de que Alanna me atendiera. Ella es el reflejo de mi mejor amiga en mi mundo, Suzanna, y me resultaba casi una blasfemia permitir que me peinara, me vistiera y me arreglara. Sin embargo, he llegado a la conclusion de que yo soy el trabajo de Alanna. Tecnicamente, ella es mi esclava, pero eso es ridiculo, y yo le dije que era una tonteria en cuanto me lo conto. Asi que ahora me digo a mi misma, y a todos los demas tambien, que es mi asistente personal, y dejo que haga lo que quiera conmigo.

Ademas, tengo que admitir que me gustan las atenciones.

Alanna me apreto el hombro, senal de que habia terminado de maquillarme. Yo me puse en pie y extendi los brazos mientras ella me envolvia en una pieza de seda dorada, haciendo maravillosos pliegues que me acentuaban las curvas y dejaban a la vista mis largas piernas.

– Sujeta esto mientras voy a buscar ese broche nuevo.

Yo sujete la tela sobre mi hombro mientras Alanna rebuscaba en el monton de oro y destellos que cubrian mi tocador.

– Aqui esta… -dijo, y me mostro el broche-. ?No te parece exquisito?

– Oh, Dios mio, ?es maravilloso! -dije, con un suspiro de admiracion.

Era una replica en miniatura de mi esposo, un guerrero centauro, modelado en oro, con una espada cuya empunadura tenia diamantes engarzados. ClanFintan sujetaba la espada ante si, con ambas manos, con el pelo suelto, y muchos musculos. Tenia tanta vida, que, por un momento, me parecio que temblaba. Y en aquel mundo, nunca se sabia.

– Vaya… -susurre, sin dejar de mirar el broche mientras Alanna me lo prendia al vestido-. Se parece mucho a el.

– Eso pense yo -respondio ella. Se dio la vuelta y tomo un par de aros de oro y brillantes-. Y me parecio que

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