Guardo silencio un rato; pense: 'La he perdido. He perdido a Mellyora. Primero abuelita, ahora Mellyora. Pero ?que me importa? Tengo a Carlyon. Tengo a Kim.'

—Hace tanto tiempo de todo eso —dijo por fin Mellyora.

—Pero habrias podido casarte con Justin. Podrias ser el ama del Abbas. Podrias tener hijos. Oh, Mellyora, ?cuanto debes odiarme!

—Jamas podria odiarte, Kerensa: ademas…

—Cuando lo recuerdes todo… cuando se te presente todo con claridad… cuando recuerdes todo lo que has perdido, me odiaras.

—No, Kerensa.

—Oh, eres tan buena… demasiado buena. A veces odio tu bondad, Mellyora. Te hace tan debil… Te admiraria mas si te enfurecieras conmigo.

—Es que ahora no podria hacer eso. Estuvo mal de tu parte, si… Fue una maldad tuya. Pero ya paso. Y ahora quiero decirte gracias, Kerensa. Porque me alegro de que hayas hecho lo que hiciste.

—?Te alegras… te alegras de haber perdido al hombre a quien amabas… te alegras de una vida solitaria?

—Tal vez nunca ame a Justin, Kerensa. Oh, no soy tan sumisa como tu crees. Si lo hubiese amado, jamas lo habria dejado irse. Si el me hubiese amado, jamas se habria ido. Justin amaba la vida solitaria. Ahora es tan feliz como nunca lo ha sido. Y yo tambien. Si nos hubiesemos casado, habria sido un grave error. Tu nos salvaste de el, Kerensa. Por malos motivos, si… pero nos salvaste. Y yo me alegro de estar salvada. Ahora soy tan feliz… Jamas habria podido tener una felicidad asi, de no haber sido por ti. Eso es lo que debes recordar.

—Tratas de consolarme, Mellyora. Siempre lo hiciste. No soy una ninita para que se me tranquilice.

—No me proponia decirtelo aun. Esperaba a que estuvieses mejor, entonces ibamos a celebrar. Todos estamos muy entusiasmados al respecto. Carlyon esta tramando una gran sorpresa. Sera una fiesta grandiosa y solamente esperamos a que te mejores.

—?Para celebrar… que?

—Este es el momento para decirtelo… para poner sosiego en tu espiritu. No les importara que te lo haya dicho… aunque pensabamos hacer de ello una ocasion festiva.

—No entiendo.

—Lo supe tan pronto como volvio. Y el tambien. Sabia que era la razon principal por la que quiso regresar.

—?Quien?

—Kim, por supuesto. Me ha pedido que me case con el. Oh, Kerensa, la vida es maravillosa. Asi que fuiste tu quien me salvo. Ya ves que solo puedo tenerte gratitud. Pronto nos casaremos.

—Tu… y Kim… oh, no. ?Tu y Kim! Riendo contesto:

—Todo este tiempo has estado apenada, pensando en Justin. Pero el pasado quedo atras, Kerensa. Ya no tiene importancia lo que ocurrio antes, sino lo que hay por delante. ?Comprendes?

Me recline y cerre los ojos.

Si, comprendia. Veia mis suenos en ruinas. Veia que no habia aprendido nada del pasado.

Contemplaba un futuro tan oscuro como los huecos entre las paredes. Estaba emparedada con mi desdicha.

CAPITULO 08

Ahora hay ninos en el Abbas… de Mellyora y Kim. El mayor —que se llama Dick, como su padre— tiene diez anos, y se parece tanto a Kim que cuando los veo juntos, mi amargura es casi intolerable.

Vivo en la Casa Dower; cada dia o dos cruzo el prado hacia la casa, pasando frente al circulo de piedras. Ya se ha retirado toda senal de la mina. Dice Kim que los Saint Larston necesitaban saber que estaba alli, pero a los Kimber no les hace falta, porque amaran ese lugar y trabajaran por el para que siempre prospere mientras haya un Kimber en Saint Larston.

Mellyora es una maravillosa ama del castillo. Nunca he conocido a nadie tan capaz de ser feliz. Puede olvidar las penurias que soporto bajo la anciana Lady Saint Larston, la desdicha que sufrio por intermedio de Justin; una vez me dijo que ve el pasado como un escalon hacia el futuro.

Quisiera poder verlo asi yo tambien. ?Ojala estuviese conmigo abuelita! ?Ojala pudiese yo hablar con ella! ?Ojala pudiese recurrir a su sabiduria!

Carlyon esta creciendo. Es alto; no s? parece casi nada a Johnny, pero pese a ello es un Saint Larston. Tiene dieciseis anos y pasa mas tiempo con Joe que conmigo. Es como Joe… la misma dulzura, la misma absorcion con los animales. A veces creo que desearia que Joe fuese su padre; y como Joe no tiene ningun hijo propio, no puede evitar que la relacion entre ambos le regocije.

El otro dia hablaba con Carlyon sobre su futuro cuando el, con los ojos brillantes de entusiasmo, declaro:

—Quiero trabajar con tio Joe.

Me indigne. Le recorde que algun dia iba a ser Sir Carlyon, y trate de hacerle ver el futuro que tenia pensado para el. Saint Larston no podria ser suyo, naturalmente, pero yo queria que el fuese amo de una gran heredad, tal como, le hice notar, lo habian sido sus antepasados durante generaciones.

Se entristecio porque no queria herirme, y creia que me desilusionaria de el porque, pese a su dulzura, tiene voluntad propia. ?Como podia esperar otra cosa de mi hijo?

Esto ha puesto entre nosotros un abismo que se agranda dia a dia. Joe, que lo sabe, piensa que el muchacho debe elegir por si mismo. Joe me tiene carino, aunque a veces creo que me teme. Una o dos veces se ha referido a esa noche en que Kim y yo lo trajimos del bosque; pero jamas lo olvidara. Lo conmueve profundamente pensar en lo que nos debe a Kim y a mi; y aunque su perspectiva de la vida difiere de la mia, me comprende un poco; sabe de mi ambicion para Carlyon. Despues de todo, antes fui ambiciosa para Joe.

Habla con el muchacho; ha procurado convencerlo de que la vida de un veterinario rural, aunque bastante placentera para el inculto tio Joe, no es la ideal para Sir Carlyon.

Pero Carlyon se mantiene firme, y yo tambien. Advierto que elude quedarse solo conmigo. Saber esto, y verme obligada a observar a la familia del Abbas, me lleva a preguntarme: ?Que felicidad me trajeron todas mis intrigas?

David Killigrew me escribe con frecuencia. Sigue siendo un cura, y su madre vive aun. Deberia escribirle diciendole que jamas volvere a casarme, pero lo evito. Me complace pensar en David aguardando y esperando. Me hace sentirme importante para alguien.

Kim y Mellyora me dicen que soy importante para ellos. Mellyora me llama su hermana… Kim, la suya. ?Kim, por quien claman mi corazon y mi cuerpo! Estabamos destinados el uno para el otro; a veces casi se lo digo, pero el no lo percibe.

En una ocasion me dijo que se enamoro de Mellyora cando oyo decir que ella me habia llevado a su casa desde la feria de Trelinket.

—Parecia tan dulce —dijo—, y sin embargo era capaz de tal accion. Dulzura y fortaleza, Kerensa. ?Una perfecta combinacion, y la fortaleza era toda por otra persona! Esa es mi Mellyora… ?Y luego, cuando te trajo al baile! Que nunca te engane la dulzura de Mellyora; es la dulzura del vigor.

Tengo que verlos juntos y tengo que fingir. Estuve en el nacimiento de sus hijos. Dos varones y dos ninas. El mayor heredara el Abbas. Se lo educa para que lo ame y trabaje para el.

?Por que debe sucederme esto cuando planee y trabaje… y llegue tan lejos?

Pero aun tengo a Carlyon, y constantemente me recuerdo que algun dia sera Sir Carlyon, pues Justin no puede vivir mucho mas tiempo; es un hombre enfermo. ?Sir Carlyon! Debe tener un futuro digno de el mismo. Yo aun tengo a Carlyon por quien trabajar. Jamas permitire que sea el veterinario de la aldea.

A veces, sentada junto a mi ventana, contemplo las torres del Abbas y lloro en silencio. Nadie debe saber cuanto he sufrido. Nadie debe saber como he fracasado.

A veces voy y me detengo en el circulo de piedras, y me parece que mi suerte es mas misera que la de ellas. Fueron convertidas en piedra mientras bailaban desafiantes. Ojala me hubiese ocurrido lo mismo.

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