El dios oscuro tenia razon. Las mujeres siempre la habian traicionado.

«Si te entregas a mi, y me entregas a tu hija, yo nunca te traicionare. Para recompensar tu obediencia, te dare Partholon».

Rhiannon queria cerrar la mente y no oir la vocecita que le advertia que no se aliara con la oscuridad. Ella queria aceptar el ofrecimiento de Pryderi, pero no era capaz de ignorar la desolacion que le producia la idea de entregarse a otro dios. Logicamente, sabia que habia perdido el favor de Epona, y que la diosa se habia alejado de ella para siempre. Sin embargo, aunque Rhiannon hubiera buscado otros dioses… otros poderes, nunca habia dado aquel paso definitivo. El paso irrevocable de rechazar a Epona y entregarse a otro dios.

Si hacia eso, nunca podria presentarse otra vez ante Epona. ?Y si la diosa decidia que ella habia cometido un error? Si Rhiannon pudiera liberarse de aquel horrible encarcelamiento y volver a Partholon, tal vez Epona volviera a reconocerla como su Elegida. Sobre todo, despues de haber dado a luz a su hija, cuya sangre llevaria el legado de cientos de generaciones de Sumas Sacerdotisas de Partholon.

«?Que dices, Rhiannon? ?Te consagraras a mi?».

Rhiannon percibio un tono aspero en la voz de dios. Habia tardado demasiado tiempo en responder. Se concentro apresuradamente y le envio sus pensamientos.

«Eres sabio, Pryderi. Y yo estoy muy cansada de que me traicionen. Sin embargo, ?como voy a consagrarme a un dios si todavia estoy aprisionada? Sabes que la Suma Sacerdotisa debe ser libre para llevar a cabo el ritual de ascension y quedar vinculada asi a un dios».

Pryderi permanecio en silencio durante tanto tiempo que Rhiannon comenzo a temer que lo habia presionado demasiado. ?Tendria que haberse consagrado a el! ?Y si la abandonaba en aquel momento? Podria quedar atrapada para toda la eternidad.

«Es cierto que la Suma Sacerdotisa debe darse libremente a su dios. Por lo tanto te liberaremos, para que tu hija y tu podais consagraros a mi servicio».

El arbol que era su tumba viviente se estremecio, y a Rhiannon se le acelero el corazon. ?Habia apostado y habia ganado! Pryderi iba a liberarla. Lucho contra el peso que la aplastaba por todas partes… que la atrapaba… que la ahogaba.

«Este no es el camino de la libertad. Debes tener paciencia, Amada Mia».

Rhiannon contuvo su respuesta automatica. No. Debia aprender del pasado. Enfrentarse a un dios abiertamente no era inteligente…

«?Y que hago?».

«Usa tu afinidad con la tierra. Ni siquiera Epona puede arrebatarte ese don. Es parte de tu alma, de la sangre corre por tus venas. Sin embargo, en esta ocasion no tendras que molestarte con los arboles de la diosa. Busca los lugares oscuros. Siente las sombras que hay dentro de las sombras. Llama a ese poder. Se acerca el nacimiento de tu hija. Y con su nacimiento, tu tambien renaceras a la tierra. A una nueva era al servicio de un dios».

«No entiendo».

Rhiannon se concentro. Ella no era una sacerdotisa novicia. Sabia como obtener un gran poder y como canalizar la magia de la tierra.

Mirar hacia la oscuridad no era muy diferente a llamar el poder escondido de los arboles. No quiso pensar en lo que le habia dicho Shannon, que los arboles la ayudaban voluntariamente y la llamaban Elegida de Epona. Se concentro en la oscuridad, en la noche y las sombras, y en el manto de la oscuridad que cubria la nueva luna cada mes.

Sintio el poder. No era la sensacion embriagadora que tenia en Partholon, cuando Epona le concedia su bendicion, pero el poder estaba ahi y ella era capaz de atraerlo.

Como una vasija que se llenara lentamente, Rhiannon espero y la nina siguio creciendo su vientre.

PRIMERA PARTE

Capitulo 1

Oklahoma

– Se acerca una tormenta -dijo John Aguila de la Paz, escudrinando el cielo del suroeste.

Su nieto apenas levanto la vista de la Playstation.

– Abuelo, si pusieras cable no tendrias que estar mirando al cielo todo el rato. Podrias ver el canal del tiempo, o verlo en las noticias como todo mundo.

– Esta tormenta no puede predecirse con los medios del mundo -respondio el anciano, guardian de la sabiduria choctaw, sin apartar la vista del cielo-. Vete ahora. Llevate la camioneta y vuelve a casa de tu madre.

Eso hizo que el adolescente lo mirara.

– ?De verdad? ?Puedo llevarme tu camioneta?

Aguila de la Paz asintio.

– Esta semana ire al pueblo y la recogere.

– ?Bien! -dijo el chico. Tomo su mochila y le dio a su abuelo un abrazo-. Adios, abuelo.

Cuando su nieto se marcho, Aguila de la Paz se preparo.

El guardian de la paz comenzo a tocar ritmicamente el tambor. No hizo falta mucho tiempo. Pronto, empezaron a moverse algunas sombras entre los arboles. Entraron al claro que habia junto a la cabana como si las hubiera arrastrado la violencia creciente del viento. A la luz del atardecer parecian fantasmas ancianos, pero Aguila de la Paz sabia que no lo eran. Conocia la diferencia entre el espiritu y la carne. Cuando los seis se unieron a el, hablo.

– Me alegro de que hayais respondido mi llamada. La tormenta que se avecina no es de este mundo.

– ?Ha vuelto la Elegida de Epona? -pregunto uno de los ancianos.

– No. Esta es una tormenta oscura.

– ?Que quieres que hagamos?

– Debemos ir al bosque sagrado y contener lo que esta luchando por liberarse -respondio Aguila de la Paz.

– Pero… nosotros vencimos a esa maldad hace poco tiempo -respondio el mas joven de los ancianos de la tribu.

Aguila de la Paz sonrio con tristeza.

– No se puede vencer completamente al mal mientras los dioses sigan concediendo a los habitantes del mundo la libertad de eleccion, siempre habra aquellos que elijan el mal.

– El Gran Equilibrio -dijo el anciano mas joven pensativamente.

Aguila de la Paz asintio.

– El Gran Equilibrio. Sin la luz no habria oscuridad. Sin el mal, el bien no tendria equilibrio.

Todos los ancianos mostraron su aquiescencia.

– Y ahora, nosotros debemos trabajar del lado del bien.

Rhiannon agradecio el dolor. Significaba que habia llegado la hora de que ella viviera de nuevo. La hora de que regresara a Partholon y tomara lo que era suyo por derecho. Utilizo el dolor para concentrarse. Penso en el como una purificacion. Ascender al servicio de Epona no habia sido un ritual sin dolor, y no esperaba menos de lo que Pryderi debia de tener planeado por ella.

El trabajo fue largo y dificil. Para un cuerpo del que habia estado separada durante tanto tiempo, fue una tremenda impresion sentir los musculos y los nervios, y la cascada de dolores y calambres que irradiaba como ondas desde su interior.

Rhiannon intento no pensar en como deberia haber sido aquel nacimiento. Ella deberia haber estado rodeada de sus sirvientas y sus doncellas. Banada, cuidada y mimada. Le habrian dado infusiones de hierbas que hubieran

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