La automatica del policia asesinado bailo entre sus manos.

?Pum, pum! Barron respondio y se echo al suelo. Rodo y volvio a levantarse, preparado para volver a disparar. La puerta estaba abierta, Raymond habia desaparecido.

En un segundo Barron la habia cruzado y bajaba por otro pasilloa toda velocidad. De pronto, una puerta al fondo se abrio de golpe y aparecio Halliday, Beretta en mano.

– ?Por aqui no ha entrado! -grito Halliday.

Barron vio una puerta entreabierta a medio pasillo, entre los dos, y corrio hacia ella. Llego el primero, se detuvo en seco y luego la cruzo para encontrarse en otro pasillo. Mas abajo oyo un disparo, luego otro.

– ?Dios mio!

Ahora corria con todas sus fuerzas. Con los pulmones encendidos, empujo una puerta al fondo. Era la zona de equipajes. Habia un empleado de maletas muerto en el suelo delante de el; otro estaba de rodillas y sangrando, tres metros mas alla.

– ?Por alli! ?Ha salido por alli! -El encargado herido senalo una cinta transportadora que llevaba las maletas hacia la Terminal.

Apartando maletas, cajas y bolsas, Barron se metio en la cinta.

?Pum! ?Ping!

Barron oyo el disparo y el eco. Al mismo tiempo noto algo que pasaba rozandole a pocos centimetros de la cabeza. Entonces se encontro subiendo por la cinta. Seis metros mas adelante estaba Raymond, agachado entre equipajes. A estas alturas ya habia perdido la gorra de los Dodgers y Barron se dio cuenta de que llevaba la cabeza rapada al cero.

?Pum, pum!

Barron disparo. La primera bala impacto en una maleta grande al lado de la cabeza de Raymond. La segunda fallo totalmente. Entonces vio a Raymond que se levantaba sobre una rodilla para disparar. Barron se echo al suelo esperando oir el disparo atronador, pero en vez de esto oyo un clic metalico. Luego lo oyo una vez mas, y otra. Algo fallaba en el arma de Raymond.

Barron avanzo, al tiempo que se echaba a un lado, preparado para disparar. Pero era demasiado tarde: Raymond habia desaparecido de su vista. Lo oia abriendose camino por la cinta transportadora, apartando equipajes por el camino.

La cinta era estrecha y estaba disenada para transportar maletas, no personas, pero si Raymond podia viajar en ella, tambien podia hacerlo Barron. Se embutio la Beretta en el cinturon, luego se agacho y empezo a subir, colandose entre dos bolsas grandes de golf. Un segundo, dos. Volvio a agacharse cuando la cinta pasaba por debajo de unos conductos electricos. Luego viro bruscamente a la izquierda y tuvo que agarrarse a una de las bolsas para no perder el equilibrio. De pronto se encontro a Raymond encima, que habia caido como una rata enorme de la estructura de soporte de la cinta que habia arriba. En un instante tuvo a Barron agarrado del cuello y levanto la automatica atascada como si fuera un martillo.

Barron esquivo el golpe y luego le propino un punetazo en la cabeza. Lo oyo gritar y agarro la camisa de Raymond con la otra mano, tirando de el para darle otro punetazo. Al hacerlo, Raymond volvio a levantar la automatica. El movimiento fue rapido, corto y muy fuerte. El golpe le cayo a Barron en toda la oreja, y por un instante brevisimo perdio el mundo de vista. Entonces la cinta transportadora cedio debajo de ellos y cayeron los dos dando tumbos, uno tras otro, con maletas entre ellos. Un segundo mas y volvian a estar en la cinta de maletas. La cabeza de Barron se despejo y vio muchas caras. De gente que gritaba y le decia cosas, pero el no entendia que, ni por que. De pronto se dio cuenta de que estaba de espaldas. Busco la Beretta en el cinturon con la mano pero ya no estaba.

– ?Es esto lo que buscas?

Raymond estaba de pie delante de el, con su pistola en la mano, a dos palmos de su cara.

– Dasveianya. -«Adios», le dijo en ruso. Barron trato de apartarse, de protegerse de alguna manera del disparo.

– ?Raymond!

Barron oyo el ladrido de la voz de Red y vio como Raymond se daba la vuelta. Sono un terrible rugido del tiroteo. Entonces Barron vio que Raymond saltaba de la cinta y desaparecia de su vista.

53

Dan Ford aparecio por la puerta con un agente de seguridad de Lufthansa para ver como Raymond corria hacia el. Por un instante se cruzaron la mirada; entonces Raymond viro a un lado, apartando a un anciano de su camino, y salio disparado por una puerta corredera. Ford tardo un momento en darse cuenta de a quien habia visto y de que habia ocurrido. Luego se dio cuenta de los gritos y alaridos que venian de la zona de recogida de maletas detras de el. Se volvio y corrio hacia alla.

Red yacia en suelo en medio de un charco de sangre. La gente lo rodeaba estupefacta, demasiado horrorizados y atonitos para reaccionar. Ford corrio a acercarse en el mismo instante en que Barron se abria paso desde el otro lado, empujando a la gente, gritandoles que se apartaran. Los dos hombres alcanzaron a Red al mismo tiempo. Barron se arrodillo a su lado y le abrio la chaqueta, luego le apreto el pecho con las dos manos, tratando de detener la hemorragia.

– ?Que alguien llame a una ambulancia! ?Que alguien llame a una puta ambulancia! -grito, luego levanto la vista y se dio cuenta de que era Dan Ford a quien tenia al lado.

– ?Llama a una maldita ambulancia! -le grito directamente-. ?Llama a la maldita ambulancia!

– Se negaba a llevar chaleco -oyo decir a alguien Barron, antes de sentir un brazo que tiraba de el para apartarlo. El se solto.

– John, dejalo -le dijo la misma voz, tranquilamente. Barron levanto la mirada y vio a Roosevelt Lee de pie a su lado.

– ?Vete a la mierda! -le grito.

Luego vio a Dan Ford hablando con brio con Halliday, Polchak y Valparaiso, senalando el camino por donde habia ido Raymond. De pronto, los tres policias salieron corriendo en aquella direccion. Los ojos de Barron se volvieron de nuevo hacia Red y entonces oyo la voz de Lee, ablandada por las lagrimas.

– Es demasiado tarde, John.

El rostro de Barron reflejaba lo atonito que estaba y Lee lo tomo del brazo, lo levanto y le miro a la cara.

– Es demasiado tarde, ?lo comprendes? El comandante ha muerto.

Aquellas palabras se quedaron flotando en el aire. Por todas partes habia caras que miraban. Barron vio a Dan Ford que volvia, se quitaba la americana azul y tapaba la cara de Red con ella. Vio a Halliday, a Polchak y a Valparaiso que tambien volvian, respirando con fuerza, con las chaquetas mojadas por la lluvia. Vio como el enorme Roosevelt Lee los miraba moviendo la cabeza hacia ellos, con las lagrimas, ahora convertidas ya en gotas fluidas, resbalandole sin prisas por las mejillas.

Eran las 21:47.

54

El mismo miercoles, 13 de marzo. 22:10 h

Fue Halliday quien lo mando a casa. Necesitaban que por la manana hubiera alguien fresco en la oficina, le dijo; ademas, el y Valparaiso eran fuerzas suficientes para coordinar la caza de Raymond desde el aeropuerto. Lee y Polchak ya se habian ido para recorrer los kilometros mas largos de su vida hasta el barrio de Mount Washington, hasta el sencillo chalet de tres dormitorios del numero 210 de Ridgeview Lane para comunicarle a

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