– ?Cree que si fuese mi mujer tendria ganas de pegarsela?

Penso seriamente en la alternativa y llego a una conclusion obvia.

– No, desde luego -reconocio.

Di media vuelta y regrese al Mini. Me deseo buenas noches y sin volverme levante una mano en justa correspondencia. Antes de que yo llegase a medio camino ya se habia marchado. Al entrar en mi pequeno automovil la observe. Era lo mas bonito que habia estado alli dentro, aunque ahora pareciese una estatua de sal, muy seria.

– Desde luego has estado siguiendome desde tu casa.

– ?Te lo ha dicho el?

Puse el coche en marcha.

– No, no hace falta -suspire-. Soy muy intuitivo, yo.

XXIII

Rodamos un par de minutos antes de que ella rompiera el silencio.

– ?Adonde vamos?

– A cenar, carino -dije sin pasion-. He comido un bocadillo a mediodia, tengo apetito y nada que hacer hasta medianoche. ?Estas de acuerdo?

– ?Que tienes que hacer a medianoche?

– Luego te lo cuento. Ahora estoy desmayado.

Se encogio de hombros.

– No tengo hambre, pero tampoco ningun plan.

Eso era asombroso. Que alguien como ella no tuviese ningun plan.

Era tarde, no daba para una cena larga, pero no queria otro bocadillo. Necesitaba a alguien de confianza, que me conociera, para cenar rapidos y de forma decente. Y ademas que no estuviese lejos del lugar de mi cita, la plaza de John F. Kennedy, muy cerca de donde nos encontrabamos. Me acorde de un pequeno restaurante llamado El Arca, arriba de todo de la calle Verdi y a cinco minutos del lugar de mi cita a ciegas. Lo malo era que me conocian bastante y si me presentaba con Julia seria un motivo de sorpresa. Lo bueno era que se comia bien, a buen precio y sin problemas horarios.

Mire a mi companera. No creo que diferenciase un McDonald's del Via Veneto. Estaba seria, con los ojos tristes, mirando al otro lado de la ventanilla un mundo en paz sin noticias de cadaveres destripados. Todavia se veia agitacion por la calle. En un semaforo un tipo que conducia un BMW se la quedo mirando sin manias. Luego me miro. Debio de preguntarse que hacia una mujer como ella con un tipo como yo en una mierda de coche pequenito.

Julia lo tenia todo, enfado, preocupacion, recelo, abatimiento.

– Desde que te fuiste de mi casa… ?ha pasado algo nuevo?

– No.

– ?Adonde has ido?

– ?No lo sabes? Me has estado siguiendo.

– ?Y que? No tengo ni idea de a quien has visto.

– A Andres Valcarcel, al padre de Elena Malla…

– ?Algo importante?

– No.

– ?Por que has ido a ver al padre de esa chica?

– Forma parte de la trama. Todos los que han tenido que ver con Laura en las ultimas horas la tienen. Sigo pensando que su muerte esta relacionada con la de Elena.

– ?Te ha dicho algo el loco ese?

– No.

– Ya lo imaginaba. Pobre desgraciado.

– En tu casa te he preguntado si sabias que Laura era una puta de lujo, te has puesto hecha una furia y no me has contestado. ?Vas a decirmelo ahora?

– ?Que quieres que te diga?

– ?Lo sabias o no?

Me fije de nuevo en su perfil. Volvia a tener los ojos encendidos, a punto de llorar. Vi que apretaba las mandibulas. Eso podia significar muchas cosas: que lo supiera y le doliera, o que no lo supiera y le doliera todavia mas. Seguia siendo un misterio para mi. Un misterio que me podia.

– No -respondio tras una larga pausa-. Ya te dije que conocia a Laura desde hace poco y nos caimos bien y todo eso. Me conto cosas, como lo de sus padres, pero nada mas, sin entrar en detalles. Para segun que, era bastante reservada. Creo que se veia a si misma cuando tenia mi edad, y por eso dejo que me acercase a ella y viceversa.

– Tampoco hay tanta diferencia de anos.

– En este mundillo, si. Ella era una veterana, y yo una recien llegada.

– Elena Malla habia sido novia de Alex y seguia colada por el.

– Supongo que si.

– Alex es el nexo en todo este lio. Eso ya lo sabes, o no habrias ido a verle.

– No digas chorradas. -Chasqueo la lengua.

– Elena y Laura eran drogadictas. Elena fue la primera y Laura la segunda, siempre con Alex de por medio. Apuesto a que el las introdujo en el vicio.

– ?Por que iba a hacerlo?

– Para utilizarlas.

– ?Quien te crees que es Alex?

– Un chulo de mierda. Con mucho morro, o mucha labia, o mucho de lo que sea, capaz de enamorar a chicas de bandera y hacerles hacer lo que quiera.

– Joder! -Escupio el aire con toda vehemencia.

– Todo encaja. Laura era la nueva reina y Elena la vieja.

– O sea que, segun tu, Laura le pago el entierro a Elena porque se sentia culpable.

– Si, es lo que creo. Y aun cabria otra alternativa.

– ?Cual?

– Que lo hiciera porque Alex las chuleara a las dos al mismo tiempo.

– ?Que hijo de puta eres! -El universo se le lleno de rabia y desesperacion. Me miro con asco-. Vete a la mierda, ?quieres?

Me pregunte si sabria lo de los chantajes, lo de la camara oculta en el piso de mi vecina. Pero no quise hablar de eso en el coche. Mejor mas tranquilos, y con el estomago lleno. Volvia a mostrarse furiosa, inquieta.

Deje que se calmase mientras buscaba aparcamiento. Tuve que dar un par de vueltas pero acabe haciendolo cerca. Bajamos del coche. Llevaba un poco de tacones, asi que me sacaba un buen tramo por arriba. Cargo con su bolsa, que debia de pesar lo suyo, y me siguio con los brazos cruzados sobre el pecho.

– La apreciabas, ?no es cierto? -intente ser carinoso.

Se puso a llorar, no tanto como para hundirse pero no tan poco como para que fuese unicamente una explosion de dolor que la cogia a contrapie. No supe que hacer. Ya la habia abrazado por la manana.

– Vamos, sueltalo ya -la anime-. ?Tan dificil es?

– Si, la apreciaba -se rindio.

– ?Y sabias la verdad, lo de la Agencia Universal?

– ?Si, claro que si!

– ?Por que te enfadas?

– ?No me enfado! Es… es… -Busco las palabras para expresarlo-. ?Nunca has admirado a una persona y, de pronto, un dia, has descubierto que no era como la imaginabas, a pesar de lo cual has seguido queriendola?

– Si. -Pense en mi ex.

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