rastreado hasta alli? No, eso era una locura. Imposible. Tenia que tratarse de otro problema.

Miro pasillo abajo para ver si habia mas policia, pero en vez de eso, lo que vio fue a la joven agente de Lufthansa que le habia vendido el billete abriendose paso entre la gente y andando hacia el. La acompanaban dos hombres con traje oscuro.

Dios bendito…

Se volvio de espaldas, tratando de pensar que debia hacer. Entonces lo vio y el corazon se le subio a la garganta. John Barron avanzaba decidido por entre los viajeros; un hombre y una mujer con los mismos trajes oscuros que los anteriores le acompanaban. Los tres buscaban a alguien.

Entonces vio tambien venir a los otros, aquellos hombres cuyas caras estaban grabadas en su memoria para siempre: los hombres del aparcamiento. Y por si le habia cabido alguna duda, su cabecilla le parecia inconfundible: uno al que llamaban Red, o Lee, el enorme negro americano que lo habia visitado en la carcel para preguntarle sobre la Ruger.

A su alrededor todo el mundo protestaba, se quejaba por el retraso y se preguntaba que estaba pasando. El se mantuvo bien quieto, buscando la manera de escapar.

21:29 h

– ?Hay algun rastro de el? -Red se acercaba a Barron. Lee lo acompanaba. Y con ellos iban la joven agente de billetes de Lufthansa y los dos agentes de seguridad de la aerolinea.

– No, de momento no. Y seguimos sin saber si se trata de Raymond. Al fin y al cabo, podria tambien tratarse del chico aleman, que podria haber decidido marcharse a casa.

Red miro a Barron a los ojos:

– Cierto -dijo, tranquilamente. Fue solamente un instante, pero Barron supo que Red no estaba de acuerdo con que hubiera hecho aquello por su cuenta.

De pronto Red miro al fondo, con los ojos enfocados mas alla de la muchedumbre, y Barron supo que, como el, no creia que se tratara del chico aleman. Raymond estaba alli, en algun rincon.

Red miro a la joven vendedora de Lufthansa:

– ?Hablaba aleman?

– Si, con fluidez. -La chica miraba a la gente, igual que lo habia hecho Red, igual que lo hacian todos ellos-. Era muy guapo, con el pelo de color lila.

Red se volvio hacia Lee:

– Que acordonen el pasillo detras de nosotros. Vamos a pasear entre la gente. Que no salga nadie hasta que hayamos terminado. -Se volvio bruscamente hacia Barron-. A partir de ahora eres mi socio, ?entendido?

– ?Tu socio? -Barron se quedo atonito. En la brigada no habia socios; todos eran intercambiables con cualquier otro de ellos. Ahora, de pronto, Red y el eran un equipo.

– Si. Y esta vez quedate conmigo, no te vayas a tu…

?Pum, pum, pum!

El retronar de los disparos se llevo lo que McClatchy iba a anadir a continuacion.

– ?Al suelo! -Barron empujo a la agente de Lufthansa al suelo mientras los detectives se abrian paso, empunando sus armas.

Durante una milesima de segundo el tiempo se detuvo y todo quedo inmovil. Entonces irrumpio Raymond, que aparecio disparando por entre la gente, cruzando la zona de embarque en direccion al avion en una carrera a muerte.

52

– ?La gorra de los Dodgers! ?Esta en el finger! -Poco tiempo habia permanecido junto a Red. Barron gritaba mientras corria en medio de la confusion general. La gente corria, gritaba, empujaba y berreaba, todos tratando de salir de alli. Por encima de todos ellos flotaba el olor acre de la polvora.

Barron esquivo a un cura que corria en direccion contraria. Al mismo tiempo vio a los de seguridad de Lufthansa cerca del finger:

– ?Cierren el avion desde dentro!

Red corria detras de el, abriendose paso entre la confusion. Pistolas en mano, Polchak y Valparaiso, Lee y Hallyday hacian lo mismo, todos ellos acercandose al finger.

Detras de ellos, el cura estaba arrodillado junto a los dos policias aeroportuarios que habian estado mas cerca de Raymond; dos policias a los que habia doblegado a la velocidad de la luz y por total sorpresa, lo mismo que hizo con los agentes del ascensor en el edificio del Tribunal Penal. Primero le quito el arma sin miramientos de la pistolera al primero y cuando reacciono le disparo a bocajarro; luego le metio dos balas en la cara al segundo cuando trataba de protegerlo. Entonces, con la pistola todavia levantada, salto por entre la masa atolondrada y corrio hacia el finger que llevaba hasta el avion. Fue en aquel instante fugaz cuando el y Barron se cruzaron la mirada.

Barron se aposto bruscamente a la entrada del finger. Con la Beretta levantada con las dos manos, al estilo militar, escruto cuidadosamente el tunel medio en penumbra. Estaba vacio. Al instante noto una presencia detras de el. Se volvio rapidamente. Era Red. Tenia una actitud solemne, fria, desprovista de emocion.

– Ya entiendes lo que va a pasar cuando lo atrapemos.

Barron miro a McClatchy un milisegundo; luego sus ojos miraron mas alla, buscando a Dan Ford. Si estaba, no lo vio. Volvio a mirar a Red y supo que tenia que olvidarse de Ford.

– Lo entiendo -dijo, y luego, de pronto, se volvio y se adentro en el finger con la pistola por delante.

Bajo la suave luz podia ver el pasillo que viraba a la izquierda cinco metros mas adelante. ?Cuantas veces habia pasado por un pasillo igual con la mente despreocupada? Sencillamente siguiendo a los demas pasajeros para abordar el avion sin pensar en quien mas estaba alli, a la vuelta de la esquina, esperando a matarle cuando llegara.

– Aqui McClatchy. -Red seguia siendo su sombra y hablaba en voz baja por su radio-. Ponme con seguridad de Lufthansa.

Barron avanzo hacia la curva, con el corazon acelerado y el dedo en el gatillo de la Beretta. Esperaba encontrar a Raymond justo alli, al doblar la esquina, y estaba preparado para disparar al instante de verlo.

– McClatchy -volvio a decir Red-. ?Esta el sospechoso en el avion?

Barron conto a tres y doblo la esquina.

– ?No! -grito de pronto y salto hacia delante-. ?Esta fuera!

Al fondo del finger habia una puerta abierta. Barron corrio hacia ella, se detuvo al alcanzarla, luego tomo aire y la cruzo. Se encontro arriba de la escalerilla exterior justo cuando Raymond empujaba una puerta de servicio a ras del suelo y corria al interior de la terminal.

Barron bajo la escalerilla a la carrera. Detras de el podia ver a Red saliendo de la puerta mientras ladraba ordenes a la radio.

Abajo cruzo el asfalto y luego se detuvo rapidamente al llegar a la puerta por la que Raymond se habia colado. Volvio a tomar aire y la abrio facilmente para entrar en un vestibulo bien iluminado por fluorescentes de techo. Avanzo. Justo enfrente, habia una puerta a la izquierda. Tomo aire de nuevo. La abrio y se quedo inmovil. Era una cafeteria para empleados. Habia varias mesas volcadas, media docena de empleados tumbados en el suelo, con las manos en la nuca.

– ?Policia! ?Donde esta? -grito Barron.

De pronto, Raymond se levanto desde detras de una mesa volcada, justo delante de una puerta al fondo.

?Pum, pum, pum!

Вы читаете La huida
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату