– ?Alguna vez lo hizo?
– No, solo a hombres. -Otro bostezo-. Recuerda nuestro trato. Nada de hablar de Mickey.
– Si, lo recuerdo.
Audrey lo abrazo de nuevo y se puso a dormir. Buzz recogio el folleto que tenia mas cerca, material publicitario para Rio de Janeiro. Lo hojeo, vio que Audrey habia marcado casas que ofrecian tarifas para recien casados y trato de imaginar a un polizonte y asesino en fuga con una ex
Buzz escucho la respiracion de Audrey, sintio que se le enfriaba la piel sudorosa. Trato de imaginarla encontrando un trabajo de contable, regresando a Mobile, Alabama y conociendo a un amable corredor de seguros en busca de una beldad surena. No lo consiguio. Hizo un ultimo intento: ellos dos saliendo del pais cuando a el lo buscaban por matar a un policia. Hizo un gran esfuerzo para imaginarlo, y no encontro el modo.
Audrey se movio, alejandose de el. Buzz vio a Mickey cansado de ella a los pocos anos, dejandola por una mujer mas joven, dandole un bonito regalo de despedida. Vio a policias del sheriff y de la ciudad, a federales y a matones de Cohen persiguiendolo hasta la luna. Vio a Ellis Loew y Ed Satterlee dandose la gran vida y al viejo doctor Lesnick acosandolo con: «?Y como arreglara eso?»
Lesnick lo decidio. Buzz se levanto, entro en el salon, cogio el telefono y pidio a la operadora que le pusiera con Los Angeles CR-4619.
– Si -respondio una voz. Era Mickey.
– Esta en Montebello Drive 1006, Ventura -dijo Buzz-. Si llegas a tocarle un pelo, te matare mas despacio de lo que nunca pensaste hacer conmigo.
–
Buzz colgo el auricular, regreso al dormitorio y se vistio. Audrey estaba en la misma posicion, la cabeza enterrada en la almohada. No se le veia la cara.
– Has sido la unica -se despidio Buzz, apagando la luz. Al salir cogio el bolso y dejo la puerta sin llave.
Conduciendo por carreteras secundarias, llego al Valle de San Fernando despues de las siete y media. Era una noche negra y estrellada. La casa de Ellis Loew estaba a oscuras y no habia coches aparcados enfrente.
Buzz fue hasta el garaje, rompio el candado y abrio la puerta. El claro de luna alumbro una bombilla colgada de un cable. Tiro del cable y vio lo que buscaba en un anaquel bajo: dos bidones de gasolina. Los levanto y advirtio que estaban casi llenos. Los llevo hasta la puerta del frente y uso su llave de investigador especial para entrar.
La luz se encendio, el salon se puso blanco: paredes, mesas, cajas de carton, anaqueles, monticulos de papel. El gran viaje politico de Loew y compania. Graficos, planos, miles de paginas de testimonios forzados. Cajas de fotografias con caras en circulos para probar traicion. Una gran carga de mentiras unidas para demostrar una teoria que era facil de creer porque creer era mas facil que atravesar un charco de estiercol para decir: «Equivocado.»
Buzz rocio las paredes y anaqueles y mesas y pilas de papel con gasolina. Empapo las fotos de Sleepy Lagoon. Rompio los graficos de Ed Satterlee, vacio los bidones en el suelo y trazo una huella de gasolina hasta el porche. Encendio una cerilla, la arrojo al suelo. El blanco se volvio rojo y estallo.
El fuego se propago, la casa se transformo en una llamarada gigantesca. Buzz subio al coche y se alejo. El fulgor rojo se reflejaba en el parabrisas. Tomo por calles secundarias hacia el norte, hasta que el fulgor desaparecio y oyo sirenas que iban en direccion contraria. Cuando el ruido murio, Buzz ya trepaba por las colinas y Los Angeles se habia convertido en un borron de neon en el espejo retrovisor. Su futuro estaba en el asiento: escopeta recortada, heroina, ciento cincuenta mil dolares. Faltaba algo, asi que encendio la radio y encontro una emisora de musica del Oeste. La musica era demasiado suave y triste, como un lamento por un tiempo en que todo resultaba facil. Escucho de todos modos. Las canciones le hicieron pensar en si mismo, en Mal y en el pobre Danny Upshaw. Tipos duros, policias renegados y cazadores de rojos. Tres hombres peligrosos siguiendo rumbos desconocidos.
James Ellroy
[1] Titulo concedido a quienes se distinguen en el mundo academico norteamericano.
[2]
[3] HUAC:
[4] Norteamericanos de origen mexicano, habitualmente de pocos recursos y pertenecientes a pandillas callejeras identificadas con tatuajes.
[5]