y siguio a Upshaw en el Pontiac que habia robado, tan solo para acercarse a el. Upshaw advirtio que lo seguian y hubo una persecucion; Coleman se escabullo, robo otro coche, llamo a Circulacion y fingio que era otro agente. Uno de los nombres que leyo el empleado era Augie Duarte; Coleman decidio que era de nuevo la providencia y lo designo de inmediato como victima numero cuatro. Se dirigio a la casa de playa de Gordean, vio el coche de Upshaw, se escondio y escucho la charla entre Gordean y uno de sus muchachos. El chulo experto en homosexuales comento: «Ese policia esta descubriendo quien es. Lo se.»
Al dia siguiente, Coleman entro en el apartamento de Upshaw y lo saboreo. No habia recuerdos de mujeres, nada salvo un sitio pulcro e impersonal. Entonces Coleman lo supo, y empezo a sentir una identificacion total con Upshaw, una simbiosis. Esa noche Lesnick se fue del apartamento para coger unos medicamentos en el Hospital General del Condado, pensando que la fijacion de Coleman con Upshaw le revelaria su homosexualidad, lo frustraria y aplacaria. Se equivocaba. Coleman recogio a Augie Duarte en un bar, lo drogo y lo llevo a un garaje abandonado de Lincoln Heights. Lo estrangulo, lo mutilo, mordio y emasculo, como papa y todos los demas habian querido hacer con el. Dejo el cuerpo a orillas del rio Los Angeles, regreso a Compton y le dijo a Lesnick que al fin tenia a Upshaw a tiro. Competiria con ese hombre, asesino contra detective. Saul Lesnick se fue del apartamento y volvio en taxi a su residencia, consciente de que Coleman Healy no dejaria de matar hasta que muriera. Y desde entonces el fragil y viejo psiquiatra trataba de armarse de valor para darle una muerte piadosa.
Lesnick termino su historia con un elocuente gesto al sacar un revolver de los pliegues de la bata. Dijo:
– Vi a Coleman una vez mas. Habia leido que Upshaw murio accidentalmente y eso lo perturbaba. Acababa de comprar estupefacientes a Navarette e iba a matar a otro hombre, un hombre que habia trabajado como extra en una de las peliculas de Reynolds, un opiomano. El hombre habia tenido una breve aventura con Reynolds, y Coleman iba a matarlo. Me lo dijo como si pensara que yo no podia detenerlo. Compre el revolver en una casa de empenos de Watts. Iba a matar a Coleman esa noche, pero usted y el capitan Considine se me adelantaron.
Buzz observo el arma. Estaba vieja y oxidada y seguramente funcionaria mal, de igual modo que el psiquiatra cuando habia considerado que Sleepy Lagoon era una fantasia de ese chiflado. Coleman se le habia arrancado de la mano huesuda antes de que Lesnick pudiera apretar el gatillo.
– ?Esta complacido con el resultado final, doctor?
– No. Lo lamento por Reynolds.
Buzz recordo a Mal disparando directamente a papa: queria a Coleman vivo para afianzar su carrera, y quiza por algo relacionado con su propio hijo.
– Tengo una pregunta de policia, doctor.
– Adelante.
– Bien, yo pensaba que Terry Lux habia revelado a Gordean todo el material con que el chantajeo a Loftis. Su historia me hace pensar que Minear confeso a Felix algunos detalles, detalles que el ordeno cuando chantajeo a Loftis por segunda vez hace poco tiempo. Unos indicios que le hicieron pensar que Coleman estaba matando gente.
Lesnick sonrio.
– Si. Chaz le conto a Felix Gordean muchas cosas sobre la estancia de Coleman en la clinica que se podian interpretar como claves si se comparaban con los datos periodisticos. Lei que Gordean fue asesinado. ?Fue Chaz?
– Si. ?Eso le complace?
– Es un pequeno final feliz, si.
– ?Algun pensamiento sobre Claire?
– Si, ella sobrevivira al gran jurado como una tigresa. Encontrara a otro hombre debil que proteger y otras causas que defender. Hara bien a las gentes que merecen el bien, y no comentare nada sobre su caracter.
– Antes de que todo se desbordara -continuo Buzz-, parecia que la UAES tenia pensando un plan de extorsion contra los estudios. ?Usted actuo para ambos bandos? ?Retuvo informacion que habia conseguido como psiquiatra para ayudar al sindicato?
Lesnick tosio y dijo:
– ?Quien quiere saberlo?
– Dos hombres muertos y yo.
– ?Y quien mas lo oira?
– Solo yo.
– Le creo. No se por que.
– Los muertos no tiene razones para mentir. Vamos, doctor. Cuentemelo.
Lesnick acaricio el revolver que habia comprado en una casa de empenos.
– Tengo informacion comprobada sobre Howard Hughes y su aficion por las menores, y muchos datos sobre diversos actores de la RKO y Variety International y las curas de narcoticos a que se someten periodicamente. Tengo informacion sobre la vinculacion de muchos ejecutivos del cine con el hampa, incluido un caballero de la RKO que atropello a una familia de cuatro personas con el coche y las mato. Se arreglo lo del arresto, y el caso nunca llego a juicio, pero ese solo alegato resultaria embarazoso. Como usted ve, la UAES no carece de armas.
– Jefe, yo le conseguia muchachas a Howard y dispuse la mayoria de esos tratamientos. Yo libere a ese fulano de la RKO y le entregue el soborno al juez que lo habria condenado. Doctor, los periodicos nunca publicarian lo que usted tiene y la radio nunca lo airearia. Howard Hughes y Herman Gerstein se reirian de esta extorsion. Si alguien sabe arreglar asuntos en esta ciudad, soy yo, y creame, la UAES esta acabada.
Saul Lesnick se levanto; se tambaleo, pero permanecio de pie.
– ?Y como arreglara eso?-pregunto.
Buzz se marcho sin responder.
Cuando regreso al motel, encontro una nota del gerente en la puerta: «Llame a Johnny S.» Buzz fue a la cabina y marco el numero de Stompanato.
– Diga.
– Soy Meeks. ?Que pasa?
– Tu pellejo esta en peligro, aunque espero que mi dinero no. Acabo de recibir una pista a traves de un amigo de Mickey. La policia hizo un analisis balistico de rutina de ese tiroteo donde estuviste. El gran forense, Layman, examino el informe sobre las balas que le extrajeron a ese hombre-rata de quien me hablaste. Le resulto familiar, asi que hizo una revision. Las balas de tu arma coinciden con el plomo que sacaron del cuerpo de Niles. El departamento te acusa de la muerte de Niles y quiere echarte el guante. Dispara a matar. Y, no quisiera mencionarlo, pero me debes mucho dinero.
– Johnny, eres rico -suspiro Buzz.
– ?Que?
– Ven a verme aqui manana al mediodia -indico Buzz, y colgo. Marco un numero de los Angeles Este.
– ?Quien es?-dijo una voz en espanol.
– Habla en ingles, Chico, soy Meeks.
– ?Buzz! ?Patron!
– He decidido cambiar mi pedido, Chico. No treinta-treinta, sino recortada.
– ?Calibre doce, patron?
– Mas grande, Chico. Lo mas grande que tengas.
42
La escopeta era un calibre 10 con canon de treinta centimetros. Los cartuchos tenian perdigones de triple grado. Las cinco cargas de la recamara bastaban para transformar la tienda de Mickey Cohen y a los guardaespaldas de la cumbre de la droga en comida para perros. Buzz llevaba el arma en la caja de una persiana, envuelva en papel de regalo.
Su coche de alquiler estaba aparcado a media manzana al sur de Sunset. Los alrededores de la tienda