– Lo siento.

Siguieron mirandose, aunque ahora el tiempo dejo de tener validez para ambos. Mas bien fue un pulso. La ingravidez del policia frente al desmoronamiento de la mujer. Algo muy impresionante la estaba aplastando de forma lenta pero implacable.

Por esta razon no esperaba aquello.

– Pension Costa Roja -musito Loles con un hilo de voz.

No pudo ni darle las gracias. Ella cerro la puerta sin despedirse.

34

(Negras: Caballo x e4)

Maximo intento abrir los ojos. No pudo.

Intento moverse, primero una mano, despues una pierna.

No pudo.

Estaba dormido, lo sabia, pero maniatado, como si algo fallara entre el cerebro y sus terminaciones nerviosas. Y tambien estaba despierto, lo sabia, porque de lo contrario no hubiera podido pensar y darse cuenta de su imposibilidad de reacciones.

Le habia sucedido un par de veces, y siempre habia sido angustioso.

Querer y no poder. Desear incluso gritar, llamar a alguien, pedir ayuda, y sentirse muerto en vida.

Escucho su propio gemido de impotencia.

?Era eso lo que sentia Luciana?

Se le colo por la puerta de la razon. Luciana. Y eso le asusto aun mas.

Todo su ser se agito, no fisica, sino mentalmente. Un miedo atroz, silencioso, abrumador, le asalto de arriba abajo. Sabia que tenia que guardar la calma, que era una pesadilla, que lo mejor era tranquilizarse y esperar. En unos segundos todo volveria a la normalidad y podria abrir los ojos, moverse.

Pero unos segundos podian ser eternos a veces.

Se debatio en esa zozobra, aumentada mil, cien mil veces, por el fantasma de Luciana y por su propia realidad.

El miedo se hizo atroz, nunca habia sentido tanto.

Dejo de luchar, vencido, arrastrado hacia la sima, y entonces desperto.

Quedo tendido en la cama, con los ojos abiertos, empapado por el sudor, antes de ponerse en pie, de un salto. Su corazon estaba desbocado, a mil pulsaciones por minuto. Miro la hora y penso que su familia estaria sentandose a la mesa.

?Y si salia, se sentaba con ellos y lo contaba todo?

No, no, mejor no, ?que estupidez! A su padre solo le faltaba eso.

Se acerco a la ventana y miro a traves de ella. La imagen de lo cotidiano, las casas, las ventanas, las calles, por primera vez, le parecio espantosa.

Y entonces supo que aquello solo era el comienzo.

35

(Blancas: Torre x e4)

Santi se habia quedado dormido finalmente, y sus suspiros, a veces, se convertian en ronquidos cargados de una paz que a ella le enturbiaba aun mas los sentidos, porque el sueno de su novio la dejaba sola con sus propias ideas y pesadillas.

Asi que se levanto.

Se acerco a la ventana y miro a traves de una de las rendijas horizontales de la persiana. Por la calle casi no circulaban coches, y al otro lado, en las ventanas del edificio de enfrente, no se veia movimiento alguno.

La ciudad vivia encerrada en si misma.

El mundo entero vivia cerrado en si mismo.

Aunque, detras de cada ventana, podria haber una tragedia, una lucha tal vez perdida de antemano, tal vez…

Cinta cerro los ojos. Nunca habia pensado asi, porque nunca hasta ahora se habia tenido que enfrentar a nada semejante. Ni siquiera cuando murio su abuela. A fin de cuentas era mayor, y ya estaba muerta cuando llegaron ellos. Ahora todo era distinto, era como madurar de golpe. Un latigazo en mitad de la conciencia.

Volvio a abrir los ojos, para no abandonarse a su depresion. Cada vez que los cerraba veia a Luciana cayendo al suelo en mitad de la pista de la discoteca. Los demas, dado lo abigarrado del espacio, casi la habian pisoteado. Tenia cada uno de aquellos espasmos grabado en la memoria.

– ?Luciana! ?Luciana! ?Que te pasa? ?Luciana!

– ?Va, tia, no hagas tonterias!

– ?Esta ardiendo!

– ?Luciana!

– ?Que alguien llame a un medico! ?Socorro!

La musica seguia sonando, y sonando, y sonando, y los que les rodeaban lo miraban todo entre curiosos y sorprendidos, sonriendo, como si aquello fuese un juego.

– Menudo pedo.

– Si es que no aguantan.

– Sacadla fuera, tendra un mal embarazo.

Mas risas, mas indiferencia.

No iba con ellos. Bailaban juntos pero nadie conocia a nadie. Eran compartimientos estancos de un mismo barco. Ni siquiera eran conscientes de que en ese barco navegaban todos juntos.

Cinta abandono la ventana, aunque su abatimiento la acompano, no se quedo alli mirando a traves de ella. Salio de la habitacion y se dejo caer, agotada por ese simple esfuerzo, en una de las butacas de la sala-comedor. El telefono estaba a su lado.

No tenia mas que levantar el auricular y marcar un numero.

Luciana tal vez ya estuviese bien, fuera del coma.

Fin de la pesadilla.

Tendio su mano en direccion al aparato, pero no llego a ponerla sobre el.

36

(Negras: Reina x d8)

– ?Y si ya estuviese muerta?

– Vamos, Loreto -dijo su padre-. Un coma es algo que puede durar dias, o meses, pero de ahi a que en unas horas se produzca un desenlace fatal…

– Sea como sea he de ir, entendedlo.

El hombre y la mujer se miraron entre si, pero no llegaron a proferir palabra alguna.

– No me pasara nada -insistio ella.

– Puede ser un esfuerzo considerable -se arriesgo su madre.

– Cogere un taxi. No me cansare, de verdad.

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