Hamid habia bajado la mirada ante los pechos de Aisha, que se le insinuaban entre la ropa desordenada. «Cubrete», le rogo tan turbado como se sintio ella al percatarse de su falta de pudor. Luego trato de entender lo que le decia la mujer, instandole con sus manos a que se tranquilizase y hablase mas despacio. Aisha consiguio explicarse y el alfaqui no dudo un instante. Ambos partieron hacia la iglesia. Hamid renqueaba detras de la mujer, intentando seguir su rapida marcha.
—?El muchacho es cristiano! —insistia el herrador sin cesar de zarandear a Hernando.
Hamid fruncio el ceno.
—Tu, Yusuf—senalo al asi llamado—, di la profesion de fe.
Al momento, muchos de los moriscos bajaron la mirada; el herrador titubeo.
—?Que tiene que ver...? —empezo a quejarse Brahim desde lo alto del overo.
—Calla —ordeno Hamid, levantando una de sus manos—. ?Reza! —insistio al herrador.
—No hay otro Dios que Dios y Muhammad es el enviado de Dios —entono Yusuf.
—Continua.
—Esa es la profesion de fe. Ya es suficiente —se excuso el herrador.
—No. No lo es. En al-Andalus, no. Reza la oracion de tus antepasados, aquellos a los que pretendes vengar.
Yusuf sostuvo la mirada del alfaqui durante unos segundos, pero luego bajo los ojos, al igual que muchos de los presentes.
—Reza la oracion que deberias haber ensenado a tus hijos, pero que ya has olvidado —le reprocho Hamid—. ?Alguno de los presentes puede recitar los atributos de la divinidad como es costumbre en nuestra tierra?
El alfaqui paseo la mirada por el grupo de moriscos. Nadie contesto.
—Hazlo tu, Hernando —le invito entonces.
Tras soltarse de las amenazadoras manos del herrador, el muchacho recogio una de las casullas bordadas en oro amontonadas ante el altar; dudo unos instantes, luego se oriento hacia la quibla y se arrodillo sobre la seda.
— ?No! —grito Andres, pero en esta ocasion los moriscos no le permitieron continuar y le golpearon. El sacristan se llevo las manos al rostro y sollozo ante la traicion de su pupilo, al tiempo que Hernando iniciaba la plegaria:
—No hay otro Dios que Dios y Muhammad es el enviado de Dios. Sabe que toda persona esta obligada a saber que Dios es uno en su reino. Creo las cosas todas que en el mundo existen, lo alto y lo bajo, el trono y el escabel, los cielos y la tierra, lo que hay en ellos y lo que existe entre ellos. —Hernando habia iniciado la plegaria con voz tremula, pero a medida que surgian las palabras, su tono fue cobrando firmeza—. Todas las criaturas han sido formadas por su potestad; nada se mueve sin su permiso...
Incluso el caballo de color melocoton se mantuvo quieto durante los rezos. Hamid escuchaba complacido con los ojos entrecerrados; Aisha lo hacia atenta, estrujandose las manos, como si quisiera empujar las palabras que salian de boca de su