estado hablando.

48

(Blancas: Torre x g7 – Negras: Torre x g7)

Os oigo.

Claro que os oigo.

Ni siquiera hace falta que hableis. Puedo escuchar vuestros pensamientos. Y no me duelen. Tampoco me llenan de alegria. Aqui las emociones, las sensaciones, son distintas. Puedo razonar sin presiones, como nunca lo habia hecho. En cambio, si me importa vuestro dolor, pero deberiais saber que estoy bien.

Y si abandono mi cuerpo al final del camino… por supuesto, ?para que necesitare ya mi corazon o mis rinones?

Lo unico que querria era tener un instante final de lucidez, solo eso, para deciros que os quiero, aunque vosotros ya lo sabeis, y para decirselo a Eloy, que tal vez crea que ya no es asi. Solo quiero un instante. Un instante final.

Aunque temo que baste ese simple segundo para sentir el dolor que no siento ahora. No me gusta el dolor. Tal vez por ello no quiero volver. Ese es mi ultimo miedo.

Me toca mover. Pasa el tiempo y la partida esta en tablas. Pero me toca mover. Mi rival acaba de lanzar un ataque sobre las posiciones de mi rey y mi reina. Es una situacion comprometida. Debo hacerlo. Puedo sacrificar una torre para escapar, o meditar detenidamente mi propio ataque, lanzando el caballo sobre su alfil. ?Y ese peon? Cuidado. Mi rival es bueno. Es el mejor que he tenido nunca.

Porque ahora se como es.

Se quien es.

Le he visto la cara.

Mi rival es la muerte, y juega a ganar.

49

(Blancas: Reina x g7)

Tuvo que llamar al timbre media docena de veces, y aporrear la puerta con los punos, hasta conseguir despertarlos. Cuando ya creia no poder hacerlo, escucho un ruido al otro lado de la madera. Y una voz.

– ?Ya va! ?Ya va!

Le abrio Ana. No se habia preocupado mucho de taparse. Llevaba una bata corta mal anudada por encima de su desnudez. Despues de todo, lo raro era incluso que se hubiera puesto la bata, porque Ana era de las que pasaba de convencionalismos. En eso le ganaba a Paco. La modernidad por montera. El estimulo de la contracorriente. La rebeldia de los que no tienen ninguna rebeldia, salvo vivir.

Vivir para pasarlo bien.

– ?Eloy? -lo reconocio a duras penas por entre las brumas de su sopor-. ?Que haces aqui?

– Tengo que hablar con vosotros.

– ?Jo! ?Estas loco? ?Que hora es?

Eran aves nocturnas, asi que el dia les producia sarpullidos, y mas aun los fines de semana. Tal vez se volvieran de piedra y se deshicieran, convirtiendose en un monton de cenizas, como Dracula.

Eloy entro decidido, sin esperar una invitacion. Ana cerro la puerta, indecisa, y le siguio como si flotara, sin entender que pasaba. El pequeno apartamento era un museo barroco mal arreglado, con velitas, simbolos de todas clases, desde el yin y el yang y posters hindues hasta objetos de diseno, luces por el suelo o un mueble del mas puro estilo art deco. No faltaba ropa tirada por el suelo. Al fin y al cabo Ana tenia dieciocho anos v Paco no habia llegado aun a los veinte.

– ?Paco! -llamo Eloy.

– ?No grites! -Ana se llevo las manos a los oidos.

– ?Te has tomado un valium o es pura y simple resaca:

– ?Eh, que pasa contigo! -protesto ella.

Entro en la unica puerta que estaba medio cerrada, y se encontro con el colchon, en el suelo, y con Paco tendido sobre el, boca abajo. Se sintio irritado por la escena sin saber por que.

– Vamos, Paco, despierta.

La respuesta fue un bufido.

Asi que le aparto la sabana y, tras arrodillarse a su lado, lo zarandeo.

– ?Que haces? -protesto Ana despejandose mas rapidamente al comprender que pasaba algo.

Paco acabo abriendo los ojos. Lo miro a el y fruncio el ceno. Luego la miro a ella. Ana tambien se habia arrodillado junto a Eloy, para impedirle seguir. El silencio fue muy breve.

– ?Luciana esta en coma!, ?vale? -les solto a bocajarro- Ahora quiero que me digais si teneis alguna pastilla como la que ella se tomo anoche.

Tardaron en reaccionar. Las palabras tenian que atravesar una espesa masa de algodon hasta llegar a su cerebro.

– ?Que? -balbuceo Paco.

– ?Luciana esta en coma! -grito aun mas fuerte Eloy-. ?Se tomo una mierda y le sento mal! ?La misma mierda que os tomasteis vosotros, y que se tomaron los demas! ?Lo cogeis ahora?

Lo cogian, pero a camara lenta.

– Pero si…

– Nos fuimos y ella…

– ?Teneis una pastilla de esas?

– No -dijo Ana.

– ?Para que vamos a tener una…? No hay ningun problema en comprarla despues, donde vayamos. Ningun problema.

– ?Donde puedo encontrar a Raul?

– ?Para que…?

– Porque el fue el que las consiguio. Me lo dijo Maximo. Venga, ?donde puede estar a esta hora un sabado por la tarde?

– Raul… -siguio espeso Paco.

– ?Vamos, vamos, joder! -le zarandeo Eloy.

– ?Dejale en paz!, ?quieres? -le defendio Ana-. ?Iba a una privada! ?Nos dijo si queriamos ir, pero pasamos, porque yo no me encontraba bien y preferia salir esta noche!

– ?Donde esta esa privada?

– ?En una nave abandonada, cerca de las viejas fabricas, al lado de la estacion! ?Y no grites mas, cono!

– ?Como la reconozco? ?Ahi hay varias fabricas, las estan echando abajo!

– ?Tiene el techo plano, y un rotulo en rojo en la puerta, Hilos de No-se-que o algo parecido! -Paco se llevo una mano a la cabeza, como si esta fuese a estallarle.

– Al lado hay una con una chimenea muy alta, ?no tiene perdida! -tomo el relevo Ana.

Era suficiente. Se puso en pie, jadeando, y se dirigio a la puerta para no perder ni un minuto mas. Iba a traspasarla cuando escucho de nuevo la voz de Ana a su espalda.

Ya no gritaba.

– Eloy -le detuvo.

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